| Tamaki Amajiki x Lectora |
Era un día normal como cualquier otro, ______ pasaba el día con su hermana, y Tamaki junto con Mirio, ellos simplemente no se conocían.
Hasta que una noche, sus sueños se conectaron, hablando mediante sus sueños, comenza...
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—¡L-Lo siento! —chillo nuestra protagonista asustada, ya que se había chocado uno de los héroes que patrullaban al rededor de su localidad.
—No pasa nada —respondió aquel héroe de manera algo tímida, mientras veía como aquella chica que capto su atención se encontraba en el suelo temblando—, ¿Te encuentras bien?
—¿N-No me hará daño? —pregunto esta confundida, dejando de tomarse desesperadamente la cabeza, y el azabache negaba con una ligera sonrisa.
—Claro que no, mi trabajo es protegerte —dijo el muchacho, y al fin la joven en el suelo lo miro.
Allí, el chico sintió algo que nunca antes, un flechazo, sentía que aquellos cansados ojos azules lo inspeccionaban de pie a cabeza, causando un nerviosismo en el.
—S-Soy...Tamaki A-Amajiki —se presento el, agachándose a la altura de la contraria para ayudarla a pararse.
—_-______ Sakurada —le correspondió la de cabellos marrones, mientras Tamaki se encontraba embobado con aquella mujer.
El joven al tenerla mas de cerca, la pudo apreciar con detalle. Su rostro se veía agotado, y unas ojeras notables se asomaban por debajo de sus hipnotizantes ojos azules, su labio inferior se encontraba algo partido de un lado, al igual de un tono carmín no muy fuerte, su cabello permanecía algo alborotado, era de un marrón algo claro, su pelo se encontraba por debajo de sus clavículas, con uno que otro rizo en las puntas.
Parecía que había vuelto a ser ese adolescente miedoso, tembloroso, y sin dudas con los nervios a flor de piel, pero esta vez no por algo malo.
Calló rendido frente a los pies de esa mujer, completamente perdido en todo de ella, sabia que no podría dejarla ir.
Nunca la dejaría ir.
Por NADA del mundo.
[•••]
—No sabia que eras mi vecino, Tamaki —hablo _____ un poco confundida.
No, no era su vecino, nunca fue su vecino, hasta unos dos días, que deicidio ocupar la casa de al lado, donde la castaña pasaba la mayor parte de su tiempo, huyendo de su familia, hasta poder conseguir un trabajo estable, y un buen lugar para quedarse para poder tener la custodia de su hermano menor, así alejándolo de las personas a las cuales alguna vez quiso y llamo padres.
—B-Bueno —tartamudeo el azabache nervioso—, Vi la publicación hace unos meses, me pareció un buen precio para el lugar, además queda cerca de mi trabajo —mintió el joven y la contraria sonrió.
—Me alegra tenerte mas cerca —murmuro esta poniéndolo mas nervioso.
Ella se apego mas a el en aquel sillón de la casa, la cercanía con ella hacia que el pecho de Tamaki vaya a explotar.
