nada puede salir mal...

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• Día 6
•3,3k de palabras
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—Puedes hacerlo.— se alentó a si mismo por lo bajo. Miró al frente, firme y seguro. —Horacio, durante todos estos años juntos, hiciste que este hombre se sintiera más vivo de lo que nunca fue... no.— se detuvo por unos segundos y corrigió lo dicho. —Me hiciste sentir cosas que jamás creía posibles... que jamás creí experimentar con alguien como tú.

Volvió a parar, pensando por unos segundos lo que luego diría:

—Eres el único que me ha enseñado lo que es amar, más de lo que yo ya conocía... y en este momento, Horacio, no podría imaginarme un futuro sin ti a mi lado. Es por eso que... quería pedirte si tú... ¿quieres casarte conmigo?

Y el silencio hizo presencia en esas frías paredes. Con la pequeña caja aterciopelada envuelta en sus manos se miró al espejo, suspirando nervioso.

Hoy era el día donde por fin tendría el coraje de dar un paso muy importante en su vida, en la vida de ambos.
Luego de tanto tiempo conociéndose y siendo pareja oficial hace dos años, por fin era hora.

Nada en esta noche podía salir mal.

En su bolsillo vibró su celular, el cual sacó y vió quien llamaba. Al reconocer el contacto "солнце" de inmediato atendió.

—¿Horacio?

—Volkov, amor, ya estoy por salir.— habló el moreno. —Pensé que tardarían más en hacer el corte, ¡ah! y también me teñí. Ya quiero que lo veas.— coqueto terminó.

—Que bueno, cariño, yo también estoy por salir.

—¿Aún estás en casa?

—Si, me... me estoy preparando.

—Uy, ¿y se puede saber para qué?— sonrió ante el comentario, para luego responder con un tono similar.

—Bueno, me preparo para ver al hombre más hermoso de este mundo.

—¿Cómo? ¿Y quién es ese?— preguntó, simulando una voz algo enfadada.

—Ese eres tú, Horacio.

—Ya lo sabía, ruso, estaba jugando.— dijo acompañado de una risa, que luego le contagió al mayor. —Llegaré en diez minutos al restaurante o quizás antes.

—De acuerdo, nos veremos entonces.

—Bien, nos vemos, ¡te amo!— dijo alegre.

—Yo también te amo, Horacio.— le respondió antes de colgar.

Guardando el móvil nuevamente se miró al espejo una vez más.
Ya era hora de salir.

Del baño se dirigió al vestidor, eligiendo una chaqueta para así completar su traje. Escogió el más elegante que conservaba, el ideal para una noche como esta.

En su cartera llevaba lo más importante, además de su identificación, llaves y billetera, también poseía aquella caja de terciopelo.

Se subió a su auto y condujo hasta el restaurante. Todo el camino mantuvo silencio, reflexionando sobre cuáles serían las palabras correctas para usar en su propuesta.
Tan centrado estaba cuando apenas se enteró que había llegado al sitio, y estacionó fuera de este junto a otros vehículos.

Al apagarlo de inmediato empezó a mirar su alrededor. Casualmente observó a un taxi llegar, y de este bajó a quien buscaba.

El francés salió del coche vistiendo un traje con tonalidad de un suave rosa, que hacía juego con su calzado y cresta.
Desde la ventanilla le habló al chofer, dándole la paga de su viaje.
Se enderezó y llevó la mano a su cabello, peinándolo un poco a uno de sus costados.

volkacio loving month ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora