volkacio loving month ♡

¡fuera de juego!

• Día 8
• 2,4k de palabras
• Enemies to lovers
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El público enloquece al ver el equipo de grandes ligas entrando en la cancha.
Vestidos con su clásico uniforme amarillo y morado, el comentarista presentó a cada uno de los integrantes que se formaban en medio del lugar.

Cruzando hasta el otro extremo del espacio las cámaras enfocaron sus rostros, que luego se veían en las grandes pantallas ubicadas en centro y techo del estadio.

Los fanáticos gritaban al ver a sus jugadores favoritos en escena, pero sin dudas quien más se llevó la atención de las gradas fue el capitán.

Horacio Pérez, líder del equipo, portando el número diecisiete en su espalda con mucho orgullo.

Su carrera profesional comenzó hace apenas tres años. Gracias a su esfuerzo y capacidades tanto en técnica como en la práctica del juego, se ha ganado el respeto de grandes veteranos del deporte.

Poco fue el tiempo donde entrenadores se dieron cuenta de su potencial en el liderazgo a la hora de ejecutar las estrategias. No lo dudaron un segundo, y lo nombraron capitán de su grupo.

Desde entonces, el equipo ha conseguido importantes victorias en los últimos años.
Hoy esperaba que fuese igual, encontrándose en la final del partido más importante de estos tiempos.

Tenían muchas chances de ganar, entre los miembros siempre tuvieron confianza y fe los unos por los otros.

Algunos sentados en las bancas y otros de pie, pero todos poniendo atención a las reglas de su capitán, que indicaba las próximas jugadas que iban a realizar y motivándoles a dar lo mejor de sí.

Una vez terminado su discurso y a pocos minutos de iniciar, el jugador número cinco se acercó a él, hablándole en un tono burlón:

—Mira, allá está tu mejor amigo.

El moreno volteó a donde señalaba, observando que del otro lado se hallaba el equipo rival, pero sabía perfectamente de a quien se estaba refiriendo su compañero en realidad.

Viktor Volkov, descendencia rusa, con una carrera de casi ocho años lideraba aquel grupo de chicos vestidos de azul y rojo. Mejor conocido como uno de los jugadores más altos en el deporte.

Este no sería su primer enfrentamiento. Por su gran contraste de personalidades, ambos no se caen del todo bien que digamos.
Sus equipos llevan años de rivalidad, al punto de que cada encuentro, según los fanáticos, se consideraba histórico.

El intercambio de sus miradas fue inevitable, poniéndolos serios al instante mientras el mayor comenzó a caminar hasta el centro.

—Uy, se ve que quiere charlar, ¿te invitará a un café luego?

—Haces otra broma así y no jugarás este partido, Gustabo, te lo digo en serio.— firme le respondió, alejándose de sus compañeros.

En el medio del lugar fue donde se encontró cara a cara con su rival, lanzando una mirada desafiante.

—Horacio, tanto tiempo, nos volvemos a enfrentar.

—Lo mismo digo, Volkov.

—No esperaba verte en la final.

—Bueno, yo soy el que debería sorprenderse, luego de no clasificar para dos torneos consecutivos esto es lo menos que me esperaba de ti...

El ruso, sarcástico, se rió por lo bajo para luego responder:

—Ay, Horacio, ¿soy yo el que siempre debe recordarte el fiasco de partido que hiciste el año anterior?

—¿Y yo recordarte la gran derrota que tuviste contra los verdes?— poniendo una mano en su cadera le contestó. Pese a que el peligris atacaba fuerte, él no se dejaría caer.