Planes

3 0 0
                                    

-Deberías dormir -le digo a Hebe.
-No puedo.
Estamos en un cuarto que nos brindó Alex.
-Tu amigo no está nada mal -dice ella.
Alzo los hombros.
-No está mal.
-Ay sí.
Pongo los ojos en blanco.
Deimos se instaló en una habitación al lado de la nuestra. Son las 6 de la mañana. Hebe se recuesta en la cama. Nos ha tocado una individual y tenemos que compartirla.
-Duerme Hebe. Yo bajaré por agua.
Salgo del cuarto y bajo las escaleras. La casa está en silencio y camino sobre el piso de madera. Voy a la cocina y recuerdo cuando Alex hizo hot-cakes. Una sonrisa me sale de la nada y la borro cuando veo a Alex sentado en la barra de la cocina.
Camino hacia la alacena y tomo un vaso sin hacerle caso a su presencia.
-Primero llegas, me quitas el sueño y después no saludas -dice.
Tardo unos segundos en sopesar sus palabras. "Me quitas el sueño". Sacudo la cabeza, "tonta, lo despertaste".
-Hola -murmuro.
-Buenos días -media sonrisa.
-¿Se te ha pasado el mal humor? -suelto.
-Es normal, me has despertado a las 5 de la mañana.
-Lo siento. No lo haría si no fuera importante, ya lo he dicho.
-¿Piensas explicarme qué es eso tan importante?
Me muerdo el labio.
-La verdad es que no.
Asiente lentamente y frunce la boca.
-¿Quién eres?
La pregunta me sorprende.
-¿Qué? Creí que ya lo sabías.
-No sé nada de ti.
Tiene razón. Piensa, Ana.
-Soy... Ana. Vivo no muy lejos de aquí. Preferiría no decirte dónde. Ellos son mis dos amigos, Deimos y Hebe.
-¿Hebe? ¿Qué clase de nombre es ese?
Volteo los ojos.
-Es todo lo que necesitas saber.
Asiente y me doy la vuelta para llenar el vaso en el grifo. Siento su mirada en mi espalda. Tomo agua y vacío el vaso. Me giro y efectivamente me está viendo.
-No sabes lo bien que le caíste a mi madre.
Alzo los hombros.
-Casi siempre le caigo bien a los adultos.
-No puedo adivinar por qué.
Lo miro con el ceño fruncido.
-Aparte ella es muy dulce.
Él alza los hombros.
-Iré a dormir un poco -le digo. -Deberías hacer lo mismo.
Paso a su lado y subo las escaleras. Miro sobre el hombro y me percato de que está sonriendo.

Hebe está noqueada en la cama. Prefiero no despertarla.
Es la misma habitación en la que me quedé cuando vine. Me dirijo a la ventana y observo el cielo naranja. Está amaneciendo. Entonces siento una presión en el pecho. ¿Qué dirán mis padres cuando no me vean por la mañana? Dejé una nota, espero que no hagan un drama inmenso. He desconectado el móvil por si se les ocurre llamarme. Espero que entiendan.
Hebe dice unas palabras pero está dormida así que le restó importancia. La gente comienza a salir de sus casas listas para un día de trabajo o simplemente correr por la mañana.
Salgo del cuarto y bajo. Me recuesto en un sillón de la sala y me quedo dormida al instante.

El olor a especias me hace gruñir el estómago y abro un ojo. Ya es de día totalmente. Me levanto y me tallo los ojos.
-Buenos días Ana.
La señora Amelia está en la cocina y hace el desayuno. Le sonrió y me dirijo a una silla.
-Me da gusto volverte a verte -me dice.
-Lo mismo digo. Permítame ir a avisar a mis amigos para que bajen.
-Perfecto, avisa a Alex también, querida. Su habitación es la segunda a la izquierda.
Me sonríe y yo subo las escaleras. Entro y Hebe sigue dormida. Me pesa despertarla pero tengo que hacerlo.
-Hebe.
La estrujo y balbucea que la deje dormir. Abre los ojos y frunce el ceño. Está desorientada. Cuando se orienta hunde la cara en la almohada y chilla. Volteo los ojos y al fin se levanta.
-¿Podrías ir a avisarle a Deimos?
Mientras Hebe va por Deimos yo voy por Alex. Abro la puerta muy despacio, la habitación está oscura, la cortina está corrida. Tanteo el terreno para no caer en bruces y entonces topo con la cama y mi codo impacta en lo que parece ser la espalda de Alex. Gime de dolor y yo me aparto rápidamente.
-Carajo -dice con la voz comprimida. Prende la luz de mesa y me mira.
-Lo siento -digo rápidamente.
Se talla la cara y suelta una maldición.
-¿Qué ocurre?
-Desayuno -carraspeo - Baja a desayunar.
Salgo casi corriendo de ahí y me sitúo en el comedor. Hebe y Deimos ya están comiendo y mi plato me espera.

Beyond The WormholeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora