Ausencia /Gaslighting/

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La pesada máquina expendedora fue arrojada por los aires hasta llegar dos cuadras lejos de donde Izaya estaba, levantando polvo y tierra, dañando también uno que otro vehículo que había tenido la mala suerte de servir como objetivo. Las personas comenzaron a huir en búsqueda de un refugio que les permitiera mantenerse a salvo del futuro caos que se iba a desatar en la ciudad y es que Izaya Orihara había vuelto a Ikebukuro luego de una larga ausencia de 3 meses, así que sabían que cuando el regresaba a la ciudad, las cosas volaban y cosas malas sucedían.

La paz nunca duraba demasiado y cuando Shizuo empezaba a gritar por todos lados a todo pulmón el nombre del informante, todos sabían que era momento de encerrarse o desear no cruzarse en el camino de alguno de ellos o de ambos cuando se encontraban.

Ahora era lo mismo, el caos se había desatado y mientras avanzaba Izaya por la ciudad, más destrozos habían. Por su parte Shizuo corría por la ciudad llevando en la mano un hidrante que había arrancado luego de lanzar la máquina de bebidas, estaba dispuesto a golpear la cabeza de aquella molesta "pulga" con eso, solo necesitaba que dejara de saltar por todos lados para poder desquitar la molestia que tenía con él.

-¡DETENTE AHÍ! - exclamó violento el rubio antes de lanzar el hidrante al pelinegro, notando cómo este de inmediato lo esquivaba para seguir corriendo mientras parecía sonreír y eso le hizo rabiar aún más, por lo que tuvo que tomar un desvío, sabía dónde iría exactamente así que podría tomar ventaja de los atajos que conocía para poder frenarlo. Tuvo que calmarse para poder hacerlo, corriendo por los techos mientras observaba como Izaya corría sin notar que Shizuo ya no estaba detrás de él.

Después de un rato de correr, Izaya logró llegar hasta un callejón en un distrito poco concurrido, tomando asiento agotado en el suelo, aliviado de haber perdido el rastro de Shizuo. Si bien había sido divertido, tenía cosas que hacer y no podía estar jugando con aquella bestia todo el día. Shizuo por su parte se apresuró a bajar para poder llegar al callejón y así atrapar a Izaya.

-Tiempo fuera pequeño Shizu- jadeo de forma burlona Izaya cuando Shizuo le tomó con fuerza del cuello de la camisa para así poder llevarlo contra la pared

-¿Donde estuviste?- cuestionó irritado mientras le observaba fijamente, perdiéndose en aquella mirada carmesí que le hacía sentir tan inseguro

-Haciendo negocios por ahí y por allá-

-¿Porque no me respondías las llamadas o mensajes?

-con que así eres como pareja- bromeo llevando su mano hasta la mejilla ajena -¿temes que desaparezca?- la sonrisa en su rostro se hizo más amplia y Shizuo pudo sentir un ligero escalofrío recorrer su espalda.

Comprendía el significado de aquellas palabras, si Izaya lo deseaba se iría de su vida así sin avisar y no podría hacer nada para detenerlo. Había momentos en los que se cuestionaba porque estaba en una relación con alguien como él, eran tan opuestos y al mismo tiempo habían cosas que los unían que ya era imposible alejarse o al menos así se sentía Shizuo.

Lo odiaba y aun así lo amaba, una mezcla extraña de emociones que a veces le confundían -Solo responde el maldito teléfono cuando te vayas... Soy tu pareja al menos tenme un poco de cortesía- reprochó notando como Izaya soltaba pequeñas risillas y le abrazaba cariñosamente

-Que adorable es el pequeño Shizu enamorado- se burló antes de sentir como era correspondido -como un pequeño cachorro-

- cállate- gruñó intentando ocultar el malestar que la situación le estaba causando, Izaya se burlaba de él pero en cuanto esté le daba afecto, Shizuo olvidaba todo y regresaba a sentirse feliz. Era una falsa felicidad, él mismo lo sabía y no podía alejarse de eso.

-Oye, vamos a tu departamento, esa persecución me dejó agotado- dicho esto beso sus labios y comenzó a caminar rumbo al hogar del rubio, él cual ya se imaginaba lo que sucedería; Izaya a veces podía ser tan predecible.

Ya en el departamento y justo como siempre solían hacerlo, ambos tuvieron sexo, Shizuo amaba cada parte del cuerpo de Izaya y no dudaba en hacerle sentir cómodo para transmitirle lo mucho que lo amaba. Acariciaba cada rincón y lo besaba como si fuese algo sagrado, buscando desesperadamente la manera de hacerlo quedarse a su lado.

Después de aquel encuentro, ambos permanecían en la cama abrazados, Izaya yacía plácidamente dormido mientras que el rubio sólo miraba el techo, el tema de las desapariciones de Izaya le causaba molestia a Shizuo, tantas ideas corrían en su mente sobre lo que realmente el informante quería de él o buscaba a su lado, causando pensamientos negativos que lo obligaron a abrir la ventana para poder fumar un poco. Consumió el cigarrillo con bastante rapidez, dejando que la nicotina y otras sustancias nocivas entrarán a su sistema e hicieran su trabajo. Se perdió en el humo que brotaba de sus labios y que se perdía en el cielo, repitiendo el proceso un par de veces hasta que el cigarrillo se terminó y tuvo que encender otro.

-si sigues fumando así tu pene ya no se va a parar- advirtió en broma el pelinegro mientras avanzaba con Shizuo en la ventana, observando la tranquilidad del barrio en donde vivía

-Cállate, mi pene va a seguir como siempre- respondió un tanto irritado, notando cómo Izaya se apoyaba sobre el barandal de la ventana y le observaba con una sonrisa. La misma sonrisa burlesca que le recordaba que él no se quedaría a su lado por siempre

-Claro, porque eres una bestia- recordó antes de quitarle el cigarrillo y darle una pequeña calada -una bestia que no deja de hacer una cara triste-

Shizuo no dijo nada, solo tomó el cigarrillo de vuelta, incapaz de pedirle que se quedase a su lado. Amaba demasiado a Izaya que no era capaz de atarlo a sí, no quería forzarlo a quedarse pues entendía que clase de persona era el informante, aun así quería tener la certeza de que en verdad el pelinegro sentía algo por él, que esa relación no era un error -¿te puedes quedar a mi lado?- preguntó aún sabiendo la respuesta de su amante

-Pequeño Shizu, estoy a tu lado- se limitó a responder, apoyando su cabeza en el hombro ajeno, dando pequeños besos sobre la piel.

No era la respuesta que quería pero no fue capaz de explicarle a qué se refería, por lo que decidió reprimir sus sentimientos y dejar que Izaya fuese así. Después de aquel encuentro, Izaya se retiro a su hogar mientras que Shizuo le observaba alejarse, fumando en un intento de no llorar al mismo tiempo que lo veía desvanecerse en la distancia.

Las siguientes semanas no tuvo ninguna señal de Izaya, a pesar de que le llama o enviaba mensajes, éste no respondía y aunque acudía a su departamento para buscarlo, no había respuesta alguna... De nuevo había desaparecido.

¿Volverá? ¿Cuando lo hará? ¿Fue porque le había pedido que se quedara? ¿Lo había hecho sentir incómodo?

Habían tantas dudas golpeando en su mente y un fuerte dolor en el pecho lo invadía, quería terminar con todo eso pero amaba tanto a Izaya que prefería quedarse a esperarlo, sin importar que pasarán años.

Al borde de la locura (Shizaya Angstruary) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora