Rubí || Descendientes

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Mientras las chicas trataban de entender todo lo que Rubí decía, los chicos seguían a Doug por los pasillos en silencio escuchando lo que el de lentes decía, claro que el hablaba mucho mas lento que su mejor amiga lo que hacia que pudieran entender lo que trataba de expresar; una vez en el cuarto de los muchachos Doug decidió despedirse.

—... Los dejare para que se instalen, si necesitan algo pueden buscarme, y Rubí dejo algunas cosas para ustedes en sus camas — el chico estaba por irse cuando la voz de Jay lo detuvo.

— Ella no es como las demás princesas, ¿cierto? — pregunto el moreno, el chico de cabello blanco solo rodó los ojos y se dejo caer en la cómoda cama que ocuparía — quiero decir, defendió a Evie cuando la otra chica la hizo sentir mal — agrego cuando vio la mirada que le dirigían los otros chicos en la habitación.

— Rubí no es una princesa, es la consejera y mano derecha de Ben, ella defiende a cada persona que lo necesita, aunque no lo merezca, y en el caso de Audrey, bueno ella siempre esta tratando de humillar a las personas, así que Rubí no lo ve como algo grande o extraordinario —  luego de eso el de lentes salio del cuarto y fue a buscar a su mejor amiga para asegurarse de que no se olvidara de comer algo. 

[....]

Esa misma noche los hijos de villanos estaban reunidos en el cuarto de los chicos planeando como robar la varita del hada madrina, realmente querían volver a su hogar, que aunque no fuera el mejor era suyo, Jay acomodaba las cosas que había robado, había desde teléfonos celulares hasta papas fritas.

Entre los objetos se encontraba un collar con una esmeralda incrustada, seguramente valía mucho, Mal se acerco a ver lo que hacia su amigo, ella estaba segura de haber visto ese collar antes, en algún lado.

— Jay  ¿Que estas haciendo? — pregunto la pelimorada tomando el collar en sus manos para examinarlo mas de cerca.

— Se llama robar, verás es como comprar lo que quieras, pero sin pagar — dijo con gracia el de cabello largo para luego revisar lo que tenia en su cama.

 — O podrías dejarlo todo como esta y lo buscamos cuando conquistemos el mundo — contesto Mal mientras guardaba el collar en su bolsillo, aun no recordaba donde lo había visto, pero estaba segura de que seria importante, y si no, bueno tendría un collar nuevo.

— Suenes igual que tu madre  — comento Evie con una sonrisa al notar el brillo en los ojos de su mejor amiga.

— Gracias — dijo mientras ponía una mano sobre su corazón sintiéndose alagada.

Del otro lado del cuarto los chicos jugaban uno de los videojuegos que Rubí había dejado para ellos, luego de unos segundos Mal les recordó el motivo por el que estaban ahí y todos empezaron a buscar la ubicación de la varita.

Cuando por fin la encontraron salieron de su habitación dirigiéndose al museo de Auradon.

[...]

Mientras tanto Rubí revolvía todos sus cajones y baúles buscando su collar, el cual había pertenecido a su madre, no sabía como pero en algún momento lo perdió y no estaba dispuesta a descansar hasta encontrarlo, muchos pensarían que es tierno, pero Lonnie necesitaba dormir y su compañera no estaba ayudando.

— Sabes... — antes de que la asiática continuara tuvo que esquivar un pandero que en algún momento perteneció a la madre de su amiga —  necesito dormir, y tu no estas ayudándome — reclamo atrapando ahora una pelota de malabares.

La mas baja se detuvo y miro a su compañera, quién le lanzó la pelota de regreso.

— Tienes razón, lo siento — se disculpó atrapando el objeto mientras la asiática se sentaba junto a ella en la cama de Rubí — es solo que, era de mi mamá, ella me lo dio en mi cumpleaños y ahora lo perdí — la más baja rompió a llorar y su compañera se apresuró a abrazarla y darle palmadas en la espalda mientras con la otra mano acariciaba su cabello.

No era un secreto que Rubí estaba demasiado apegada a su familia, y por sus deberes como consejera del futuro rey y responsabilidades escolares casi no tenía tiempo para estar con ellos, sin mencionar que tanto su padre como su hermano estaban al mando de la guardia real de Auradon, lo que hacía más difícil encontrar un momento para pasar en familia.

Los chicos de la isla pasaban por ahí, a las chicas y Carlos no les importó demasiado, pero Jay se sintió terrible al verla llorar, más cuando escuchó a la compañera de la chica mencionar el collar que él había robado.

[...]

La mañana siguiente fue extraña para todos en la preparatoria pues Rubí no estaba desde temprano dando vueltas por ahí, agendando citas, programando eventos o anunciando fechas importantes, en su lugar estaba Jane, mientras tanto Rubí estaba buscando desesperadamente su collar por todas partes.

Mal sabía perfectamente lo que tenía la de ojos verdes y era ideal para ganarse la confianza de Rubí, siempre era bueno tener aliados como ella, aunque no supieran que ayudaban al triunfo del mal.

Así que en cuanto vio a la francesa entrar a un salón vacío fue detrás de ella poniendo su mejor cara de amabilidad falsa.

— ¡Hola Rubí! —  habló la pelimorada asustando un poco a la mencionada — te noté un poco distraída esta mañana ¿Hay algo que te moleste? — pregunto recargándose en un escritorio y viendo sus uñas fingiendo desinterés.

— Perdí el collar de mi madre — respondió la castaña sentándose en el escritorio donde Mal estaba recargada — ella es mi mujer favorita en el mundo y me regaló su collar en mi cumpleaños y ayer lo perdí, si hubiera sido cualquier otra cosa no me importaría, pero es muy especial para ella — sin que ninguna lo notara sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas, los de la chica de Auradon al extrañar a sus padres y hermano, tal vez incluso un poco a su cuñada; y los de la chica de la Isla al notar el amor que Rubí expresaba hacia su madre y que parecía ser mutuo.

— Oh, sabes, yo ayer vi un hermoso collar tirado cerca de mi dormitorio —  habló sacando el collar de su bolsillo y tendiéndoselo a la castaña, quien lo tomo con un rostro de agradecimiento — no será este tu....—  no pudo terminar porque la más baja ya la había abrazado murmurando cosas a la velocidad con la que normalmente hablaba, Rubí estaba de vuelta.

—  Muchas gracias Mal, si algún día necesitas un favor o algo parecido no dudes en avisarme — dijo para luego disculparse y salir a toda velocidad a pedirle a Ben que localizara a Jane.

— Créeme Rubí, lo tendré en cuenta —  murmuró la villana viendo por donde la castaña se había ido con una sonrisa malévola.