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Estoy hecho un manojo de nervios.

A pesar de que no tuve la mejor de las noches porque Sunghoon tuvo otro de sus episodios como sonámbulo y me dio el susto de mi vida, no puedo evitar sentirme más que feliz. Ahora mismo, puedo decir que por fin me quité un peso muy jodido de la espalda.

¡Finalmente le conseguí un segundo asistente a mi novio! ¡Adiós a buscar café, recoger ropa, y ser el chico de los mandados!

Lim Johyeon es un año mayor que yo y ya tiene mucha experiencia siendo asistente y también recepcionista en importantes marcas de indumentaria masculina. Su aura, sin duda, denota mucho entusiasmo mezclado con profesionalismo, la cual es —absolutamente— una cualidad que el segundo ayudante de Park Sunghoon debe poseer.

No sé cómo ni por qué me contrató en su momento.

Además, el chico es amigo de Yi-kyung, así que su postulación fue un poco más sobresaliente que la del resto.

Que nadie les diga que aplicar a un trabajo que no requiere título universitario es fácil. Ser inteligente y astuto no alcanza: necesitas un amigo poderoso que te dé una mano.

¡Bendito seas, Heeseung!

—¡Muchísimas gracias por esta oportunidad, señor Kim! —El emocionado muchacho me dice. Puedo jurar que incluso tiene ganas de abrazarme, pero se contiene como un campeón—. Prometo que no lo decepcionaré.

—No me lo agradezcas, tu resumen es impecable para ser tan joven —digo, porque sé que todo el crédito es suyo debido a los esfuerzos que seguramente hizo en el pasado—. Y, por favor, llámame Sunoo.

—Yi-kyung solo ha hablado maravillas sobre Park Sunghoon —traga saliva luego de pronunciar el nombre de mi novio. Oh... Parece asustado—. ¿Algún consejo que pueda darme?

No tengo dudas sobre que la respuesta a eso solo puede ser una cosa:

—Nunca traigas café tibio, mucho menos frío.

—Lo mantendré siempre en cuenta, Sunoo. —Por alguna razón, percibo que no se siente cómodo al llamarme por mi nombre. ¿Tan poderoso me veo? ¡Todavía me cuesta ponerme la corbata correctamente!

—Fue un placer entrevistarte, Johyeon. Te esperamos el lunes.

—Aquí estaré —me dedica una reverencia ante mis dichos.

—Y, Johyeon... A Sunghoon debes llamarlo Sunghoon. Nada de señor Park ni hyung.

El jovencito palidece, sus ojos negros se llenan de desconcierto y, torpemente, asiente reiteradas veces con la cabeza antes de retirarse de mi oficina.

Cuando el nuevo segundo asistente de mi novio se marcha, caigo sobre la silla tratando de comerme mis propios bostezos. Todavía tengo mucho por hacer. Por ejemplo, ir a ver qué tal le va a la primera —también nueva— asistente del jefe. Oh Ji-yu parece que será un buen reemplazo de SoDam; Dowook la recomendó y yo quedé encantado con sus aptitudes cuando la entrevisté. Y estuve tan seguro de ella, que ni siquiera Sunghoon tuvo que charlar con ella.

Sunghoon será el jefe de la empresa, pero yo soy el jefe de la relación. Oh, sí, carajo.

Después de una breve charla con Ji-yu, donde aprovecho para informarle que a partir del lunes tendrá a su compañero, decido ir a ver a SoDam.

Avanzo por el pasillo familiar tranquilamente, mirando cómo todos los empleados se desenvuelven en sus tareas diarias, cuando de repente recuerdo que Jaeyoon me debe algo.

TENDENCIA + TORPEZA [Sungsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora