Huída

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Camino hasta donde partí. Todavía están las casas de campaña y las cenizas de la hoguera, varias latas de cerveza también.
-Estoy lista.
Sin escuchar respuesta de pronto comienza a hacer viento. Entonces el portal se abre.

-Entonces, me estás diciendo que hablaste con una mujer mayor, te quedaste en casa de ella y conociste a su "atractivo" hijo -dice Deimos con tranquilidad.
Agacho la cabeza avergonzada. Hice lo que me dijo que no hiciera.
-¿Crees que afecte en algo?
-No mucho, pero sí. Todo afecta de diferente manera.
Asiento. Menos mal. Ahora lo que procede en ir en busca de los secuestradores oficiales de Elizabeth.
-¿Qué prosigue?
Deimos propone ir en su coche y averiguar donde se esconden los Omfalas.

-¿Cómo te ha ido? -pregunta papá.
-Bien.
Mamá y papá se miran entre sí pero yo los ignoro. Subo a mi habitación y llamó a Hebe, quien está implicada en todo esto.
-Tenemos que partir. Esta noche.
-¿Así sin más? -pregunta.
Me muerdo el labio. Es muy descabellado.
-Sí, Hebe.
-¿Cuándo regresamos?
-No lo sé... Pero es importante que no le digas a nadie, ni a tu madre.
Hebe había perdido a su padre hace varios años. Trato de no mencionarlo demasiado aunque se que a ella ya casi no le importa.
-Claro -dice y puedo escuchar el nudo que tiene en la garganta. Sé que está asustada. Yo también.
-¿A que hora nos vemos?
-A las 12 de la noche.
Nos despedimos y mientras puedo me recuesto en la cama.
Tras varios minutos de estar dando vueltas en la cama me levanto y preparo mi mochila. La misma que llevé hace horas. Estoy exhausta y no podré dormir, genial. Miro la hora: 11:35, la casa de Deimos no me queda lejos así que me iré cuando falten diez minutos para la hora pactada.
Logró salir de la casa sin hacer ruido y salgo a la calle.
Camino por la calle llena de muchachos que seguramente han salido de fiesta. Camino y me detengo en la casa de Deimos. Le mando un mensaje para que sepa que estoy afuera. Minutos después llega Hebe.
-Hey -me dice sin ánimos. "Lo sé, también tengo miedo".
Minutos después sale Deimos con una gran mochila en la espalda. Hebe pone los ojos en blanco.
-Qué exagerado, Deimos.
-Llevo lo necesario.
Nos montamos en el auto de Deimos y arrancamos el viaje. Hebe va en el asiento trasero y se está mordiendo las uñas. Cuando nota que la miro le sonrió y ella me sonríe también. Una sonrisa con miedo. No sabemos a lo que vamos.
-¿Cuántas horas de viaje? -pregunta Hebe.
-3 o más -dice Deimos.
-Qué joda. Ana, ¿Qué se siente ir por un hoyo de gusano?
-Es... Como una presión en todo tu cuerpo. Casi nada.
- Genial.
Aún puedo escuchar como su voz está cargada de inseguridad. Por fin, después de horas de no dormir caigo en el sueño profundo y despierto horas después en un ambiente de lluvia.
-Bella durmiente, ya casi llegamos.
Reconozco la carretera, la flora, aunque ahora está mojada gracias a la lluvia que cae suavemente. Huele a tierra mojada, y aspiro profundamente. Hebe no ha pegado el ojo en toda la noche. Son las 4 de la mañana, el sol está saliendo y el cielo está de un color violeta y el silencio afuera es pacífico.
Nos adentramos en el pequeño pueblo, vacío y solitario pero bellísimo. Bajo la ventana un poco y el viento me sopla en la cara.
-¿A dónde se supone que vamos? -pregunta Deimos.
-Podríamos... -comienzo a decir -ir a la casa de Amelia.
-¿Quién? -pregunta Hebe.
-Una señora que conocí hace poco. Vive no muy lejos de aquí.
Todos acceden y le doy las indicaciones a Deimos. Cuando llegamos me doy cuenta de que van a ser las 5 de la mañana y que probablemente estén dormidos. Pero qué más da. Toco la puerta y pasan cerca de 5 minutos y no hay respuesta. Cuando decido tocar de nuevo la puerta se abre y sale Alex en un pantalón de dormir, sin camisa. Trago saliva. Me ve con los ojos entrecerrados.
-¿Amber?
-Ana -le corrijo.
-Claro. ¿Qué... Quieres?
-Eh...
-Estamos aquí para hacer algo importante, es todo lo que debes saber -dice Deimos detrás de mí.
-¿Y tú quién carajo eres? -Suelta Alex.
-Es mi amigo -digo rápidamente. -Escucha, -susurro -sé que no soy nadie para venir aquí y pedir unos días para quedarnos, pero créeme que no seremos molestia y...
-Tienes razón. No eres nadie para venir aquí.
Auch.
-Lo sé. Sólo... Unos días -pongo mi mano en su brazo. -Por favor.
Me mira con ojos profundos y me cuesta mantener la mirada y agacho la cabeza.
-Bien -acerca su rostro al mío y dice: -sólo dos días.
Da la media vuelta y me giro hacia mis amigos. Asiento para indicarles que podemos pasar y entramos a la casa.

Beyond The WormholeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora