Capítulo 8: Dejando la villa. (Parte 1)

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Capitulo 8:

Itachi dio unos pocos pasos antes de notar una anomalía. La vibración de las ramas y las hojas de los árboles cayendo de forma poco natural, le avisaron que tenía compañía.

Aunque fue capaz de darse cuenta rápidamente de la posible emboscada, no era capaz de determinar de cuantos se trataba.

Ante la nueva amenaza, Itachi dejó de avanzar y seguidamente se giró para ubicar con su sharingan a quienes ocultos lo asechaban.

Sus ojos se pasearon de izquierda a derecha delimitándolos. Mientras estudiaba como responder sin que la niña en sus brazos sufriera tanto daño, una voz llamó su atención.

—Este es un encuentro inesperado ciertamente.

Itachi buscó en dirección a la voz y observó a Danzo caminar hacia él, con una pequeña sonrisa de triunfo en los labios. Su ceño se frunció en respuesta.

Danzo no esperó que su agente detectara la presencia de Itachi en la cercanía, cuando lo escoltaban de regreso a las instalaciones de raíz. Sin embargo, era cuestión de tiempo que lo encontraran sus sabuesos, ya que la villa era como un pequeño pañuelo para quienes pretendían escapar de él.

—Mis hombres ya cerraron todas las posibles rutas de escape. Asique aunque huyas o te escondas, el final será el mismo.

Una gota de sudor resbaló de la cien de Itachi. Cualquiera podía darse cuenta que cuánto más tiempo pasara, más difícil se haría evitar ser acorralado.

Danzo observó los ojos de Itachi pasearse de un lado a otro cerca de él. Era obvio que la atención del niño estaba puesta en los tres escoltas a su espalda. Cómo buen anbu que era, en su mente buscaba puntos débiles para arremeter, sin embargo, era superado en número y por ello, un intento inútil.

—Te doy el mérito que te mereces por eliminar a Sugaru y a otros agentes en tiempo record. Ni siquiera me cuestionaré como lo conseguiste, porque reconozco que eres alguien hábil. De otro modo, no te habría escogido desde el principio.

—El despropósito de esas palabras es inmenso. — replicó.

Itachi estaba cansado de que todos se refirieran a él como un niño genio. Arto de que pongan su habilidad por delante, esperando algo de su parte, como burla o para auto vanagloriarse por tenerlo. Ser considerado un prodigio no le proporcionó más que soledad y un peso que soportar. Y escuchar a Danzo jugar con las palabras para llegar a lo mismo, lo hizo rechazar sus dichos. No podía impedir que lo dijera, pero si dejar clara su postura.

Danzo resolló en respuesta.

La claridad de la mañana que se filtraba entre los árboles, comenzó a cubrirse con mayor frecuencia a causa de las aves volando para encontrar alguna rama de la que posarse.

Danzo y los agentes prestaron atención al infrecuente suceso. La extensa parvada no mostraba actitud hostil, pero se mantenía atenta a los movimientos de los presentes.

Danzo regresó su vista a Itachi.

"¿Podría tratarse de un contrato?"

Para invocar a la especie con la que se tiene el pacto hay que realizar los sellos de manos pertinentes y entregar un poco de sangre para hacer la invocación.

Itachi no tenía forma de hacer ese sello ni alguno de los propios de su clan, por tener los brazos ocupados.

La mirada de Danzo se afiló.

Podía ser que se hubiesen detenido cerca de la locación de sus nidos y que el ruido las hubiera atraído, podría ser, pero resultaba muy singular. Las agudas pupilas descendieron y enfocaron a la niña inconsciente y manchada de sangre que Itachi sostenía. Por el inusual cabello, podía predecir que se trataba de la hija de Haruno.

Más allá de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora