Culpa /almas no destinada/

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ADVERTENCIA: El siguiente capítulo conteniendo muerte de uno o varios personajes.

En el primer momento en que Izaya observo aquella marca en forma de libélula en su hombro derecho, supo que toda la vida que había llevado hasta ese momento se había terminado, lo cual era tan injusto... como si alguna clase de dios se burlara de él al imponerle ese cruel destino - ¿Por qué? - se cuestiono mientras que tocaba con suavidad su hombro, perdiéndose en su reflejo en el espejo y la mirada perdida, así como cuan demacrado comenzaba a lucir. Se negaba a aceptar que justo en ese momento de su vida su alma gemela se había dignado a hacer su aparición frente a él.

Extendiendo su mano al espejo cerro los ojos recordando el encuentro con la dama de nombre Namie Yagiri, había sido tan fortuito que simplemente no lo creyó, era una jodida broma de mal gusto que ni siquiera era capaz de hacerle sonreír. La sensación del toque de Namie le hizo abrir los ojos de golpe, observando de nuevo la marca de color morado en su piel y sin poder contener su molestia comenzó a rasguñarla con fuerza en un intento desesperado de borrar toda existencia de ello... tenía que hacerlo... Debía desaparecer esa marca para que la persona que amaba no la viese. Clavo sus uñas al punto que comenzó a lesionarse la piel -desaparece- rogo mientras seguía lastimándose sin obtener ningún resultado pues aún continuaba aquella marca -desaparece- repitió con la voz rota, comenzando a sentir como la sangre empezaba a brotar de la piel, manchando sus manos.

La desesperanza lo invadió e incapaz de soportarlo se detuvo, golpeando con fuerza el espejo frente a él, sintiéndose completamente miserable, no sabía cómo le diría a Shizuo que al fin había encontrado a su alma gemela, algo que ambos habían temido desde que habían comenzado su relación. Al no ser destinados, entendían que arriesgaban mucho en una relación que simplemente les traería desgracias cuando sus verdaderos "hilos" hicieran su aparición. Creían que podrían superar todo, no obstante, ahora que Izaya se había encontrado con Namie, las cosas definitivamente colapsarían; no era como si pudiera rechazar su naturaleza, era imposible... todo el mundo lo sabía que una vez que la marca apareciera en tu hombro, tu cuerpo exigía ir a su lado sino la muerte sería el destino final para quien osara ir en contra de las leyes de ese mundo.

Con pesadez, el pelinegro limpio la sangre de su hombro, colocando un pequeño parche para así poder salir del baño hasta la habitación que compartía con Shizuo, arrastrando los pies como si fuesen de plomo llegando a la cama en donde tomo la almohada de Shizuo, abrazándola con fuerza a la par que aspiraba el aroma de esta, una mezcla de alcohol y jabón barato que solía usar su amante. Su razonamiento le decía que debía ir en búsqueda de su alma gemela pero simplemente no quería hacerlo, así que decidió esperar a que Shizuo llegase a casa para poder hablar sobre ese asunto y ver que es lo que harían. El sonido de su teléfono llamo su atención, por lo que se levanto de la cama para poder buscarlo, encontrándose con un mensaje de Shizuo.

"la he encontrado" era lo único que se podía leer, aun así, Izaya entendió el significado de esas palabras... Shizuo también se había encontrado con su soulmate... ¿Qué clase de eventos eran esos? ¿los dos habían encontrado su soulmate al mismo tiempo? ¿Qué clase de juego retorcido era ese?... una terrible opresión creció en su pecho cuando se imagino lo doloroso que sería para ambos ese momento y de alguna forma se sintió desesperado como si cayese a un pozo profundo. decidió que debía informarle sobre la situación, así que con tristeza respondió a su mensaje con un "yo también"

Al cabo de unas horas, cuando la noche cayo, Shizuo llego a casa manteniendo un rostro sombrío. En el momento en que Izaya pudo ver la mirada del rubio, supo que estaba pasando por lo mismo que el, no era necesario que ninguno de los dos dijese nada, el aura entre ellos, así como las miradas llenas de remordimientos y pesar, hablaban por ellos... estaban perdidos sobre lo que debían hacer. Alguien racional les diría que era mejor terminar todo ahí y partir con sus almas gemelas, pero ellos no eran racionales, no podían seguir todo, se amaban tanto que simplemente no podían decirse adiós de esa forma.

Al borde de la locura (Shizaya Angstruary) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora