-Izaya-
la voz profunda de Shizuo resonó en los oídos de Izaya, atrayendo de inmediato la atención del pelinegro, girando un poco la cabeza para así poder encontrarse con la imagen del rubio. Por un momento pensó que todo era una ilusión, una imagen falsa creada por su mente en la búsqueda del consuelo por la soledad que había estado experimentando desde que había perdido la batalla en Ikebukuro, lo que le había dejado postrado en una silla de ruedas. No era un completo minusválido, aún tenía la posibilidad de caminar si tomaba terapias para poder mejorar pero para el pelinegro su estado actual era el castigo por sus pecados pasados.
De nuevo en su realidad, Izaya giro un poco su silla, encontrándose al fin a su enemigo, la bestia que había cedido a las palabras de vorona y había mostrado un lado humano al no matarle cuando tuvo oportunidad. Estaba de pie frente a él, mirándole como si sintiese lástima de su condición -Vaya sorpresa, una visita inesperada- saludo ocultando la sorpresa que tenía, si era sincero consigo mismo estaba un poco feliz de volver a verle y saber que estaba bien -Si has venido a matarme, es tu oportunidad, no puedo correr o defenderme, así que será mucho más fácil para ti- señalando sus piernas sonrió un poco, si bien había prometido que dejaría de lado ese tipo de actitudes, lo cierto era que la presencia de Shizuo encendía ese lado perverso que siempre había tenido.
-No vine a matarte- respondió con calma el rubio mientras avanzaba hasta él, arrodillados a su altura para poder verlo fijamente -vine a verte-
La confusión se dibujo en el rostro del pelinegro e intentó descifrar que clases de plan tendría el rubio, no podía concebir la idea de que Shizuo quisiera verle, no después de aquella pelea final en donde casi lo mata y viceversa. Se habían odiado por tanto tiempo, deseando que el otro desapareciera y ahora que había sucedido, parecía que Shizuo no estaba dispuesto a dejarlo ir... ¿Porque?
-Bien, aquí estoy- un fuerte suspiro escapó de sus labios, incapaz de saber que iba suceder pero completamente curioso de ver que le haría Shizuo.
-perdón- fue lo primero que atinó a decir el rubio antes de abrazarlo con suavidad.
El cuerpo de Izaya se tenso por completo al sentir los brazos de Shizuo, en un evidente estado de shock por lo repentino de sus acciones. La calidez del cuerpo del rubio lo invadió y pudo sentir el aroma a tabaco y jabón barato que emanaba de su cuerpo, el aroma del shampoo en su cabello así como del suavizante que intentaba disimular el aroma de los cigarrillos. Las manos ajenas comenzaron a acariciar sus cabellos con suma delicadeza y sus labios se mantuvieron cerca de su oído, lo que le permitió escuchar su respiración, ligeramente agitada por lo que parecían ser nervios.
Le tomó unos minutos poder comprender lo que estaba sucediendo, pero cuando se dio cuenta se apresuró a empujar a Shizuo, forcejando con él para poder ser liberado hasta que por fin el rubio se alejo -¿Que estas haciendo?- cuestionó ansioso antes de intentar retroceder un poco -¿Acaso enloqueciste porque ya no estoy molestando?- bromeó mientras intentaba descifrar las emociones del rubio, encontrándose con una mirada que nunca había visto en su rostro. Habían pasado tantos años "juntos" y había visto tantas facciones en su rostro que simplemente no podía comprender porque parecía estar sufriendo. *Vino a matarte, no te emociones* se pudo escuchar en su mente *¿acaso crees que regresó por ti? *
-Izaya... Quiero que vengas conmigo, te extraño, Ikebukuro no es lo mismo sin ti- con suavidad tomo sus manos y las atrajo a sus labios para poder besarlas con suavidad -comprendí que no puedo vivir sin ti, a pesar de todo lo malo que nos sucedió. Después de que desapareciste simplemente no pude dejar de pensar en ti, así que por favor ahora que ya ha acabado todo, déjame quedar contigo-
En un principio Izaya se mostró renuente a aceptar aquello, no podían estar juntos por el tipo de personalidad que tenían, además de que el pelinegro aún no estaba listo emocionalmente hablando, sin embargo Shizuo no acepto la negativa y decidió llevarse a Izaya a su departamento para demostrarle que podían vivir juntos y al fin aceptar los sentimientos que tuviesen.
Luego de dos semanas, la convivencia con Shizuo se hizo un poco más natural aunque por supuesto, Izaya no podía evitar sentirse mal. Shizuo había demostrado ser mejor persona que él al aceptarlo en esa condición, si bien era culpa del rubio que el ex informante terminase así, Izaya se lamentaba por atar a Shizuo con él. A simple vista había dejado de ser útil para el resto, no podía moverse fuera del departamento sin ayuda, sólo podía realizar tareas mínimas y ni decir que no podía trabajar para cooperar en los gastos del hogar.
*Eres un inútil* *debiste dejar te matara ese día* *seguramente encontrará una mejor pareja que si pueda caminar* estos pensamientos se cruzaban en su cabeza, una y otra vez recordándole su estado y lo poco que podía hacer *Ni siquiera eres capaz de mejorar por ti solo* *Eres un estorbo para él* *¿porque te eligió en lugar de a otra persona? *
Desde que despertaba hasta que cerraba los ojos, las ideas negativas lo molestaban, remarcando todo lo malo que él era y en algún momento se sintió paranoico. Dudaba de que las razones por las que Shizuo lo había llevado de vuelta a Ikebukuro para vivir con él fuesen buenas, seguramente quería hacerlo sentir miserable por todos los años en los que fue cruel. Sin importar que Shizuo le repitiese que todo lo hacía por su amor a él, Izaya simplemente no podía evitar pensar de más, buscando cada pequeño detalle que pudiera concordar con su teoría.
Por un tiempo Shizuo permaneció en casa con Izaya para poder ayudarlo en su cuidado emocional, lo cual no sólo no ayudo sino que empeoró el estado de los pensamientos intrusivos. Ahora se culpaba de obligarlo a quedarse, repitiendo constantemente que solo era un estorbo en su vida. Fueron días caóticos en los que Izaya permanecía encerrado en su habitación, dejando de comer mientras que se agobia con su mente.
Shizuo trabajó demasiado para hacerlo salir del caos que era su mente, pero al parecer su unión era un error dado los resultados de su pelea, aparecer ante Izaya le había causado dolor a este y aunque habían momentos felices, los traumas de lo sucedido y que había orillado a Izaya a ese estado eran más fuertes que eso.
Sin embargo, no quería dejarlo, no en ese estado, quería esforzarse para que el pelinegro pudiese caminar de nuevo al menos era lo justo por haberlo dejado en silla de ruedas, inclusive si Izaya lo dejaba después al menos podría asegurarse que estaría bien. Para Izaya las cosas eran distintas, seguía pensando en lo poco útil que era, en lo mucho que había dañado a Shizuo, en como lo había atado. Fueron meses en los que estas ideas no dejaron de afectarlo, hasta que se agotó.
Decir que Shizuo no esperase el intento de suicidio de Izaya sería mentirse a sí mismo, lo veía venir desde que esté comenzó a mostrarse abrumado por su repentina relación, su estabilidad mental había estado balanceándose en una cuerda floja desde que se habían encontrado y en el fondo entendía que el pelinegro se sintiese así, desde un principio las cosas iban a terminar así. Izaya era más frágil que Shizuo, desde antes de su pelea final lo entendió pero pensó que ahora que ya no se odiaban, podía ayudarlo a superarlo.
Un grave error y ahora que Izaya permanecía en el hospital , Shizuo sufría mientras sostenía su mano, sabía que lo más sabio era darle un poco de espacio para recuperarse más no quería hacerlo, quería demostrarle que ahora estaría con él, que en verdad lo amaba.
- ... Recupérate pronto para que podamos hablar de nuevo- murmuró ante el inconsciente pelinegro que había entrado en coma.
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Al borde de la locura (Shizaya Angstruary)
FanfictionA veces el amor te corrompe al punto de la locura. Historias de un amor retorcido entre Izaya y Shizuo, con un ligero toque enfermizo, como parte del reto #Angstruary de EsdeFics. Espero y lo disfruten