¿Me ayudarás?

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—Pero dime, ¿Qué paso? ¿Cómo es que llegaron hasta esa apuesta? —Bastante curioso el rubio se acercó un poco más hacia Stan para poder escucharle mejor.

—Uh... Bueno es una historia corta pero idiota, jaja... —mencionó mientras rascaba su nuca con nerviosismo y procedió a contar la historia:

Bueno todo comenzó cuando mamá anuncio que iríamos a visitar a la Tía Regla...

Todos estaban comiendo su cena como de costumbre, cuando comienza a sonar un teléfono celular

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Todos estaban comiendo su cena como de costumbre, cuando comienza a sonar un teléfono celular.

—Disculpen, es el mío — La castaña se levanta y se aleja del comedor para atender la llamada. — ¿Hola? ¡Ah, Tía Regla! Que gusto escucharte de nuevo, ¿Unas vacaciones en Oregón? Umm... No lo sé, Randy está ocupado con la granja, aunque a los niños no les vendría mal un poco de aire citadino, más a Shelly, no se ha sentido bien últimamente. De acuerdo Tía, ¿Cuándo dijiste que nos iríamos?...

Al volver la castaña venía más animada, después de sentarse bastante contenta mencionó; «"Familia, mañana iremos a Oregón con la Tía Regla."» expectante por la reacción de todos dejo a un lado sus utensilios y cruzó las manos.

—¿Entonces? ¿Qué opinan? —preguntó la castaña mientras miraba a todos de arriba a abajo.

—Sharon, sabes que en cualquier otra situación me encantaría, pero ahora estoy muy ocupado con las granjas y no puedo viajar... Además, necesitamos cuidar al abuelo. —Randy desvió la mirada un tanto nervioso.

El de ojos azules estaba buscando una excusa para no ir y quedarse en casa para hacer lo que quisiera sin supervisión, era la mejor oportunidad de su vida casi podía escuchar a Cartman en su cabeza cantando "Tengo un billete premiado, tengo un brillo especial en el ojo~~", inconscientemente sonrío al recordar el tonto proyecto de paternidad que la señorita Nelson haría por una estupidez con el orfanato de Denver.

—Mamá, yo no puedo ir, recuerda que tengo escuela... —fingió frustración y siguió comiendo.

—Oh, no te preocupes Stanley, sacaremos un permiso especial.

—Me gustaría, pero el proyecto que realizaremos estás semanas es muy importante para la calificación y no me lo quiero perder, lo siento mamá... —dijó el azabache menos para luego encogerse de hombros y seguir comiendo.

—Mph... No sé si me arrepentiré de esto luego, pero, Shelly y yo iremos al viaje mientras tú te quedas con papá a cargo, ¿Les parece? —Nerviosa Sharon frota levemente sus manos y sonríe temblorosamente.

—Por mí no hay problema.

—Por mí tampoco.

—Agh, como sea... Maldito mojón. —La de orbes castaños golpea al azabache en la cara.

—¡Ouch! ¡Mamá, Shelly me golpeó! —Con ambas manos se tocó la parte herida y soltó un quejido.

—Shelly, no golpees a tu hermano cariño...

Consecuencias de una apuesta ‹DESCONTINUADA›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora