Cómo si no fuera suficiente mi desgracia me enamoré de alguien que rechazó mi cándido amor. De alguien que ignora mis sentimientos y rompe mis esperanzas e ilusiones con cada mirada de desdén.
Es inexorable la manera en la que tú corazón late cada vez que sientes el olor, presencia y contacto de ese alguien que alborota tus hormonas. Lastimosamente la mayoría de las veces el amor es despiadado con sus aficionados, los hace padecer y delirar. Los tiene suspirando y lamentando en cada luna llena. Afortunados son los que lo encuentran mutuo y no tienen que desbordarse desconsoladamente tratando de adormecer el infinito dolor.