Dos

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Narra Daniel:

Por fin mi pulguita había vuelto, la había extrañado mucho. Era costumbre de nosotros dormir juntos cuando éramos pequeños, sentía que así lo protegía mejor. Abro los ojos y me muevo lentamente para no despertarla. Miro de reojo pero veo que su lado de la cama esta vacío.

Miro el despertador de la mesita de noche y son las 6:40 a.m donde podría estar a esta hora. Si mal no recuerdo le gustaba dormir hasta pasadas las 9:00 a.m.

Salí de mí habitación buscándola pero todas las luces están apagadas menos la de su cuarto. Me dirigí a su habitación para comprobar sí estaba ahí. Estaba sentada en una de las sillas del balcón mirando el amanecer.

- Es una vista maravillosa. -digo admirando el alba.

- Si, me gusta ver como comienza un nuevo día. - responde todavía mirando el cielo.

- Pero no crees que después de un viaje tan largo lo mejor sea que descanses un poco más. -comentó sentándome en la silla que está a su lado. - Si estabas incómoda conmigo, lo siento n...

- No es culpa tuya -me interrumpe- es sólo que desde hace años no duermo mucho -confiesa.

- Entiendo, pero ya han pasado muchos años, pensaba que lo habías superado.

- Y lo superé, además recuerda la diferencia horaria, debo estar pasando por el jet lag nada de que preocuparse. -comenta trenzandose el pelo.

Tiene razón, en Inglaterra ya debe ser mediodía. Decidí dejar el tema ahí, se que no le gusta hablar sobre sus sentimientos y es mejor no presionarla demasiado. Estuvismo sentados en silencio observando como salía el sol y nos bañaba con sus rayos de luz.

- Bueno pulgita es hora de prepararse. -digo levantándome de la silla.

-  ¿Qué vamos a hacer?. -pregunta confundida.

- Yo voy a trabajar y conociendo a mamá te va a secuestrar. -nos reímos al mismo tiempo.- Tenemos media hora antes de bajar a desayunar así que cambiate. - digo dándole un beso en la coronilla.

Me dirijo a mi habitación a bañarme y ponerme algo decente para el trabajo. Los hoteles están situados cerca de la playa así que es una de las zonas más calusosas de la Florida. No me gusta vestir de traje, solo lo hago en eventos especiales así que decidí ponerme una camisa blanca mangas largas con los 3 primeros botones abiertos, un pantalón negro y unos zapatos formales. Me pose un poco las manos por el pelo y ya estaba listo. Me pongo el reloj Rolex Daytona de oro.

Baje a tiempo para desayunar. Carrie todavía no había bajado y mis padres estaban sentados tomando café. A penas me senté me serví una taza de café y me estaba preparando una tostada con jalea cuando mi hermana apareció. Si que había cambiado, ahora se maquillaba y usaba ropa que resaltaba su cuerpo, se veía más segura de si misma.

- Daniel -habla mi padre- hoy van a ir a hacer una sesión de fotos  en una de las piscinas del hotel.

- Si padre, estaba enterado de eso. -respondo dándole un sorbo a la taza de café.

- Aseguraté que tengan una buena atención. -comenta- es una de las agencias de publicidad más prestigiosas del país. -concluye volviendo a centrarse en el periódico.

No podía negarme, este tipo de convenios era esencial para nuestros hoteles. Así nos priorizaban en las campañas de publicidad cuando inaugurábamos un nuevo hotel, campismo o restaurante.

- Carrie que te parece si nos vamos de compras. -sugiere mi madre.

- Será lo mejor. -contesta mi hermana- la ropa que usaba en Londres no es la más apropiada para este clima.

Terminamos de desayunar tranquilamente. Cada uno fue saliendo por su lado. Salí en mi auto deportivo, era mi favorito, y era la mejor elección para llegar rápido al trabajo y firmar los papeles que tenía pendiente antes de que llegarán los de la agencia. En la piscina estaba todo listo para la sesión solo faltaban los modelos y el fotógrafo. Sino me equivocaba la campaña era para una empresa de accesorios que iba a vender accesorios de piscina y spa.

- Daniel Williams, -volteo cuando escucho que me llaman- cuánto tiempo sin verte viejo amigo.

Nos abrazamos dándonos palmadas en la espalda. Bruno Lexington, tiene dos hermanos más, el es el del medio. Un alma libre, cuando cumplió los 18 empezó a viajar por el mundo y ahora tiene 25 al igual que yo.

- Me alegra verte, bro. Hace tiempo no sabía nada de ti. -siempre nos llevamos bien.

- Viajando y conociendo las costumbres de distintos pueblos. He pasado la mayor parte del tiempo en América y Asia. -responde.- Ahora soy fotógrafo.

- ¿Qué hizo regresar al hijo pródigo?. -bromeo.

- Mi padre necesitaba que sus hijos se hicieran cargo de todos sus negocios, mientras él y mi madre se van un año de vacaciones por toda Europa. -comenta- Y bueno a mi me tocó la agencia de publicidad. Por lo que veo a ti al igual que a mi nos ha tocado seguir con el legado familiar.

- Pues si, yo me hago cargo de los hoteles de mi padre mientras el descansa y mi hermana regreso ayer de Inglaterra pero espero que pronto tomé un puesto aquí. -exclamo- Es buena en las Relaciones Públicas y en el Marketing, así que trabajaras con ella cuando tengamos que hacer otra campaña.

- Será un placer conocerla pero ahora tengo que ponerme a trabajar antes de que se haga más tarde.

- Nos mantemos en contacto, bro.

Nos dimos un apretón de manos y cada uno se puso a hacer su trabajo. Pasé la mayor parte del tiempo firmando papeles y recorriendo el hotel hablando con los clientes y el personal verificando que esto estuviera en orden. Cada vez que tenía un tiempo pasaba por la piscina. Hoy era uno de esos días tranquilos y lo agradecía.

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El amor me hace dañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora