Estaban absortos en su propio mundo, cualquiera que atravesara esa puerta, podría verlo. Cada quien trataba de asimilarlo a su manera, en especial el rey, que no ha dejado de mirar por la ventana a la espera de que llegue algún bufón, o aunque sea un vándalo, que se haya atrevido a secuestrar a su prometido y apareciera diciendo que todo había sido una trampa para meter un ladrón a su hogar. Sí. Un ladrón disfrazado de un cruel hechizo que lo hiciera verse idéntico a Jimin. Pero nadie llegaba, nadie hablaba, nadie interrumpía en sus aposentos. Sólo era silencio llenado por las copas de los árboles rascándose entre sí debido al viento del atardecer.
Jimin ya habría aparecido, al menos si alguien lo hubiera asesinado, alguien habría encontrado su cuerpo malherido. Por mucho que la idea le llenó la boca del estómago de amargura, lo toleró, porque no saber absolutamente nada de Jimin era mucho peor. Además, Jimin no podría sobrevivir allá afuera por su cuenta; era demasiado noble, lindo e ingenuo. Cualquiera con un poco de cerebro buscaría usarlo en su contra o, peor aún, por motivos personales y rastreros.
Una parte de sus fantasías ya comenzaban a mostrarle a sí mismo decapitando mil hombres por haberse atrevido a tocarle un solo vello a su prometido.
Inhalo profundo, tratando de retener el aire y ordenó que liberaran al prisionero, mientras se deja caer en la silla del trono, tan estoico que nadie más quiso musitar palabra.
Por otro lado, el viento se escabullía desde la entrada hasta los pasillos, de las escaleras al subterráneo justo donde dos pasillos resguardan las celdas de prisión temporal del rey. Ahí, un Jimin demasiado tranquilo recorre la celda examinando su estado. Estaba rodeado de tres paredes y un techo de ladrillos, encerrado tras barrotes de hierro y un enorme cerrojo con el que, supuso, tendría que usar más de dos balas para abrirlo. Si tan sólo tuviera sus armas, pero lo habían auscultado antes de lanzarlo en el interior de la celda. Sin duda fue sorprendido cuando el doble de Taehyung encontró cada una de las armas ocultas en su cuerpo y vestimenta; incluso el pequeño cuchillo para pelar fruta que tenía oculto dentro de la suela de la bota.
Una rata se escuchó chillar desde alguna otra parte en aquel subterráneo, seguido por las maldiciones sueltas de uno de los guardias al tratar de deshacerse de ella lanzándole un cuenco de agua vacío.
Se mofo. Al menos había algo divertido en todo eso. El aire volvió a ser sofocante y se abanicó agitando su camiseta para crear viento cerca de su cuerpo. Estaba húmedo, frío, y eso parecía ser lo que más le molestaba del lugar. Sin embargo, Jimin no se quejó. No es como que nunca antes hubiera terminado en un lugar así, su historial borrado podía dar crédito de ello. Golpeó el suelo con el tacón de los botines, creando un pequeño eco.
Bien. Estaba aburrido. No había ruido, ni algo con que entretenerse, como si realmente fuera el único prisionero ahí, lo que llegó a extrañarle porque, demonios. No podía ser que en ese lugar no hubiera criminales que atrapar y torturar hasta el cansancio. Lo único que hizo fue lanzar su chaqueta a la podrida cama de ladrillo con un triste colchón de paja y quedarse de pie contra la pared que encara las rejas, de brazos cruzados y esperando a que ese tonto rey lo sacara de ahí ofreciéndole una disculpa.
Puertas fueron descorridas, de pronto la voz del guardia pasó a ser una firme y obediente, haciendo resonar su armadura. Jimin abrió los ojos en grande por la casualidad de los eventos, pues no esperaba que fuera a ir tan pronto. Más no se trataba del rey, sino de su lacayo con el rostro de su mejor amigo, sin ninguna arruga de expresión. Jimin sonrió de medio lado.
—¡Woah! Bienvenido a mi Suite Presidencial —exclamó extendiendo los brazos dramatizando una amplia sorpresa—. ¿Te ofrezco algo de Vodka? ¿Una rebanada de pastel? —fingió que escribía en una libreta en su mano vacía, con un bolígrafo inexistente—. ¿Qué te despelleje con un pelador de papas?
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This life isn't mine! / YoonMin
FantasyEl rey Min tenía todo desde que había nacido. Poder, riquezas, los mejores alimentos, personas dispuestas a satisfacer sus necesidades y cualquier cosa que deseara. Aunque si le preguntaban, él fácilmente respondería que lo mejor era tener al doncel...