Capítulo 13|Saudade

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Moun se encontraba en el trono de su reinado, continuando con su práctica de las cosas que habían en el gran libro negro y sus hojas tan delicadas y mágicas que parecían tener textos llenos de movimientos e ilusiones grabadas. Realmente tenía dominado casi el 70% de sus páginas; conociendo historias y conjuros con los que se creía poder hacer mucho.

Sin embargo había algo en su mente que le estorbaba al momento de utilizar su poder, teniendo que iniciar de cero una, otra y otra vez. Aquello que la perturbaba parecía una insistencia en querer atravesar esa línea entre físico y astral. Tal vez era alguien queriendo contactar directamente con ella, pero esa autoridad la tenía Arlene solamente. Sin embargo, tampoco era tan fuerte como para hacerla sentir tales cosas así que decidió no darle mucha importancia.

Corydon regresó al infierno, emergiendo del fuego y arrastrándose sobre el río de sangre mientras su cuerpo humano caía a pedazos derretidos hasta tomar su forma de espectro a vista de todos los demonios del lugar; los cuales entre ruidos tétricos y gritos de las almas penantes miraban como aquel ser sirviente de Moun se dirigía a ella con una preocupación en la mirada.

Una vez que llegó a la cima y observó a su reina con esos ojos de susto y la sonrisa inexistente le comunicó lo malo que estaba pasando. Moun abandonó el libro negro y se dedicó a analizar su memoria, y cuando descubrió lo que había pasado obligó a su séquito de demonios a callar. Todo ese infierno quedó en completo silencio al sentir las emociones del demonio dentro la cueva, y todos observaron hacia la cima esperando atentos alguna orden o acción.

Moun se quedó en silencio por un momento, uniendo cada cosa que había sucedido en el último tiempo. Uno de Los Infinitos: Wu Kong había regresado a ella como se lo prometió hace nueve años.

Corydon le entregó sus memorias para que supiera todo lo que había visto en el mundo de los humanos horas antes. Y entre todas esas cosas también supo que el mago había raptado a Arlene con ayuda de quienes por un momento le habían jurado devoción a Moun.

Y eso fue lo peor que pudo pasar.

Nadie quien diera su total honestidad y devoción a Moun podría ser capaz de traicionar sus juramentos, porque entonces ella con tan solo pensarlo podría arrebatarle no sólo lo que se le fue dado, sino más de lo que ella pudiera pedir.

Las flamas de aquel infierno ardieron con furia incluso quemando a demonios que vivían en el, el coraje reinó en todo el lugar haciendo gritar a sus fieles sirvientes ante sus órdenes.

Ellos estaban a punto de por fin salir de ese lúgubre lugar.




EN ALGUNA PARTE DEL MUNDO HUMANO...

Susurros distantes e inundados de miedo comenzaron a golpear la conciencia de Arlene. El dolor de cabeza era inminente, peor que cualquier migraña que hubiese tenido. De hecho por un instante pensó que se trataba de otro desmayo por su condición, sin embargo se dio cuenta que no era nada normal cuando al abrir sus ojos y aclarar su mirada descubrió que estaba flotando en una posición poco favorable para su espalda.

Lo primero que vio fue a ese par de muchachos vestidos de campamento; atados y con grandes trapos que les cubrían la vista, dejándolos vulnerables. Arlene intentó hablar, pero su garganta no era capaz si quiera de lanzar un quejido y lo que escuchaba de aquel par en el rincón de la misma habitación la estaba dejando llena de escalofríos.

—Tienes que hacer silencio, saldremos de aquí —mencionó uno, aquel de cabello rojizo.

—Tengo muchísimo miedo —contestó el otro de piel morena.

—Lo sé, pero esos locos de negro no van a dejarnos ir aún si les rogamos —Arlene creyó que el pelirrojo sería el mayor debido a su fortaleza para parecer tan tranquilo en una situación que ameritaba miedo por la incertidumbre.

Moun [Oscuros #3] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora