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Una noche, después de varios días de haber hablado con sus amigos sobre como declararse de la forma más discreta posible, va, en realidad se lo decían al peliazul, pero él tomaba nota también; Hakkai tuvo un sueño muy peculiar, por suerte de poder recordarlo, pareciera más una triste pesadilla con inicio poético.
Era un día normal para cualquier habitante, no hacía calor ni frío, el paisaje se llenaba de un aroma dulce: eran las golosinas que se vendían en aquél parque de diversiones. Las familias convivían libremente, gastando dinero, divirtiéndose y otros rogando por no salir del lugar.
En este caso, el mundo se centró en dos pequeñas familias, una muy distinta a la otra, aunque se conocían desde hace ya mucho tiempo.
Tanto la familia Shiba como la familia Mitsuya habían ido al parque de diversiones, encontrándose en el camino, hablando de cosas triviales y almorzando en el patio del lugar.
Los adultos habían dejado a sus hijos cerca del área para niños.
-- Hakkai, bájate de ahí.-- Ordenó una voz aguda.
-- Tranquila hermana, estaré bien.-- Sonrió el pequeño, mientras seguía columpiándose por los juegos.
-- Déjalo en paz, Yuz, él quiere parecerse a mí.-- Habló un niño pelilila desde la cima.
-- Eres una mala influencia, Takashi-kun.-- La mayor se cruzó de brazos al no ser escuchada.
-- Oye, déjalo en paz, Taka-chan es mi único amigo.-- El pequeño abultó sus labios.
-- Ya lo sé Hakkai, pero eso no quita que sea mala influencia, mírate, estás ahí arriba solo por el.-- Le reprochó con molestia.
-- Taka-chan me agrada.-- Declaró el más pequeño, abrazando a su mayor por el cuello.
- También te quiero, Hakkai.- El nombrado correspondió cariñoso.
-- Tendré que subir a separarlos, a papá no le gustará esto.-- Bufó la jovencita, subiéndose por las escaleras verticales.
-- Vamos Yuz, tú puedes.-- Ambos menores le echaban porras para que subiese rápido.
-- Ya cállense.-- Ordenó molesta.
Mientras esperaban, el peliazul observaba todo desde aquella altura cuestionable, notando algo extraño, pero que despertó su curiosidad al máximo.
-- Vamos, Taka-chan, mientras Yuzuha sube.-- Tomó la mano del contrario.
-- ¿A dónde vamos?-- Cuestionó el de baja estatura.
-- Vi a unos chicos entrar por alla.-- Señaló una parte alejada de los juegos--. Tengo curiosidad de como son los adolescentes ¿Tú no? Cuando crezcamos seremos muy diferentes a como somos ahora.-- Sonrió en gran manera.
-- Mí mamá dice que no me acerque a los adolescentes porque podrían lastimarme ¿Prometes que tú nunca me lastimarás cuándo seamos grandes?-- Preguntó jugando con su suéter.
-- Jamás te haría daño, Taka-chan, aunque nos separemos, jamás te dejaría de querer, eres mi único amigo.- El más joven juntó ambos meñiques en una promesa pura e inocente.
-- Muchas gracias...-- Musitó con alivio y alegría.
Luego de bajar de aquél juego medio peligroso, corrieron tras los jóvenes que se habían escondido tiempo antes, solo para satisfacer la curiosidad del Shiba.
-- Oh mira, Taka-chan.-- Señaló a los chicos que perseguían, estos estaban haciendo cosas que no entendían.
-- ¿Qué estarán haciendo?-- El nombrado tironeó leve del abrigo del menor para que no se acerque de golpe.
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Amor No Católico
CasualeVivir en una familia católica no es nada fácil si en realidad no aceptas las costumbres. - Los personajes no me pertenecen, son propiedad de ken wakui. - La historia está basada fuera del manga/anime, los personajes están vivos y tienen una vida nor...