06

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Park Sunghoon:
Café.

Detesto mi completa existencia. Carajo.

¿En qué momento mi vida se convirtió en esta bazofia?, ¿cuándo fue que mis días se resumieron en proveer de café a este ogro astuto y apuesto?

Esto es tan irritante, incluso aunque la paga es buena.

Cuando me levanto, bufando y con una expresión digna de un muerto viviente, SoDam dirige sus bellos ojos hacia mí y frunce el ceño.

—¿A dónde crees que vas? —Suelta, mientras yo me coloco mi chaqueta.

Sin molestarme en abrir la boca para responderle, le enseño la pantalla de mi teléfono. Ella murmura un sutil «oh» y vuelve a sus tareas administrativas.

¡Ya es el segundo café que bebe en menos de dos horas! Este hombre del carajo se va a morir y yo voy a quedar desempleado. Maldito sea.

No me lleva más de quince minutos regresar al edificio con la bebida caliente y me dispongo a hacer mi ingreso al despacho del jefe.

Es entonces que noto algo raro en él, en sus rasgos faciales. Hay algo que no anda muy bien, Sunghoon parece molesto, preocupado y decaído en partes iguales. No puedo evitar fruncir el ceño y pensar que esa cara larga se debe a la visita que recibió de su suegro.

—Aquí tiene —le digo, como si una parte de mí esperase un agradecimiento de su parte. Pero eso, por supuesto, no ocurre.

—Voy a necesitar un cambio de ropa para el final del día —espeta sin siquiera mirarme luego de tomar el vaso plástico cargado que le traje—. Llama a mi estilista de vestimenta. Me apetece un pantalón negro y una camisa blanca.

—¿Es una broma? —Las palabras parecen saltar fuera de mi boca sin siquiera detenerme a pensarlas apropiadamente.

Entonces, me gano la pesada mirada del jefe. Se quita las gafas de marco negro y su entrecejo se arruga levemente.

—¿Qué cosa?

El terror repentino que me invade forma un nudo en la boca de mi estómago. Carajo, ¿por qué siempre hablo cuando sé que no debo hacerlo?

—Quiero decir... —Comienzo, aclarando mi garganta para disimular mi nerviosismo—. Me refiero a que su traje azul está limpio, ¿no es así?, ¿qué hay de malo en él para que quiera cambiárselo hoy? Se ve increíble. Yo no me lo quitaría en un mes.

El hombre luce como si deseara estrellarme el puño en la cara, su expresión lo dice todo. Sin embargo, un destello delicado que roza lo tierno surca sus facciones, pero se marcha tan rápido, que no estoy seguro de haberlo visto realmente.

—Es demasiado formal —contesta, sonando relajado como siempre—. Saldré esta noche y quiero estar cómodo.

Cierto. Él verá a YoonGi hoy.

Aunque sé que le irrita darme una explicación, me pregunto por qué se ha tomado tal molestia.

—Sí, entiendo. Discúlpeme, no debí entrometerme. Llamaré a su estilista ahora mismo.

—Nene —me llama, por lo que me volteo hacia él.

—¿Sí?

Otra –maldita– vez, esa mirada. Su vista está clavada en mí mientras me estudia desde abajo hacia arriba, hasta que se detiene en mis ojos, y puedo sentir cómo mi sistema activa la alarma de pánico total.

¿Por qué tiene esa costumbre del carajo? Es como si quisiera descubrir hasta el espacio más recóndito de mi alma cada vez que me mira así.

—Nada. Vete.

TENDENCIA + TORPEZA [Sungsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora