Capítulo 42 - Final

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Dedicado a @CattVal

Junmyeon asoma la cabeza, discretamente, por la puerta que divide el salón principal de la cocina en Casa Vieja. Mira, con ojos de cachorro abandonado en la lluvia, la alegría y el regocijo que se respira en esa habitación; jolgorio al que no ha sido invitado por su familia. Hace un puchero con la boquita apretada como niño de dos años. 

Hay un sinnúmero de cajas esparcidas por el suelo, volcadas, abiertas, amontonadas... mucho papel de seda, lazos y tarjetitas con logotipos de tiendas especializadas en bebés. Todo huele delicadamente entre tiernos rosas, azules, cremas y amarillos. Hoy llegaron las compras que se mandaron a pedir a la cuidad.

Oh, si, el desfile fue enorme y él se sintió satisfecho de las muchas entregas. ¡Así es como tiene que ser!

Nana, Kibum, Lisa, Seulgi y su hermoso cachorro panzón habían revisado cuanta tienda tenía servicio online e hicieron una lista de las "necesidades básicas" del bebé. Suho no tenía idea de para qué servían ni la mitad de las cosas pero, como orgulloso padre, extendió sus tarjetas de crédito a manos llenas. Sin embargo,... 

Junmyeon vuelve a asomar la cabeza por la puerta. Su cachorro levanta un conjunto azul pálido y lo muestra al teléfono que sostiene Seulgi para que DongHae pueda ver los regalos de su sobrino. El médico mira todo con emoción aunque exclama: "¡Por la Madre Luna, van a echar a perder al cachorro! ¡Un bebé no necesita todo eso!"  A lo que responden unánimemente los habitantes de Harén: "¡Pero un príncipe, si!"

Su Mate sonríe y aprieta contra su pecho las ropitas con ojitos brillosos de ternura. Bueno, al menos ahora está feliz. Gracias a todo lo que existe, él logró triunfar sobre los miedos que nublaron la mente de su pareja al comienzo de su embarazo. Una de las batallas más cruentas que ha tenido que librar nunca. Agradece sinceramente ser un amo de la noche fuerte y de mente clara, necesitó ambas cosas.

Su Mate, su hermoso cachorro que lleva un vientre enorme no ha superado sus miedos, Junmyeon no se engaña, no, solo que ahora está más dispuesto a darle una oportunidad real para que él demuestre que puede ser un buen padre para el pequeño ser dentro de él. Junmyeon no va a desaprovechar esa oportunidad.

Su Nana lanza un "Ahhhh..." Junmyeon vuelve a mirar. La vampiresa sostiene un colgante con seis pares de zapatitos de distintos colores y decoraciones que parecen de juguete más que otra cosa. Vaya, él nunca había visto a su Nana hacer un aegyo. No hay dudas que la concepción de su vástago tiene a todos entusiasmados. Sin embargo,...

Junmyeon suspira. Su labio inferior vuelve a salir en una mueca de desamparo y lástima. Se endereza, arregla su ropa para ganar la dignidad que ha perdido al espiar en su propia casa y se dirige a su despacho.

Él fue desterrado de la cocina y de las entregas. No lo dejan ver las cosas de su vástago que él compró. No quieren su presencia allí. ¿Y por qué? ¿Por qué esta ignominia? ¿Por qué está sufriendo este deshonor, oprobio, afrenta, vergüenza? Ah, solo porque se atrevió a preguntar. Si, así como se escucha, una muy humilde, modesta y sencilla pregunta...

Cada miembro de la familia se reunió alrededor de la laptop de Kibum el día que se encargaron las compras. Todo el mundo aportó algo a la colección de ropas, zapatos, sombreritos, mantas, toallas, pañales, cargadores, biberones, chupetes, juguetes, en fin. Él preguntó si su vástago podía tener un conjunto de color negro para ser presentado frente al aquelarre. ¡Eso fue todo!

Y fue como si las trompetas celestiales llamaran al apocalipsis. Cinco pares de ojos lo miraron como si le hubieran salido dos cabezas; cinco dedos acusadores lo señalaron; cinco brazos se extendieron hacia la puerta en una clara invitación a salir. Una pregunta, él solo hizo una pregunta...

Omega BrujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora