Capítulo 5

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—Muy bien, ya podéis descansar. Lo habéis hecho genial. —Fabiana nos aplaude al terminar nuestro último ensayo antes de nuestra gira.

Quizá no te lo creas, pero me encuentro algo nerviosa. Es extraño, no es la primera vez que hacemos esto, seguro no será la última. Sin embargo, me siento como si fuese novata de nuevo. Es extraño, puede que se trate de nervios producidos por la emoción.

Hace bastante tiempo desde la última vez.

—Solo son las siete de la tarde —Twyla mira con pena sus tacones amarillos y termina al vestuario con pocas ganas.

—Al fin se ha ido —dice Hala dando saltitos.

—Sí, pero no tenemos mucho tiempo. —Nerviosa la agarro y hacemos un corro las que estamos en la sala—. Bien, Hala y Ámbar sacad los globos y la pancarta. Jess y Cleo se encargarán de la bebida. Jaci sacará los regalos y Fabi avisará a la gente para que se vaya preparando para la sorpresa.

—¿Y tú qué harás? —suelta Fabiana después de decir lo que hará cada una.

—Yo la distraeré para que no entre aquí.

—No creo que haga falta —expresa Jaci desafiante.

Me rio de su inocencia y aparece Twyla antes de lo planeado, preguntándonos porque no nos cambiamos.

—Ya nos vamos. —Camino hacia donde está ella.

Aprovecho para volver a llevarla al camerino y como si yo fuese la niña del exorcista, doy un giro con mi cuello algo antinatural. Les digo con algunas señas faciales que empiecen a prepararlo todo. Quizá alguien tenía alguna queja pero al marcharme con Twyla no doy pie a que me puedan soltar nada.

—Gyeong, no me mientas. Ocurre algo, ¿verdad? —Agarra mi mano mientras me mira con sus orbes azules brillantes.

No puedo, no de este modo. Es tan adorable en este momento que seguro se me escapará el plan sorpresa para su cumpleaños, que es hoy; seis de enero. Por esa razón evito todo lo posible hacer contacto visual con ella.

—No, que va. Twyla, solo estamos así porque mañana comenzaremos la gira. —Agito mis manos para ambos lados e intento disimular los nervios que tengo dentro.

Esta es la otra razón por la que me encuentro con malestar. Se me da fatal dar sorpresas o mantener secretos, no por ser mala amiga ni mucho menos. Me estresa mucho el saber algo que otros no. Por eso prefiero siempre ayudar, aunque no me gusta demasiado involucrarme por lo comentado.

Aún así, en esta ocasión me toca hacer de tapadera para que les chiques puedan preparar junto a la jefa con calma la fiesta sorpresa para Twyla. Es una persona maravillosa y más aún con los recientes acontecimientos se merece olvidarse un poco por un día de todo lo malo.

Con sumo cuidado evado el tema mientras la agarro de la cintura con la esperanza de que lo olvide. Entramos a nuestro camerino, donde usualmente lo usamos les siete, pero al estar nosotres dos; tenemos mucho más espacio y podemos hablar tranquiles. Suspiro al sentarme en la silla. Twyla se sienta en una que está a mi derecha y procede a cambiarse los tacones amarillos por unas plataformas negras.

—A qué se debe el suspiro. —Su comentario me hace regresar a la realidad.

Doy varias miradas por toda la habitación y centro mi vista en las botas que lleva en este momento. Si soy sincera, no sé la razón por la que no puedo dejar de mirarlos. Tal vez ellos sepan explicarme por qué he suspirado.

—Es por Ariel —suelto lo primero que me pasa por la mente.

¿Es verdad? ¿Estoy así por él?

—Ah, ¿es el chico que vimos en año nuevo?

Una drag a Medianoche #ONC2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora