✐Lección Trece.

2.2K 256 50
                                    


Bright bajó a cenar cuando su mamá lo llamó. Ya todos estaban en la mesa, esperándolo pacientemente para empezar. Mhya regañaba a Min por algo referente a su cabello —posiblemente por haberse teñido de rosado sin permiso— y Champ sólo miraba la comida fijamente, relamiéndose los labios para evitar que la saliva se le escurriera.

Sonriendo, Bright se acercó y tomó asiento. Iba a decir algo, pero el parloteo de su mamá se volvió más fuerte.

—Debes entender que no puedes teñirte de rosado, Min. Esas cosas primero debes consultarlas conmigo.

—¡Soy una mujer adulta! ¿Por qué debo decirte cuándo quiero o no quiero teñirme? —gruñó.

—Mhya, amor, vamos a comer —suplicó Champ sin dejar de mirar la comida.

Fue ignorado.

—Por mí puedes tener cuarenta años, pero mientras yo no me encuentre en un hogar de retiro o en un manicomio, sigo siendo la voz de mando en esta casa.

—¿No debería ser papá? —cuestionó Bright.

Champ apartó los ojos hacia él, riéndose de golpe y sólo por un momento.

—Buen chiste, Brightie.

Bright no quiso preguntar.

—A todas estas ¿Por qué es tan malo que Min se tiñera? —inquirió su padre.

—¿No es obvio, amor? ¡Estamos en época de castaño claro! —Se señaló su propio cabello, que estaba del color mencionado—. No te envío revistas de moda semanalmente para que vengas con este acto de rebeldía.

Bright y su padre casi se van de espaldas en sus sillas.

—¡Buen provecho! —exclamaron ambos cuando por fin pudieron comer.

Mientras arrasaban con la comida, hablaban de cosas triviales como habían hecho esos días. Bright contó sobre sus clases, sus padres del trabajo y las cosas que tenían planeado para cuando regresaran, y Min sobre un chico que había conocido en la peluquería ese día.

—Por cierto, mamá —dijo tras tragarse los fideos. Su mamá lo miró—. Mañana vendrá un amigo a pasar la tarde.

—¿Un amigo? Oh, ¿el pequeñito de lindo trasero?

—Eh, creo que te refieres a Gun, pues no.

—¿El guapo que siempre tenía un comentario sarcástico para todo? —inquirió su papá.

—No, tampoco es Gulf —rió.

—¿Tienes más amigos? —dijeron ambos con asombro, como si fuera algo completamente intangible.

—Bright ha hecho nuevas amistades en este periodo. Y todos son realmente lindos —comentó Min con gracia—. Pero más guapo está su orientador. ¡Era todo un papucho!

—Hablas de Foei, ¿no? Ah, lo conocí en una reunión del instituto —suspiró su mamá—. Era tan amable, como un príncipe.

—¿Tendrá esposa?

—Ojalá que no.

Bright parpadeó, entre incómodo y curioso de por qué su papá no parecía prestarle atención a eso. No le tomó mucho recordar que ellos no eran celosos, ninguno. Siempre bromeaban con estas cosas (aunque a juzgar por la excitación con la que su mamá se refería a Foei, no estaba seguro de que bromeara).

—Bueno, Bright. Nosotros iremos a visitar a tu hermano por la tarde —le confirmó Mhya con una sonrisa—. Puedes invitarlo, así vamos todos.

—A Win no le dejan salir mucho mamá, y no quiero ir fuera de la ciudad con él a escondidas de sus hermanos.

Lecciones y Mamadas [Adapt. BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora