✐Lección Cinco.

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Semanas después, Bright se preguntó cómo se había convertido en esto su vida; de rodillas en un salón de clases casi vacío, con la boca llena por el pene de un estudiante al que se supone debía impartir lecciones particulares.

Era la cuarta nota perfecta que Win le entregaba, ese día había sido de física, así que Bright amablemente dejó la hoja del examen aprobado sobre la mesa y se dispuso a felicitar a Win por su buen trabajo.

A este punto, dónde ya llevaban más que «solo unas cuantas» mamadas, Win se había vuelto menos tímido cuando Bright se la chupaba, ahora usaba su mano para hacer que Bright llegara al fondo, su nariz rozando con el escaso vello púbico del chico. También le había dejado de doler la garganta cada vez que terminaban, y Bright solía acompañar a Win hasta la esquina de su casa, ya que él nunca lo dejó seguirlo hasta la puerta de su hogar.

Lo único que no había cambiado era el hecho de que Win, por más que estuviera disfrutando la mamada, jamás permitía a Bright tragarse su corrida. Siempre lo apartaba justo a tiempo para que su semen cayera en el piso, y cuando Bright le preguntó porqué no lo dejaba, el chico solo negó con la cabeza, diciendo algo como "eso está sucio". No es como si a Bright le importara, pero Win parecía muy firme en la decisión de mantener su semen lejos de la boca de Bright, así que no lo abrió a discusión.

A decir verdad, Bright lo lamentaba. Ahora mismo casi se quejaba al sentir que Win le haló el cabello para sacar su polla, dejando la lengua de Bright afuera con este gimoteando de decepción cuando vio la rojiza erección botando delicioso pre—semen. Win se masturbó un par de veces antes de soltar un grito pequeño y arquearse, dejando ir toda su carga de líquido blanco sobre el piso. Bright bufó al ver todo el semen desperdiciado, pero se abstuvo de mencionar algo al respecto.

—Salió mucho esta vez, ¿Eh? —comentó sacando el pañuelo que había comenzado a cargar para limpiar a Win y el suelo.

—No digas esas cosas, Phi —protestó Win, avergonzado.

Bright se habría reído de su actitud si no fuera porque de verdad lamentaba no poder probar cómo sabía Win. A veces le hacía sentirse una puta hambrienta, pero él sólo tenía una lengua ansiosa, ¿De acuerdo?

Ah, eso era otra cosa. Win podría haber empezado a soltarse durante las mamadas, pero después volvía a sonrojarse y desviar la mirada, disculpándose con Bright por haber sido algo brusco.

A Bright le gustaba, Win era lindo y se estaba esforzando en las clases, así que ya no tenía quejas técnicamente, además de... Bueno, su pequeño e ignorado capricho.

—¿Cree que me irá bien en la exposición de literatura de mañana, Phi? —cuestionó Win cuando iban caminando en dirección a su calle.

—No veo porqué no. Hoy repasamos y te sabes los versos del libro, no deberías tener problemas.

—Las exposiciones me ponen nervioso —admitió.

—Lo harás bien, Win. El profesor Champ no es mala persona, seguramente será flexible contigo —trató de ser optimista, viendo que Win apretaba las correas de su mochila—. Aparte, si estás nervioso recuerda que obtendrás un premio por hacerlo bien —bromeó.

—¡Bright! —se quejó Win, escandalizado—. Hoy ha estado muy conversador.

Bright rió y dejó de caminar cuando llegaron a la esquina. Win le sonrió levemente con la cabeza gacha antes de despedirse.

—Nos vemos mañana. Ve con cuidado.

—Sí, Win. Llega a salvo a tu casa.

Win asintió y siguió caminando hasta su casa, y hasta no perderlo de vista Bright no se dió la vuelta para dirigirse a su propio hogar.

Lecciones y Mamadas [Adapt. BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora