Maldita tortura - Capítulo 5

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Pese al resonante jolgorio de la fiesta de cumpleaños de Carl, el silencio tomó presencia entre la pelirroja y el rubio; durante un breve, pero intenso instante.

«¿Qué hacía él allí?» se preguntó con inquietud Carol.

Aquel día estaba resultando ser una maldita locura.

Daryl, que todavía trataba de asimilar por qué Carol se encontraba allí, la observaba completamente atónito; sin ser capaz de encontrar de nuevo, las palabras adecuadas para comenzar a mantener una conversación.

Aquel fuerte pinchazo, que sintió nada más verla, perforaba cada vez más lo más profundo de su pecho.

¿Qué demonios le estaba ocurriendo?

− ¿Qué tal estás? – se aventuró a preguntar la pelirroja; avergonzándose inmediatamente, por formular aquella cuestión tan absurda.

− Bien... ¿Y tú? – contestó con falsa serenidad el rubio; tratando de invisibilizar el nerviosismo que afloraba dentro de él.

− ¿Yo? Bien... – respondió Carol; sintiéndose completamente estúpida, por no saber formular más de dos palabras seguidas delante de él.

¿Por qué se sentía tan vulnerable cuándo le tenía delante?

Jamás se había sentido de aquella manera con nadie...

− ¡Carol! – escuchó que la llamaba, una voz conocida.

La pelirroja se volteó hacia aquel llamado.

Era Michonne; la cual, pese haber distinguido perfectamente la melena rojiza de su amiga entre la multitud, no divisó a Daryl.

− ¡Tía! ¡Menos mal que te he encontrado antes de que te toparas con él! – vociferó realmente nerviosa la abogada, mientras se acercaba a toda prisa hasta su amiga. – ¡Está aquí! ¡Él está aquí! ¡Te juro por lo más sagrado que yo no tengo nada que ver!

Carol, percatándose de que su amiga se refería a Daryl, trató de hacerla callar dedicándole una de sus miradas fulminantes, las cuales Michonne ya bien conocía; acompañándola de un gesto con la cabeza, incómodo pero disimulado, el cual pretendía avisarle de la situación en la que se encontraba el rubio.

No fueron necesarias las palabras.

Michonne supo interpretar a la perfección aquel mensaje.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca de su amiga, Michonne se volteó hacia el lado que Carol le había señalado con cierto disimulo.

El rubio estaba frente a su amiga, con una cerveza fría en la mano.

Michonne tragó saliva.

Tenía que idear una excusa cuánto antes.

− ¡Tía! ¡Que al final ha venido el mago a la fiesta! – trató de disimular todo lo que pudo la abogada. – ¡Ha sido idea de Rick porque yo no tenía ni idea! ¡Se ve que le conocía de vete tú a saber qué! ¡Cómo él conoce a tanta gente!

Sin poder remediarlo, una sonrisa nerviosa se escapó de los labios de Carol.

¿Enserio se le había ocurrido disimular utilizando de excusa a un maldito mago?

− ¡Mich! ¿¡Es que estás sorda!? – exclamó Rick tras ella. – ¡Llevo llamándote y persiguiéndote ya un buen rato!

Michonne, Carol y Daryl, llevaron su mirada hacia el aspirante a sheriff; el cual se aproximaba hacia ellos, a paso ligero.

"Bendita Casualidad" (Caryl fic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora