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Hayunnie se ve hermosa.

Me resulta imposible reprimir la sonrisa que se instala en mi rostro mientras la veo con su vestido de novia; la prenda es larga, blanca y tiene un toque tan elegante que no le pasa desapercibido a nadie. Parece un ángel.

—Estás preciosa, mamá —le digo, y ella me mira por el reflejo del espejo solo para regalarme una sonrisa cálida.

—Gracias, cielo. Y gracias por haberte hecho espacio en tu agenda para venir aquí, ¿seguro que no te meterás en problemas? —Pregunta, su mirada tornándose un poco preocupada.

—No, descuida —niego con la cabeza—. Mi compañera accedió a cubrirme un rato. Además, Sunghoon avisó que llegaría tarde hoy.

—¿Crees que a él le gustaría este vestido?

Mis ojos ruedan automáticamente.

—Yunnie, ya te lo dije, no puedes casarte con él. Papá se pondrá triste.

Mi madrastra suelta una risa y se voltea hacia mí.

—No me refiero a eso, tonto. Pero tú mejor que nadie sabes que Sunghoon es una leyenda en el mundo de la moda. Creo que tiene un gusto excelente; ninguna de sus colecciones para Gucci me ha parecido mala o aburrida.

—Él es talentoso, sí —hago una breve pausa antes de agregar—. Y creo que le gustaría mucho tu vestido.

Una dulce sonrisa vuelve a iluminarle el rostro, para luego regresar frente al espejo y seguir midiendo, analizando y apreciando su vestido de novia.

Dejo escapar un leve suspiro y, como acto seguido, mis manos rebuscan en mi mochila negra hasta dar con el sobre blanco que contiene los boletos del crucero de Filipinas dentro. Observo fijamente el objeto de papel, al tiempo que trato de ordenar el centenar de pensamientos encontrados que me invaden la cabeza.

No sé qué hacer y me siento acorralado. ¿Debo decirle la verdad o inventar alguna excusa? Si digo la verdad... ¿Sospechará? No tengo idea. Y eso me impacienta.

—Entonces, ¿a quién llevarás a la boda? —La pregunta repentina de Hayun consigue que el sobre se resbale de mis manos por un instante, pero lo sujeto y lo oculto detrás de mí antes de que pueda percatarse.

Me lleva unos segundos conectar mis neuronas y procesar la pregunta que me ha hecho.

—¿Qué? —Digo, sonando más atónito que confundido.

—A la boda, Sunnie. ¿Ya tienes acompañante o serás como tu tío soltero Dong-Yul?

—¿Es obligatorio llevar a alguien? —Cuestiono y, en ese momento, un destello inquieto se apodera de mi sistema.

—No... Pero sería lindo. ¿No estás viendo a nadie?

—No. No tengo mucho tiempo ahora... —Hago una pausa, recordando lo muy atareada y estresante que es mi vida últimamente—. Aunque podría llevar a una amiga. No quiero ser como el tío soltero y bailar con una botella de vino.

—Ese es mi niño —Yunnie se acerca para revolver mi cabello con su pequeña mano.

Un silencio cómodo se instala entre ambos mientras que mi madrastra le comenta a la modista su positiva opinión acerca del vestido que le han confeccionado.

Es entonces cuando una sensación ansiosa comienza a correr por mis venas, avisándome que debo hablar ahora o nunca. De pronto, siento que puedo desmayarme en cualquier momento, pero no dejo que el temor me controle... No del todo.

TENDENCIA + TORPEZA [Sungsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora