Capítulo 2. Fuego

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Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto, pero este fic es mío y fue creado sin fines de lucro.

La primera parte en cursivas, son recuerdos de lo que Kakashi vivió durante la misión donde conoció a Hanare.

Advertencias: Empiezan los juegos calientes y el lemon. 

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La primera vez que Kakashi vio a Hanare, ella ayudaba a levantar escombros para ver si había sobrevivientes. A pesar de estar cansada y herida, ayudaba con amabilidad a todo aquel que la llamaba.

Esa chica era bella e inteligente, había sido la única chica con un poco de entrenamiento ninja en la aldea durante el ataque, así que luchó para salvar a los niños del orfanatorio y gracias a ella fue que aún había un poco de aldea que salvar para cuando llegó el Kakashi.

El ninja de Konoha la miraba curar con bondad a los niños y ancianos, admiraba su coraje al trabajar a la par con los hombres en la construcción de nuevas casas y en pocas palabras, ella le gustó. No necesitó grandes pretextos para interactuar con ella, bastaba con llegar y compartir su comida con la chica quien procuraba primero a los niños.

– Deberías comer un poco –Kakashi le tendió un gran pedazo de pan y un termo con té.

– Estoy bien –murmuró con una sonrisa cansada-

– Si no tienes fuerzas no podrás seguir ayudando a tu aldea –insistió Kakashi.

Ella lo miró fijamente y se sonrojó. A Kakashi aquello le pareció enternecedor.

– De acuerdo –tomó el pan y en menos de un segundo lo devoró entero, a continuación comenzó a golpearse el pecho, pues había comido tan rápido que se le había atorado el pan en la garganta. Kakashi le acercó el termo y la chica bebió.

– Gracias –exclamó mientras respiraba profundamente. Kakashi sonrió con su ojo visible.

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Bien, definitivamente Kakashi no había logrado dormir más que un par de horas y su humor no era el mejor, pero en fin, tenía una misión que cumplir. Se arregló, desayunó y estuvo listo para partir. Faltaba un poco para que fuera medio día, así que decidió ir dirigiéndose al punto de reunión que Tsunade-sama le había indicado.

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Hinata se despedía mentalmente de su hogar, como miembro del Souke no eran bien vistos los sentimentalismos, por lo que agradeció mentalmente a Ko y a su hermana que la acompañaran hasta la entrada. Para su viaje hacia la capital del país el fuego llevaría consigo una carreta la cual contenía una casa de campaña, baúles con hermosos vestidos y trajes tradicionales de su clan, víveres para el viaje, joyas, juegos de té y regalos para el señor feudal y su familia.

La chica agradecía saber los comandos mínimos para manejar al majestuoso caballo llamado Mitzuki que el clan le había proporcionado para que llevara la carreta. Ahora que lo pensaba estaba nerviosa, no sabía quién la iba a acompañar en su estancia en el palacio del señor feudal, ojalá que no fuera Naruto, era lo único por lo que rogaba, de ahí en fuera estaba segura de que no tendría problema con ningún colega ninja.

Ko, Hanabi y Hinata llegaron a la entrada de Konoha, donde la Hokage parecía estarlos esperando.

– Hinata –la hokage la miró con detenimiento – ten mucha suerte en tu viaje y no te sobre exijas nada, la aldea ya está orgullosa de ti.

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