Capitulo VIII "Anillo"

7.5K 479 75
                                    

— Necesito que me consigas un barco para irme de aquí que sea lo más rápido posible, ya que Mustafa quiere casarse dentro de un mes— no sabía si confiar en ella, aún así es mi única opción.

— Sabes bien que eso me tomara tiempo, pero no te preocupes haré todo lo posible para que te vayas de aquí de una vez por todas— dijo con una sonrisa siniestra en su rostro — ¿A dónde irás Hurrem? No tienes a nadie a parte de tus hijos.

— Solo asegúrate de que me lleve al pueblo de Génova, lo que pase después es asunto mío— la mire desafiante, es mejor que deje las cosas claras desde el inicio.— Mahidevran quiero que algo te quede claro si yo caigo caerás conmigo. Ten por seguro que si me pasa algo, Mustafa sabrá que fuiste tú.

Me retire a mis aposentos debo mandarle una carta de urgencia a mis hijos, tienen que estar listos para partir.

— Sumbul manda esta carta en secreto a mis hijos lo más rápido posible — la ansiedad se estaba acumulando en mi interior, estaba muy nerviosa.

— Si Sultana ¿Está segura de esto? — Lo regrese a ver con una expresión molesta, él entendió de inmediato que no debía preguntarme nada más y se retiró.

Es mejor que me vaya de aquí, no quiero que mis sentimientos se conviertan en algo que puede hacerte subir al paraíso o bajar a las profundidades del infierno.

Los días transcurrieron rápidamente y sin darme cuenta ya habían pasado 3 semanas desde que pase la primera noche con Mustafa, intenté por todos los medios de no estar con él, pero mis esfuerzos fueron en vano, cada vez nos hacíamos más cercanos, provocabandome mucho estrés.

En la noche

— Sultana.— entro Sumbul.— ¿Qué sucede Sumbul? Estoy cansada no quiero que me molesten.

— Lo siento Sultana, el Sultán desea verla — no tenía ganas de ir a sus aposentos, aunque lo mejor es ir para no levantar sospechas.— Bien déjame arreglarme y voy.

— Su majestad — entre e hice la reverencia, me di cuenta que ser descortés no funciona al contrario lo atrae más, así que haré todo lo opuesto.

— Hurrem — me sonrió de una manera tan cálida que hizo estremecer mi corazón.— Si su majestad, me necesitaba.

— No me trates con tanta formalidad, tu puedes llamarme Mustafa.— No le voy a seguir el juego.

— Lo siento, pero usted es el Sultán del imperio Otomano y debo tratarlo como se debe — sonreí inocentemente.

— Pues bien, como gobernador del imperio Otomano y tú Sultán, te ordenó que me llames por mi nombre — estaba apunto de contradecirlo cuando de repente me besó.

Su labios eran suaves y agradables, su mano se poso en mi cintura atrayendome más a él, estuve a punto de caer en su hechizo, si no se hubiera alejado de mi.

— Sabes que mis órdenes se acatan sin discutir me llamaras Mustafa desde ahora — lo mire agitada por su repentina separación, aunque agradezco eso, no quiero confundir más a mi mente con estas situaciones.

— Su majes...— me interrumpió.
¿Que te dije Hurrem? — me resigne, no iba a descansar hasta que lo llamara por su nombre.

— Mustafa ¿Para que me ha llamado? — su sonrisa volvió aparecer, a veces se comportaba como un niño.

— Te he llamado para darte un regalo — en sus manos se encontraba un caja pequeña muy hermosa tenía incrustados bellos diamantes.

Eres mi amor y mi desvelo
Mi luz en este mundo oscuro
Sin ti la vida es un infierno
Tus ojos iluminan mi sendero

Oh Hurrem, tu rostro
Es mi gran anhelo
Nunca me abandones
Que sin ti, muero

Me recito su poesía, mientras abría la caja dejando a la visita un hermoso anillo con un rubí en el centro en forma de corazón.

Me recito su poesía, mientras abría la caja dejando a la visita un hermoso anillo con un rubí en el centro en forma de corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(No sabía que anillo poner porque no quería que se pareciera al anillo que Suleiman le dió a Hurrem)

— Este anillo representa que hoy te entrego mi corazón y mi alma, yo soy tuyo y siempre lo seré — estaba muy sorprendida, el anillo era muy bello, sin embargo cuando Mustafa tomo mi mano e intento quitarme el anillo que me regaló Suleiman lo aparte rápidamente.

— Este anillo representa que hoy te entrego mi corazón y mi alma, yo soy tuyo y siempre lo seré — estaba muy sorprendida, el anillo era muy bello, sin embargo cuando Mustafa tomo mi mano e intento quitarme el anillo que me regaló Suleiman lo apart...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Mustafa creo que estás yendo muy rápido.— su cara se distorsiono
— ¿Acaso está mal querer quitar el regalo de otro hombre a su mujer?

— No, pero...— no me dejó terminar, me arrinconó entre su cuerpo y la pared — Ese anillo de esmeralda representa el amor que tenías con mi padre es un insulto que lo lleves puesto siendo ahora mi mujer.

— Mustafa sabes que esto no es fácil para mi...— nuestras respiraciones chocaban entre si, estábamos a unos milímetros de que nuestros labios se tocaran.

— El primer paso es olvidarte de él — sin más que decir me besó. Su lengua se abría paso entre mis labios invadiendo toda mi boca.

En pocos segundos ya estábamos en la cama.

— Escucha Hurrem de tan solo pensar que mi padre sigue en tu mente me enfurece — no respondí, solo quería que continuara.

Empezó a quitarme el vestido mientras besaba mi cuello, el roce de sus manos se sentía de maravilla. Al poco tiempo ya estábamos desnudos disfrutando de nuestros cuerpos.

Metió un dedo en mi interior provocando en mi un gemido de placer

— Al parecer no necesitas preparación — negué con la cabeza y él sonrió.

En una estocada introdujo su miembro, se sentía tan bien, empezó a moverse suavemente para mí eso no era suficiente quería que lo haga más rápido.

— Más rápido Mustafa — gemí suplicante.— Como ordene mi sultana.— dijo con un toque sarcástico.

— Sus movimientos eran hábiles y certeros, dándome el placer que necesitaba, al poco tiempo agarro mi cintura con sus manos posicionandome encima de el.

— Quiero que te muevas por tu cuenta — Su rostro reflejaba un placer intenso, no espere más y empecé a moverme de arriba abajo. Si continuaba así pronto llegaría a mi orgasmo.

Agarro mis glúteos haciendo que su miembro llegará más profundo, estaba llenandome por completo. Su boca se dirigió hacia mis pezones los chupaba y los mordía.

Mientras tanto yo me encontraba aferrada a su cuello, continuando con mis movimientos hasta que ya no aguantamos más y nos sumimos en un orgasmo placentero.

— Aún no estoy satisfecho — susurro en mi oído.

— Yo tampoco — respondí antes de besarnos apasionadamente.





Obsesionado con la Sultana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora