Capítulo 5.

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Esa mañana se despertó... inspirado.

Debería haberse sentido decaído, o al menos deprimido por no haber podido cumplir con lo que venía planeando el día anterior, regañándose a sí mismo por haber llegado lo suficientemente tarde a su apartamento como para encontrar a su novio completamente dormido en su lado de la cama. Se suponía que ambos sabían los horarios del otro, e irse a la cama juntos era algo que trataban de hacer lo más que sus tiempos les permitían, porque la noche era el único momento en el que pasaban más de diez minutos juntos bajo el mismo techo.

Y Shigeo sí se sintió mal, al menos por un par de... días, porque todas las mañanas siguientes Teruki se despidió de él con un beso que hacía que todo su cuerpo vibrara ante la sensación, despertándole ante la necesidad de mantener con vida el contacto.

¿Cómo había pasado una semana entera sin poder mirarle a los ojos y decirle algo?

—Buenos días, Shige.

Los ojos del pelinegro se abrieron ante su amante, que estaba sentado justo a su lado, y este sonrió mientras acariciaba su mejilla, acercando su rostro al contrario para besarle. Shigeo parpadeo un par de veces, forzando a su cerebro a despertarse, porque no quería perderse de ese momento ni aunque estuviera moviéndose.

Por ello esperó a que Teruki decidiera acabar con el contacto para envolver sus brazos en su cuello, sorprendiendo al rubio con un beso aún más intenso, los brazos del más alto cayendo rendidos a los costados de Shigeo, quien sonrió y cerró sus ojos para continuar besándole, afianzando el abrazo antes de tirar ligeramente del rubio hasta que ambos estaban acostados una vez más.

—Espera, Shige, amor —logró decir el rubio entre besos, que él tampoco era capaz de detener, porque el contacto y la calidez eran algo tan similar a una droga que Teruki temía volverse adicto, especialmente cuando su trabajo estaba en juego. Pero logró contenerse, empujando suavemente el cuerpo contrario hasta que sus ojos se encontraron, una pequeña sonrisa divertida brillando en los labios de Shigeo—. Voy a llegar tarde al trabajo.

La mano del pelinegro viajó desde el hombro del mayor hasta su mejilla, en donde acarició con ternura antes de apoyar su palma abierta sobre ella, Teruki respirando hondo con una sonrisa antes de presionar su cabeza contra ella, abrazando a Shigeo desde su cintura y atrayéndole hacia él.

—Te quiero, Teru —mencionó con suavidad, y los ojos de Teruki se abrieron ante aquellas palabras, que aunque siempre solía escuchar, el hecho de que vinieran de parte de Shigeo nunca fallaba en hacerle sonrojar. El pelinegro buscó con su mano libre una de las de Teruki, guiando aquella extremidad hacia su pecho, y la apoyó a la altura de su corazón antes de entrelazar sus dedos por encima—. Te quiero, te quiero, te quiero.

El rubor en Teruki creció considerablemente mientras admiraba y sentía los latidos del corazón de su novio, que estaban muy por encima de lo normal, y no pudo evitar llevar su mirada hacia su rostro, sonriendo ante la brillante sonrisa que su novio le estaba dedicando. Pudo ver felicidad, amor y... emoción. 

Parecía que explotaría de la emoción.

Esa mañana realmente se despertó inspirado.

—No sé a qué viene todo esto tan de repente, pero no voy a decir que no me gusta.

Shigeo sintió un ligero escalofrío recorrer su espalda ante la voz de su novio, que se acercó a él una vez más para besarle, el pelinegro volviendo a abrazar su cuello ante el contacto. El beso volvió a durar un par de minutos, que ambos querrían calificar como una eternidad lo suficientemente larga como para quedarse en ella por el resto de sus vidas, pero Teruki tenía que irse, o de lo contrario realmente llegaría tarde, por lo que simplemente se separó de su novio, que solo abrió sus ojos desorientado, siguiéndole con la mirada hasta que le encontró terminando de colocarse su uniforme.

the prettiest flowers bloom at night. [TeruMob]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora