¿Algunas vez has escuchado estas frases?...
"Los ojos son las ventanas del alma" o "una mirada dice más que mil palabras" ¿O incluso ambas?.
Pues un jóven oso de pelaje claro y unos bellos ojos azules aún que no se de cuenta su mirada estará habland...
Ambos hermanos caminaban por las calles del vecindario hablando sobre videojuegos y lo emocionados por los que pronto saldrán a la venta.
La gran mayoría de las personas conocían aquel par al igual que su padre, el pueblo era grande que casi se le puede considerar una ciudad pero no lo suficiente para llegar a ser una, en ciertos puntos del pueblo se encontraban grandes lugares como arcades, campos de golf, boliches, pista de gokart's, entre otros más; además de eso también uno que otro centro comercial que ocupaba gran terreno que hacía ver aquel pueblo casi en una ciudad, eso es lo que dicen algunos pueblerinos, esos dos hermanos eran conocidos por su padre en el pueblo es muy conocido por ser un gran mecánico además de ser alguien muy bueno en la robótica.
Los dos hermanos ya estaban a unas cuadras de la escuela primaria los cual, a cierto pequeño no le agradaba del todo. Ambos detuvieron su andar para esperar aquél semáforo se pusiera en verde.
— Oye Gregory — llamo la mayor a su hermano sin apartar la vista del semáforo — ¿No te gustaría venir conmigo al mini Golf después de la escuela? — dijo para mirar por unos segundos al niño y después devolvió la vista al semáforo — Ya sabes que irán Roxanne, Chica y el bobo de Montgomery, ¿Que dices?.
— ¡Claro que quiero ir contigo! — dijo el pequeño con una enorme sonrisa, por culpa de la emoción su pelaje se le esponjo y sus pupilas se hacían más grandes.
La chica sonrió ante tan tierna respuesta, siempre que el menor se emocionaba le provocaba ternura a su hermana. La chica vio que el semáforo al fin se puso en verde le pidió la mano al pequeño para cruzar la avenida, este se la dió al instante y ambos cruzaron la avenida retomando su plática anterior.
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Los dos hermanos llegaron a la escuela primaria pero por parte del menor no estaba tan alegre de haber llegado le gustaba pasar tiempo con si hermana, para el es la cosa más divertido del mundo por qué ella lo hacía reír por muchas horas y recibía mucho cariño a toda hora las veces que el quiere al igual cuando el no quiera, para el la escuela era muy aburrida además de solitaria por el detallé que no logra conseguir un amigo y no vivía con el miedo de ser molestado por algunos de sus compañeros.
Su hermana no lo molestaba cuando se le daba la gana con fines de molestarlo si no lo contrario ella buscaba la forma de hacerlo reír o un modo para que los dos empezarán a comprarse con los cojines de la sala, el pequeño Gregory veía a su hermana como su mejor amiga y... También como su madre, el la quería como una pero no sé atrevía a decirle por miedo a no saber cómo podría reaccionar su hermana le aterraba el pensar que podría reaccionar mal pero...
Ella era lo más cercano a una figura materna debido a que el solo conoce a su madre por las fotos que hay en la casa.
— ¡Gregory! — hablo fuerte la chica tomando los hombros de su hermano y sacudirlo un poco.
El pequeño salió de sus pensamientos y alzó la vista topandose con la mirada de preocupación de su hermana.
— Hey — se agachó para estar a la altura del menor — dime, ¿Sucede algo? — dijo preocupada acariciando con gentileza los cabellos del pequeño.
