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El cielo se había puesto rojo, pues el atardecer se había hecho presente. Los árboles dejaban caer hojas por todo el camino y el aire las regaban llevándolas a cualquier lugar.

Tan solo unos días habían pasado desde la repentina muerte del hijo de los Uchiha. Sakura no dormía  se había encerrado en su habitación justo después del funeral. Tenía un ataque de  ansiedad que apenas si le permitía respirar, no quería comer y lo único que hacía era asearse pues la sangre aun corría por sus piernas debido a los loquios del postparto.

Sasuke se había ido desde hace dos días y no se sabía nada de él. Naruto  permanecía afuera esperando alguna señal que les dijera que estaba bien.  ¿Pero como? Si había entregado a su  pequeño  hijo como pagó por todos los pecados que había cometido.

Se metió a la tina, con la mirada fija en un solo punto. No sabía que hacer, no sabía como continuar su vida hasta que ese montón de pensamientos llenos de rencor aparecieron otra vez.

Entonces salió, se vistió con su típico vestido negro hasta las pantorrillas y salió por fin de su habitación.

—Sakura chan ¿Quieres que te traiga algo de comer?— Naruto le tomo la mano mientras besaba sus nudillos pero no le dijo nada.

La mujer camino hasta la entrada de la casa y allí se despidió con un apenas audible voy a la iglesia.
¿Que pasaba por su cabeza? El despertar en la mañanas y sentir su vientre que ahora era pequeño por la pérdida prematura de su bebé, no ella ya no era la misma. Esta vez tenía motivos para quemar y romper, y así lo haría.

—Buenas tardes, me gustaría hablar con el doctor Yakushi.—  Le dijo a la enfermera que se encontraba atendiendo una llamada.

—Al fondo por favor en la segunda puerta, ese es su consultorio. —

Sakura camino por ese largo pasillo y luego llamo a la puerta del consultorio.

—Señora, no puede pasar. Tiene que esperar a que la llamen.—

Esas fueron sus últimas palabras, dos tiros en el pecho fueron lo que terminaron con su vida.

Pero ella no se sintió libre, no recupero a su hijo, pero al menos había asesinado a ese médico que la había tratado como una loca, que le había dado una dosis alta para tranquilizarla y por eso su bebé estaba muerto. No, no estaba loca, ella era médico también. Sabía que le habían hecho algo y que por eso ahora se sentía como una miserable basura sin un motivo por el cual vivir.

La policía se movilizó pero cuando quisieron hacer algo Sakura ya había escapado. Se fue la iglesia, el lugar más seguro del mundo para ella.

—Mi señor, perdóname por haberte abandonado.

—Hija mía, entiendo tu dolor y te perdono. ¿Estas segura de que aun puedes continuar?—

—Yo soy tu sierva, soy una esclava que puedes utilizar a tu antojo. Soy el arma con el que debes a acabar a tus enemigos. Tómame y usame a tu antojo que yo estaré aquí para cumplir cualquiera de tus deseos.—

—Yo lo se,  pero también se que has venido por algo, te escucho.—

—Quiero tu permiso para matar a Izumi y a Itachi uchiha.

—Estas en tu derecho, pero aun no es tiempo. Dame unos días y te diré cuando deberás hacerlo. Por lo pronto quiero que te encargues de otra cosa más importante.—

—Si señor.—

Cuando volvió a casa su esposo ya la esperaba, en una de sus manos una copa de whisky y en la otra un cigarro.

—Seguramente ya estas bien  como para largarte así como así a la calle.—

—Necesitaba ir a la iglesia.—

—Necesitas descansar, la doctora dijo que tu parto fue difícil.—

—De qué me sirve descansar si siento que me voy a morir.  ¿Y tú dónde estabas? Creí que te había pasado algo.—

—Estaba pensando si quería seguir con esto.— El Uchiha le dio un trago a su whisky y luego hizo que Sakura se sentaba en sus piernas jalandola de la cintura.— Estoy cansado de tanta mierda.—

—¡¿Y que?! ¿le vas a dejar todo a Itachi? después de todo el trabajo que te costó conseguir esas rutas. — la pelirosa se acercó al oído de su esposo y susurro con malicia.— Estoy segura de que serías mejor director que tu hermanito.—

— Soy mejor que él en todos los aspectos,  pero a menos que mi hermano se retire o se muera no voy a poder tomar su lugar. Lo que pase primero—

—Sería buena idea.—

— ¿Que?

—Qué se retire, así podríamos manejar  el negocio con ganas.

—Estas diciendo muchas estupideces mejor ve a la cama.

—Eso haré, pero mañana vuelvo al trabajo y eso no está en discusión.

—Mañana harás lo que quieras, pero  ahora ve a dormir.

Sasuke beso la mejilla de su esposa y le regalo una sonrisa, para qué luego ella se perdiera entre las habitaciones.

Naruto llegó más tarde a casa y se encontró con el uchiha que estaba perdido viendo el televisor.

—Hasta que te apareces, creí que debía buscarte en la morgue.—

—No tienes tanta suerte.

—Y a todo esto ¿Donde mierda estabas? Seguramente poniéndole los cachos a Sakura.—

—Eso es lo último que haría, ninguna vieja se compara con Sakura. Me detuvieron en la cana por conducir ebrio. Ahora tengo que pagarles para callar a los policías.—

—Eso te pasa por imbecil.

Mientras el rubio preparaba café  en el televisor anunciaban la noticia de la semana.

—Esta mañana en el hospital de la Purísima Concepción ocurrió un atentado. Una mujer rubia de aproximadamente 25 años asesino al Director Médico Kabuto Yakushi, a dos enfermeras al igual que aún elemento de seguridad. Les pedidos que si la reconocen  denuncienla a los números que están apareciendo en pantalla.

El Uzumaki casi tira la taza de café cuando vio las fotos que las cámaras de de seguridad habían captado.

—¡No mames! ¡Es Sakura!—

—Estas pendejo, Sakura tiene el cabello rosa.—

—Mírala bien, esas facciones tan delicadas, y él vestido. Es igualito al de ella. —

—¿Pero que motivos tendría Sakura para matar a ese doctor?—

—¿Que no te acuerdas? Él fue quien la atendio cuando se puso toda histérica.—

—Si ya me acuerdo, pero no creo Sakura es una pan de dios, ella no podría.—

—Sasuke no hay duda de que estas enamorado de ella. Sakura no nos está diciendo la verdad, ella esconde algo.





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