Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto, pero este fic es mío y fue creado sin fines de lucro.
Advertencias: Esta historia es para mayores de edad pues contiene bastantes momentos eróticos.
La primera parte en cursiva, son parte de los recuerdos de Kakashi sobre la misión previa que tuvo donde conoció a Hanare y que lo atormentan.
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Hanare seguía con vida cuando Kakashi la encontró, cargó con ella y la niña de regreso a la aldea. Llegó en poco tiempo y la llevó al sitio que fungía como hospital, donde ya los esperaban debido a la señal de alarma que las dos chicas habían dado al llegar. Acostaron a Hanare en una cama y a la niña en otra. La pequeña parecía estar bien, solo tenía un par de rasguños. En cambio la mujer tenía múltiples fracturas, dos ancianas que fungían como médicos la revisaban, limpiaban la sangre y trataron sus heridas.
Para Kakashi la espera fue eterna, no saber cómo se encontraba la chica lo sacaba de sus casillas, se obligó a si mismo estar quieto en un solo sitio.
Cuando por fin salieron a darle noticias le dijeron que no tenían el material ni las medicinas necesarias para salvarla, que había perdido mucha sangre y que solo habían podido darle algo para el dolor. Que era mejor que fuera a despedirse de ella.
– Perdó-name Kakashi – murmuraba, Kakashi sintió cómo se partía su corazón ante la imagen.
– No debo perdonarte nada, ya me contaron cómo sucedieron las cosas – respondió tomando su mano y sentándose a su lado.
– De verdad quería estar mucho tiempo contigo.
– Puedes descansar tranquila, estaré bien, gracias a ti la aldea es más fuerte, ellos también estarán bien.
Hanare sonrió ante las palabras del shinobi.
– Perdóname Kakashi, te amo – murmuró cerrando los ojos.
– Quédate... por favor – dijo apretando la mano de ella, la cual dejó de apretar la suya. – Te amo...
Un par de semanas después, cuando Kakashi iba de regreso a Konoha rememoraba la muerte de su padre, el día en que perdió a Obito, cuando mató a Rin con sus propias manos. A todas las personas a las que les dio muerte. Él era un hombre con una maldición encima. Su destino era la soledad. Se sentía viejo y cansado por todo lo que había vivido. Que la siguiente generación se encargara de vivir y sonreír... él ya estaba cansado.
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A la mañana siguiente Nabiki supo que algo malo había pasado.
Había encontrado a la peliazul cosiendo y arreglando el kimono que la noche anterior se había probado, pero tenía los ojos hinchados, quizás por llorar. A pesar de que la saludó con una sonrisa, podría sentir la tristeza emanar de la joven.
Además, cuando se dispusieron a continuar su camino, Hinata generalmente se sentaba del lado izquierdo del asiento de la carreta, la pelirroja se sentaba en medio y del otro lado el jounin llevaba las riendas de Mitzuki. Pero la portadora de Byakugan desde el amanecer declaró que no se sentía bien, y cuando subió el baúl de kimonos de nuevo a la carreta, la acomodó de manera que pudiera viajar acostada en el objeto.
No hablaban, el único ruido era el de las pisadas de Mitzuki, las ruedas de la carreta y los sonidos naturales del bosque. Kakashi había invocado a Pakkun y le indicó estar atento a la chica pelirroja. El compañero ninja asintió y al sentir el ambiente tan sombrío decidió viajar en silencio en las piernas de la chiquilla pelirroja.
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Heridas
FanfictionUn viaje. Dos personas heridas. ¿Podría el amor surgir en medio de dos soledades? ¿Podrán ayudarse o cada uno se hundirá en su propia oscuridad?