Capítulo 3

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Entre el silencio y la incomodidad de Fuutarou, Itsuki recibió una llamada. Fuutarou pudo leer lo que decía en la pantalla.

"Papá"

Al leerlo sintió que moriría por un momento, sintió que se había metido en un gran lío. Entonces Itsuki contestó.

Itsuki: Papá...

Se pudo escuchar un poco la voz de Mauro, no estaba contento, se habían tardado demasiado y ya estaba anocheciendo.

Itsuki: Ah, pero papá...

"Calla, no quiero excusas..."

Mauro continuó su frase pero no se alcanzaba a escuchar. La expresión de seriedad de Itsuki cambió a una de nerviosismo.

Fuutarou: Creo que hoy definitivamente moriré.

Mie: Parece que están en problemas.

Pensaron Fuutarou y Mie al mismo tiempo. Finalmente Itsuki terminó su no muy agradable conversación, volvió a fruncir sus cejas y se dirigió a Fuutarou.

Itsuki: Mi padre mandará a Ebata-san a recogernos, llegará dentro de poco.

Fuutarou: ¿Por qué me miras así? Eso no es mi culpa, si hubieses cooperado...

Itsuki: ¡YA LO SÉ!

Itsuki le gritó con rabia y se le aguaron los ojos por un momento. Pero incluso sus amigas sintieron miedo ante esa retumbante exclamación. Fuutarou se calló y volteó a mirar a la calle para ver llegar a Ebata.

Shino: ¿E-Estás bien Itsuki?...

Itsuki: Es... Solo que este tonto realmente me hace enojar.

Akane: ¿Cuál de los dos? ¿Ese de allí o el que estaba al otro lado del teléfono?

Mie: ¡Akane-chan!

Fue en ese momento que una lujosa limusina estacionó frente al grupo de adolescentes, la ventanilla negra bajó, y vieron a Ebata.

Ebata: Entren, por favor.

Fuutarou intentó mostrar caballerosidad, y abrió la puerta para Itsuki; pero ella se sentó junto al conductor. Haciendo que Fuutarou se sentara solo en la parte de atrás.

Itsuki: Adiós.

Itsuki se despidió de sus amigas y Ebata pisó el acelerador. Durante todo el camino no hubo diálogos, esta última hora les había arruinado el día a ambos, pero Fuutarou logró conocer varias cosas sobre Itsuki; conoció a sus amigas, de una manera un poco desagradable, pero lo hizo; y supo la sensibilidad bajo esa capa de orgullo que siempre trae, en otras palabras, Itsuki es fácil de hacer enojar. Ahora sabía que para ganarse su confianza, debía usar las palabras con cuidado.

Media hora conduciendo y Ebata dejó a cada uno en sus respectivos hogares. Itsuki estaba tomando su elevador hacia el último piso, cuando las puertas se abrieron, vio a su padre esperándola en la puerta de su apartamento. Tendría algo que hablar, pues no habría salido del trabajo temprano por darse un gusto.

Itsuki: Eh... Papá, es que... Él...

Mauro: Mejor entra, Itsuki. No me servirá de nada regañarte otra vez. Como te dije:

"No quiero excusas, porque tú aceptaste, y cumplirás tu palabra"

Itsuki solo se permitió responder lo obvio.

Itsuki: Está bien, padre.

Mauro: Mañana irás a cenar con el joven Uesugi, sin objeciones.

Mi Dulce Pelirroja: Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora