¡Soy Una Merodeadora!

Capitulo 9 pt.2

- No, como cree? Yo soy un ser de luz... Mí madre me dijó que me vaya a reflexionar respecto a lo que estaba pensando y que vuelva cuando deje de ser gay - respondió, primero en modo de broma, luego más decaído.

- Ay, cielo - creemos que lo abrazó, como a mí cuando llegué -. Pasa, James está con Rigel en la cocina.

- Que hace Louane con el hijo de Molly?

- Rigel lo encontró vagando por ahí, mamá ya mandó un patronus a Molly para que venga a buscarlo.

- Genial. Gracias Euphemia.

Y vimos a Sirius entrar a la cocina.

- Buenas noches - saludó.

- Buenas/hola - respondimos.

- Así que no fue un buen día - comentó.

- Para nada - respondí.

- Chicos, si hubieran hecho lo que sus padres les dijeron quizá iban a estar bien, es un año - dijo James.

- James, tus padres te quieren y respetan tus opiniones, los nuestros al parecer no, y no iba a ser tan solo un año de hacer lo que ellos nos dicen, sino tres - habló Sirius yendo a servirse él mismo el chocolate caliente.

- Tienes razón, lo siento.

- Igel - hablo Bill que había vuelto de la sala -. Quero ir con mami.

La vocecita le tembló.

- La señora que nos recibió ya llamó a tu mamá, sí? En seguida viene a buscarte - extendió sus bracitos hacía mí, por lo que lo agarré y lo senté en mí regazo -. Tranquilo.

- Mhm - se acomodo por mí pecho abrazándome, se me hace que tiene sueño.

- Quién pudiera ser Bill - dijeron Sirius y James a la vez y luego se miraron entre ellos.

- Era chiste - se defendió Sirius rápidamente alzando ambas manos, la libre y la que tenía la taza.

- Ajá, por como está la cosa, es posible que sí tengas la chance de estar en el lugar de Bill - dijó James de bajón.

- Ya chicos, ya vamos a solucionar que hacemos, solo espero que mis padres se olviden que existo - los calle mientas acariciaba la espalda de niño para que se duerma.

- Canuto, como es eso de que te echaron? - pregunto James.

- Pues así, le dije a mis padres que no quería casarme con Rigel, porque no me gustan las chicas, me dijeron que soy un malagradecido, que estoy confundido, les dije que tengo novio, lo cual no es completamente cierto, y que es sangre pura ya que tanto les interesa, y me dijeron que les da igual, que me vaya a pensar bien lo que estoy diciendo y que vuelva cuando deje de ser un maricón, o sino ello me iban a sacar lo marica... - suspiró -. No sé porque son así, con todo lo que se sabe hoy en día, es un asco que sigan con estás tradiciones arcaicas.

- Coincido, yo me fui, después de que me traten de malagradecida por decirles que no quiero casarme contigo, que me gusta alguien más, ni siquiera quisieron saber quién, directamente me dijeron que no hay modo que alguien me quiera con mí carácter y que los romances en la adolescencia nunca duran.

- Que basura.

En eso el niño se durmió.

- Chicos, no quieren ir a sentarse en el salón? Está prendida la chimenea, vengan - nos llamó mamá Potter, y fuimos, me costó un poco levantarme con un niño en brazos, pero fuimos, cuando íbamos entrando sonó la puerta y James fue a abrir, eran Molly y Arthur.

- Buenas noches, pasen - dijo James recibiendo el abrazo de Molly y el apretón de mano de Arthur.

- Hola, gracias por cuidar de Bill - le dijo a Euphemia mientras la saludaba.

- Oh, yo no hice nada, fue Rigel - respondió ella, a la vez que no me sentaba en un sillón con Bill encima.

- Ay, Rigel, gracias - dijo acercándose a abrazarme.

- No hay de qué, es un niño muy tranquilo... Solo, tenganle más cuidado, háganle caso, no lo dejen de lado, él me dijo que se siente que lo quieren más al más chiquito que a él - le comenté mientras ella cargaba a Bill.

- No me dí cuenta, gracias por decirmelo, de verdad.

Después de intercambiar unas cuantas palabras entre todos, la pareja se fue. Y lo que llegó fue un patronus, el de mí padre.

- Dale, Euphemia, gracias por avisarnos, ya va a ver esa chica, mándala a casa por favor y gracias.

Apreté los dientes, sabiendo que nada bueno va a salir de eso.

- Rigel, ya oíste, debes ir a casa - habló Euphemia -. Chicos, acompañenla.

- Sí, gracias señora Potter - fingir que no tengo ganas de matarme es mi pasión. Mamá Potter me abrazó, y seguido de eso, los cuatro (James, Sirius, Louane y yo) salimos de la casa, para dirigirnos a paso lento a la mía.

- Algo le dice que esto no va a dali del todo bien - comentó Louane.

Nadie más dijo nada, todos sabemos que fue muy estúpida mí idea de irme, o de responderles.

Llegamos y les di un pequeño abrazo a James y a Louane, luego abracé a Sirius, ninguno de los dos parecía querer soltarse.

- Dejemos de hacer idioteces, por una vez - murmuró Sirius, de modo que solo yo escuché.

- Me aprece bien, tenemos que hacemos actores - respondí.

- Intentemos convencerlos de que "recapacitamos", después arreglamos entre nosotros.

Suspiré y lo solté lentamente.

- Yo solo les aviso, que voy a estar castigada, no tengo pruebas pero tampoco dudas - dije mirando a los tres.

- No seas terca, por una vez desde que te conozco - pidió James.

Yo asentí y crucé el portón los saludé con la mano y ellos voltearon para volver a la casa de los Potter... Espero que a Sirius le vaya bien.

- ¡¿Qué se supone que querías hacer?!- gritó mí padre apenas puse un pie dentro de la casa, obvio que no era para que responda.

Gritos, retos, golpes, hechizos... Nada bueno pasó en ese momento. Me fui a dormir con cada parte de mi ser doliendo. Lo único bueno, fue que ninguno de mis hermanos estaba en casa.

Cuando desperté a la mañana siguiente, me di cuenta que nada de lo que pasó fue un sueño, lastimosamente. Mis ojos ardían, sentía cada parte de mi cuerpo, mi cabeza palpitaba, y respirar ni siquiera era cómodo.

Y si todo está en orden, en menos de una semana es la ceremonia de compromiso... Merlín, apiádate un poco, no?

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Se puso potente, la familia que vimos al inicio... Donde quedó?

Creo que nadie lee este fic, la verdad. Eso parece, al menos... Pero bueeeeeno, es lo que hay, escribo porque me dan ganas y lo público para tener dónde verlo, fin.