Dos golpes con cautela, lo sacaron de su concentración en la pantalla del portátil, cuando su puerta se abrió un tercio y por ella, asomó la cabeza de Karen.
-Dime – Puso su mirada en ella.
-Tengo en recepción, a un hombre mayor que podría decirse que es el doble de papá Nöel, pero sin barriga, que me pregunta por ti – Explicó con ternura-. Dice que se llama Jimmy Carter, pero que su nombre no te diría nada – Se acercó y le hizo entrega de una tarjeta de visita.
-Así es – Frunció el ceño al aceptar la tarjeta, para leerla y de inmediato, al leer bajo el nombre entre cursiva” servicios especiales”, comprendió quién era-. Disculpa Karen – Se llevó su puño a la frente-. Ya sé de quién se trata. Es sólo, que no sabía cuando podría venir. Hazlo pasar, pero tráeme un café y pregúntale, que desea él.
-A tus órdenes – Se llevó la mano a saludó militar-. Quieres que vigile que nadie venga a molestarte, mientras te hallas reunido – Le guiñó un ojo divertida.
-Vale, pero sin placa a nadie en el suelo – Río, volviendo su atención al ordenador y guardar su trabajo, para poder estar atento al hombre.
Desde el momento que había decidido asentarse en Nueva York, para poder ir tras Harmonie, sabía que iba a necesitar algo de ayuda.
Por suerte, tenía sus propios métodos al ser periodista. Y no hacía falta, tirar de la mano de la familia de ella.
Solo había hecho un par de llamadas a unos colegas de profesión, y ellos, encantados le habían contestado que tendría respuesta, en unos días.
Lo que no se esperaba que fuera tan pronto.
Dos golpes firmes, lo sacaron de sus pensamientos, para que observará la entrada de un caballero alto, canoso y mirada viva.
-Buenos días, señor Garnier – Saludó con gesto de cabeza, tras cerrar la puerta a sus espaldas.
-Buenos días, señor Carter – Le saludó por igual-. Tome asiento – Lo invitó con gesto de mano-. No sabe, lo que me complace saber tan pronto de usted. Mis colegas, me han hablado muy bien de su trabajo.
Jimmy, sonrió tomando asiento.-Uno a mi edad, se enorgullece de escuchar cosas así por su trabajo – Confesó con sinceridad.
-Por lo que veo, no le va estar jubilado las veinticuatro horas del día – Se interesó él, justo cuando eran interrumpidos por la aparición de Karen, con los cafés de ellos-. Gracias Karen.
La mujer asintió y se marchó de forma discreta.
-Eso, lo disfruto igualmente – Cogió su café-. Pero ahora, solo trabajo de tanto en tanto, y me permito escoger los casos. A mi mujer, le gusta que me la lleve de incógnito, cuando hay casos que requieren largos paseos por las avenidas y tiendas comerciales – Informó consiguiendo arrancar una risa al otro.
-¡No me diga eso! – Río sorprendió Gerard-. Pues espero que con mi caso, su mujer pueda acompañarlo.
-Bien – Se inclinó hacia delante-. ¿Cuál sería exactamente mi trabajo?
-Se lo explico – Señaló él, pasándole la carpeta, que en su día le entregó Kénan, para comenzar abrir su corazón a la mirada de aquel buen hombre-. Resumiendo – Aspiró con fuerza, un buen rato después-. Me interesa, saber todos sus movimientos e inclusive, de sus amistades cercanas por un mes.
-Entendido – Asintió con gesto de cabeza-. Su rutina diaria, para poder acceder a ella en todo momento, de manera casual.
-Correcto – Asintió también-. ¿Le interesa?
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Embaucando A Mí Príncesa (Segunda Parte Deberes De Príncesa)
Roman d'amourPortada realizada por @sarelighlp El mundo de su hermana Jacqueline, parece haber dejado de girar en sentido catastrófico, para encaminarse en el camino de la felicidad. Algo que ella, Harmonie, no cree que la vaya a encontrar jamás. Su corazón...