Aún recuerda aquella tarde como si estuviera condenado a vivirla una y otra vez por el resto de su vida.
A él le gustaban las tardes. Eran su momento favorito del día, quizás porque se acercaba la noche, quizás porque le gustaba admirar al sol mientras se escondía en el horizonte hasta dejar al mundo por donde caminaba en total oscuridad, quizás porque muchas de las mejores cosas que le han sucedido a su vida tuvieron lugar por la tarde.
Salvo ese momento.
Había estado nervioso la mayor parte del día, y de hecho hasta había tenido que retirarse de al menos dos de sus clases derecho a la enfermería, en donde recostó para descansar de todo el estrés que aquel gigantesco acontecimiento teniendo lugar justo después de clases le estaba provocando. La verdad era que al pelinegro no le importaba ni en lo más mínimo lo que descubriría con ese importantísimo −según sus compañeros, maestros y hasta su familia− examen, pero Shigeo sabía de antemano que acabaría poniéndose nervioso de todos modos.
Así, el chico se pasó todo el día con la cabeza en las nubes, la vista algo borrosa, y la idea de que quizás sí le importaba más de lo que pensaba carcomiéndole por dentro.
Y la situación, por supuesto, empeoró en cuanto se escuchó la campana que indicaba el final de la jornada escolar y, por consecuente, el inicio de aquella ajetreada movilización del alumnado de primer año hacia el gimnasio de la escuela. Shigeo trató lo mejor que pudo en recomponerse y acompañó a sus compañeros hacia aquel lugar, aunque no pudo dejar de temblar sino hasta que encontró su lugar correspondiente, y suspiró un poco más relajado cuando todos los demás alumnos se quedaron completamente callados. Tenía suerte de que apenas eran siete clases distintas, porque si hubiera sido el instituto completo habría explotado en su sitio. Y entonces el director comenzó a hablar, explicándole a todos tanto el procedimiento que llevarían a cabo para tomar el examen como el del examen mismo, y lo último que escuchó Shigeo antes de que todos los alumnos empezaran a hablar entre ellos otra vez fue la voz de su maestro, que les pidió a su clase que le acompañasen. El aire comenzó a fluir a medida que la clase entera caminaba en dirección a un salón que no era el suyo, oxigenando un poco el pobre cerebro del pelinegro, que se permitió respirar cada gota de aire que podía encontrar en cuanto sus compañeros se separaban un poco de él. Al menos eso logró calmarle, y el hecho de que el profesor les había explicado que tenían que esperar a que las clases por delante de ellos tenían prioridad, por lo que todo lo que podían hacer era justamente eso, esperar.
Lentamente todos los alumnos entraron a aquel salón desconocido y se sentaron en todos los asientos vacíos, siendo el último justo al lado de la ventana que daba al patio de la escuela el que Shigeo había elegido para mantener aquella sensación de calma. Y los minutos comenzaron a pasar, hasta que se hicieron horas, y finalmente llegó el turno de su clase, y entonces el estómago de Shigeo se anudó con tal fuerza que ni siquiera sus poderes psíquicos podrían ayudarle a deshacerse de aquella dolorosa sensación. Uno a uno sus compañeros salieron del salón para sentarse en el pasillo, y una vez que el doctor de la escuela entró junto a la enfermera y su maestro y se instalaron en su interior finalmente comenzaron a llamar a los jóvenes.
Uno a uno entraban a hacer el dichoso examen, y el protocolo decía que, una vez tomado, podían salir al patio a respirar y descansar hasta que todas las clases estuvieran examinadas, y luego esperar por sus resultados hasta que la campana les llamara nuevamente al salón en donde habían sido examinados, una especie de receso de todo el ajetreo. Al final la situación había sido menos de lo que Shigeo había sobre-pensado a lo largo del día, y en un abrir y cerrar de ojos el pelinegro ya estaba de vuelta afuera, listo para esperar.
Había sido demasiado fácil.
Sin embargo, aquel nudo en su estómago aún seguía allí, y se fue fortaleciendo mientras el pelinegro esperaba, hasta que la campana finalmente sonó.
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the prettiest flowers bloom at night. [TeruMob]
Fanfiction[OMEGAVERSE AU] ⚠️CANON DIVERGENCE⚠️ Su vida siempre había sido... Extraña. Y a él siempre le había gustado eso, porque en el fondo le hacía sentir especial. "Eres especial," le repetían de vez en cuando. "Eres especial porque eres único en un mundo...