Capítulo 6

24 5 13
                                    

Me abro paso por la pista mientras mis mejillas se tornan poco a poco rojas. Por suerte, gracias a la iluminación nadie parece darse cuenta de esto. Llevo cuidado para no chocarme con nadie como la vez anterior, al mismo tiempo que me acero a él. Podría decirle algo, sin embargo eso es lo más sencillo. Quiero probar algo más divertido, sonrío de forma maligna y saco la lengua cuando nuestros cuerpos se encuentran a escasos centímetros.

Siento su espalda ancha y por alguna razón mi corazón bombea a la velocidad de cinco personas juntas, quizá no deba hacer lo que mi mente desea, o quizás, se trate de mí corazón. Quién sabe, aquí lo que importa es que algo me guía, es muy probable que se traten de las emociones u los nervios que tengo en este momento.

Respiro para intentar lograr calmarme. Durante mi intento por conseguirlo, se introduce en mis fosas el olor de su colonia. No sé la marca, aún así me recuerda a un ligero toque ácido y a madera. Es misterioso, como todo lo que rodea a este chico. En una de mis aspiraciones, la hago más fuerte de lo que debo y remuevo un poco su cabello, aunque parece no darle importancia; quizá no se haya dado cuenta, en cuyo caso, he tenido mucha suerte.

—¿Sabes quién soy? —susurro en su oído lo más sensual que mi corazón me permite.

Al darse la vuelta mis sentidos y emociones se tornan igual de nerviosas como cuando Riley perdió a alegría y tristeza de su mente. Siento una mirada cálida proveniente de él; lleno de deseo relame sus labios carnosos, aquellos a los que tantas ganas tengo de besar.

—Bea... —suelta al comienzo sorpresivo, aunque cambia rápidamente el nombre que iba a decir, y la verdad, es que agradezco ese gesto—. Gyeong, no esperaba verte de nuevo.

—Yo tampoco. —¿Cómo le pido el teléfono sin sonar desesperada?

Me sale una risa nerviosa y se forma un silencio entre nosotros. Por suerte para los dos la música nos acompaña para no dejarnos de verdad sin palabras. Los cantantes que suenan hablan en sus letras sobre amor y nuevas oportunidades para salir con alguien.

Quizá se trate de una señal o tal vez solo sea el destino jugando con mi pobre corazón.

—¿Quieres que pidamos algo de beber? —No sé si debo juntar al alcohol y este chico explosivo en un mismo lugar.

—¡Vale! —expreso emocionada.

Por dentro deseo darme una cachetada. No sé por qué hago esto si luego me arrepentiré. Sobria doy asco ligando, pero cuando bebo soy un caso perdido. Ahí la cordura y la razón dejan de estar para dar paso a la locura. Pero ese será el problema de mi yo del futuro.

En la zona de bebidas nos colocamos donde hay espacio y esperamos a que un chico muy amable nos atienda.

—Decidme, ¿qué queréis? —nos suelta a los dos y noto como Ariel posa su mirada en mí.

—Yo quiero una mimosa —demando al camarero—. ¿Y tú? —le pregunto a Ariel.

—¿Quieres mimos? —responde juguetón.

—Tal vez luego. —le guiño un ojo y vuelvo a insistir con lo de la bebida.

—Yo quiero vodka azul con Coca Cola.

El barman comienza a preparar nuestras consumiciones y aprovecho ese momento para sentarme cuando veo una silla libre. Ariel se queda de pie y eso me hace preguntarme si debía preguntarle si quería estar en este sitio. Aunque ya es algo tarde para eso.

Momentos más tarde, dejan nuestra comanda en la mesa de cristal neon. Mi mimosa está en una copa alargada y la bebida de Ariel está colocada en uno con una forma más redonda, adornado con una rodaja de limón.

Una drag a Medianoche #ONC2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora