Capítulo 17

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—¿Para qué quieres llamarme? —Me pongo nerviosa al escucharle—. Eso ya está solucionado, mi hermano se encuentra a salvo.

—Es importante, Bea. Escúchame —demanda molesto—, te están buscando la banda coreana.

—No lo entiendo, ¿por qué soy el objetivo de alguien? —Voy a presionar el botón rojo del teléfono cuando le escucho gimotear nervioso. ¿Ahora es un perro? Pues yo no soy su perra— Mira, voy a colgar.

—Espera.

—Esto no es una línea caliente y aunque lo fuese, no te haré nunca eso. —Hago una mueca de asco y finalizo la llamada.

Estoy harta de tanta tontería, debo centrarme en el espectáculo porque dentro de poco saldrá nuestra actuación y continua todo muy verde. No entiendo para que me llama. 

Exasperada de todo me siento sobre la tapa del retrete mientras miro a unos gorriones apoyados en la parte exterior de la ventana; cantan tan relajados, en estos momentos me gustaría ser uno de ellos. Al instante abro los ojos nerviosa, me palpo las manos, luego la cara y me relajo al ver que estoy despierta. No me alegra saber que aquella llamada es real, pero al menos estoy tranquila de no convertirme en un gorrión o en aquel perro rosado y extraño.

Al pensar en aquello un escalofrío recorre cada parte de mi cuerpo, me palpo los brazos para infundir calor en la zona e intento volver a pensar en la diferencia entre el mundo de los sueños y este.

Aunque siendo justa con él se ha preocupado por mí incluso al haber hecho lo que he querido. También debo pensar bien lo que hago. Si es cierto lo que dice Iban, mi hermano está en peligro. No, no puede ser, solo debo olvidarme y todo se arreglará.

Abro WhatsApp y le escribo el siguiente mensaje a Blanca.

—Hola, ¿te apetece que nos veamos?

El mensaje lo lee a escasos minutos y responde en una frase, pero de una forma clarísima:

—Sí, nos vemos a las doce del mediodía en la plaza.

—Genial, allí nos vemos. 🩷

7️⃣👨🏻‍🎤👩🏻‍🎤🏡

—Bea, hola. —Blanca apoya su brazo sobre mi espalda.

Ambas sonreímos y al cerrar ellas los ojos me percato de la raya verde que se ha hecho en el ojo.

—Hola, adoro como te has maquillado —suelto de manera impulsiva y me avergüenzo por si le molesta.

No lo parece, solo sonríe y me observa mientras dilatan sus pupilas.

—Muchas gracias. —Salta de la emoción, lo que genera un leve sonido al golpear su pequeño tacón con los peldaños de piedra. Al parar me dice algo más—: A todo el mundo no le gusta esta combinación extraña de color. Me alegra que seas la novia de Ariel.

—¿Por qué? —No entiendo qué relación hay entre las dos cosas.

—Sí, es raro. —Comienza a reír de una manera contagiosa. Las dos comenzamos a soltar alguna lágrima, ella sigue igual, pero yo me pongo algo colorada—. Me gustas porque eres amable y sincera, ayudaste a Ariel a abrirse con los demás. También eres muy guapa y lo que más me gusta de ti es que no juzgas a nadie.

—Guau. —En estos momentos sí que estoy como un tomate al escuchar tantos piropos seguidos.

—Tal vez he sido muy directa. —Mueve nerviosa sus manos hacia los lados, pero las agarro e intento transmitirle tranquilidad.

—Tranquila, todo está bien.

—Eres muy comprensiva Bea. —Nos envolvemos en un abrazo, me parece algo extraño este cambio de actitud.

Una drag a Medianoche #ONC2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora