Amnesia.

Capitulo 3.

Emma
Trataba de recordar lo que sea pero por mas que me esforzaba mi cabeza se calentaba y luego me daba un dolor de cabeza horrible lo que me hizo que me preguntara si era normal. Encendí la pequeña televisión que estaba arriba en una esquina, busque por todos los canales de las noticias para encontrar alguna noticia de mi accidente pero no había nada lo que se me hacia muy extraño. Tocaron 2 veces la puerta celeste de la habitación y 2 cabezas se asomaron en ella: mis padres. Ellos entraron sonriendo mientras me abrazaban muy fuerte, eran tal y como los recordaba: mi madre tan pequeña, frágil y hermosa, su cabello ya no tenía ese hermoso café ahora lo tenía completamente blanco por el tinte de cabello y siempre usaba esos hermosos vestidos tan elegantes que tenía. Mi padre también tenía el cabello cubierto por finas canas plateadas, siempre usaba traje ya que el era el jefe de la compañía de abogados mas exitosa de Nueva York y a pesar de que tenía la pinta de un señor con un carácter fuerte, el era muy cariñoso. Me dejaron de abrazar y ambos se sentaron en el pequeño sillón de 2 personas color azul marino que estaba en frente de mi cama.
-hay hija, no sabes el pánico que me dio al saber de tu accidente ¿que te dijo el doctor?- me pregunto mi mamá abriendo los ojos como platos, la verdad no sabia que contestarle por que no sabia nada de mi accidente.
-bueno la doctora me dijo que tenía amnesia que si logro recordar tal vez sea solo temporal- mi padre miro a mi madre que parecía estar más pálida de lo normal.
-lo importante es que estas completa y sana- ¿sana? No podía creer que mi papá pensara que estuviera sana, tener amnesia no era nada bonito. Tener que frustrarte por recordar era cada vez peor, el no sabia por lo que estaba pasando. Yo no estaba para nada sana pero sonreí ante su comentario.
-la doctora también dijo que si ustedes me decían cosas sobre mi vida tal vez recuerde más rápido- era mentira pero sabia que era verdad, lo único que quería era saber por que me case con el hombre de los ojos bonitos y sobre mi vida actual. Antes de que mis padres se dieran unas miradas cómplices la puerta se abrió y entro el hombre que hace mas de media hora estaba aquí conmigo con una doctora.

Zayn
Mire a los padres de Emma que estaban sentados en el sillón azul, no pensé que ellos vendrían a visitar a su hija ya que Emma tenía algunos problemas con ellos y lamentablemente no se dirigían la palabra y tampoco se visitan. Me quede parado en la puerta como si estuviera prohibió entrar a la habitación pero que tenía unas ganas por desobedecer esa regla y entrar ni mas ni menos pero no lo hice, solo me quede parado. Sabia que Emma me inspeccionaba por que movía sus ojos grises de arriba hacia abajo, la conocía mas que nadie.

-¿se te ofrece algo?- mire a su padre que siempre tenía esa apariencia de un señor realmente estricto, desde los problemas de Emma con su padre no habíamos hablado hasta ahora por lo que estaba muy nervioso.
-lo siento, la doctora Judy dijo que Emma se pudiera ir cuando quiera- volví a mirar a Emma pero ella no me miraba, miraba a su padre con ojos de admiración. Ojalá pudiera recordar lo que su padre había echo.
-¿tan pronto?- me pregunto Emma, su voz era tan magnifica. Ella la odiaba por que pensaba que se escuchaba de una niña pequeña pero en realidad se escuchaba de una mujer segura de si misma.
-desde el accidente te trasladaron al hospital, yo desperté cuando llegamos pero tu no. Llevas 3 días inconsciente, pero ahora despertaste- sonreí como un niño pequeño feliz por mirar a mi Emma bien, ignorando la amnesia que padecía ella estaba completa y despierta.
-vaya Emma, no deberías de dormir 3 días no sabes de todo lo que te pierdes- dijo su madre riendo, Emma aun me miraba y yo a ella y de verdad daría lo que fuera por que mi esposa recordara todo lo que tenga que recordar.
-bien entonces le llamare a esa doctora Judy para que la desconecte de todos estos aparatos para que mi niña pueda regresar a nuestra casa- dicho esto su padre se levanto del pequeño sillón, le dedico una sonrisa a su hija y camino hacia la puerta deteniéndose para que yo me quitara de su camino. Pero yo no podía permitir que Emma se fuera a la casa de sus padres en donde solo existen mentiras, hipocresías y muchas cosas mas desagradables.
-no señor, yo le hablare a la doctora Judy- le sonreí, el se acomodo un botón de su saco y miro de nuevo a su hija.
-esta bien, aquí te esperamos- volvió al sillón y yo salí corriendo hacia la oficia de Judy, rogando para que ella pudiera ayudarme con el traslado de Emma.