Prólogo

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"Dijo que si"

Rubí terminaba su practica de porristas y se dirigía a su cuarto, el cual compartía con su amiga Lonnie, para poder bañarse, se soltó el cabello y sacudió la cabeza  para que se acomodara, estaba llegando a las habitaciones de las chicas cuando reconoció a su mejor amigo yendo hacia ella con una sonrisa en el rostro.

— DIJO QUE SI — grito su amigo con una enorme sonrisa.

— ¿Dijo que si? — repitió en el mismo tono que su amigo.

— Dijo que si — contesto aun gritando.

— No puedo creerlo, dijo que si — celebro la chica. Su amigo iba a abrazarla pero ella se alejo antes de que el pudiera hacerlo — estoy toda sudada — confeso.

A Ben al parecer no le importo porque la abrazo y luego la levanto del suelo, y dio vueltas con ella mientras Rubí se reía a carcajadas.

— ¿Como lo hiciste? — preguntó sin borrar su sonrisa.

— Mi mamá fue de mucha ayuda —  confesó el futuro rey.

— Vaya, sabia que ella seria de mucha ayuda — asintió la mas baja — esto me emociona mas que el festival de los bufones — admitió dando un saltito de emoción.

Su amigo se rió un poco y luego se despidieron ya que Ben tenia muchas cosas que organizar y Rubí aun debía ducharse, después de eso se le uniría en la organización de la llegada de los chicos de la isla.

A Rubí le emocionaba la idea, sobre todo porque desde que tuvo conciencia de las condiciones de la Isla de los perdidos intento liberarla de todas las maneras que se le ocurrieron, pedirlo amablemente, redactar una petición formal, incluso escribió un pequeño libro donde básicamente escribía que muchos de los villanos tuvieron la oportunidad de ser malvados por culpa de los héroes, por ejemplo Úrsula si ella era una bruja del mar, pero todo lo que hizo se lo pidieron y ella solo reclamaba su recompensa, o el Capitán Garfio, estaba en todo su derecho de estar enojado, un niño volador le corto la mano y luego se la lanzo a un cocodrilo, incluso dijo que el rey Adam, o bestia, se negó a recibir a una pobre anciana en medio de una tormenta, solo porque no era bonita, y Rubí tan solo tenia 12 años.

Si había algo que Rubí había aprendido de su madre es que todos merecen las mismas oportunidades, sin importar de donde vinieras o quienes te precedieran, por eso cuando Ben se presento en su lugar de reuniones, que era una ventana oculta de la escuela desde donde se veía la Isla de los perdidos, sin saber que hacer con su proclama ella solo le dijo eso "Todos merecemos lo mismo, sin importar de donde vengamos" y ahora los chicos de la Isla tendrían su oportunidad... 

Rubí || DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora