Lo tenía a mi lado de nuevo, había logrado sacarlo de ahí a salvo, estaba bien, ahora estaba conmigo. En cuanto lo dejé en casa fui a por Silik, ese imbécil no se iba a quedar así nada más viviendo como si nada, lo golpeé, una y otra vez, con fuerza. Su propio orgullo le ganaba y seguía hablando entre cada pausa, como si no tuviera suficiente de los golpes.
- Lo he visto desnudo, tiene un trasero espectacular. - esa fue la frase que me hizo explotar y comencé a golpearlo mucho más fuerte que antes, dos de mis hombres tuvieron que entrar a separarme de él, cosa inútil siendo que iba a morir. Decidí dejarlo por la paz, de todas formas sería hombre muerto, obviamente después de una larga sesión de tortura.
Volví a donde pertenecía, esos ojos verdes eran mi lugar ahora. Pero en cuanto llegué me sorprendí ante la repentina noticia que recibí: se quería ir. Quería alejarse de mi lado, sus ojos, esos hermosos orbes verdes lucían destrozados, había un extraño vacío en ellos, había perdido a alguien. Se alejaría de mí incluso no importándole que me necesitara, aunque fuera un poco, ni el hecho de que me quería.
Pero lo había prometido, prometí que lo dejaría ir en cuanto él me lo dijera. Una palabra de sus labios y mis deseos callarían. Él decidía y si esa decisión era irse, dejaría que se fuera, sin embargo, no podía dejarlo solo, su padre ya no estaba, la casa en la que vivía no tardaría en caerse y el barrio en el que estaba no era muy lindo que digamos, así como dudaba que aceptara mi dinero para vivir mejor.
Así que busqué, busqué y busqué hasta encontrarla, cuando averigüé sobre la familia Foster supe que la esposa de Tyler lo había dejado y había abandonado a Duncan. Marie Brown fue buscada por mí y por mis hombres hasta que por fin la encontramos, vivía en una granja a casi dos horas de la ciudad junto a su esposo Rick González, dueño de la granja, además de dos niños como fruto del matrimonio entre ambos.
Mirando la información de ella pude darme cuenta que tuvo a Duncan con apenas 17 años, mientras que Tyler le ganaba a ella por 11 años, una diferencia de edad algo grande, pero no tan fuera de lo común.
En cuanto la tuve localizada no tardé mucho tiempo en darle la noticia a Duncan, había estado mal algunos días, supongo que por lo de su padre, es difícil ver a alguien de tu familia morir, mucho más de una forma tan atroz. Se alegró un poco al saber que la granja de su madre sería el lugar en el que se quedaría, seguramente quería verla. El momento de llevarlo no tardó mucho en llegar.
- Gracias por todo lo que hiciste por mí. - fue lo que me dijo antes de despedirnos. ¿Todas las relaciones terminaban de esa forma? Probablemente la de nosotros aun no terminaba, pero así se sentía con esa frase, como un 'gracias por lo que hiciste, eso será todo hasta ahora, me iré a buscar algo más, seguiré con mi vida sin ti'.
Por más que haya decidido que su palabra sería la orden y que lo dejaría hacer lo que de verdad quisiera, no podía evitar esperar a que me dijera que quería quedarse conmigo, que ya lo había pensado bien y que no quería alejarse de mi lado. Más eso nunca sucedió, nos despedimos de la misma seca forma que como nos tratamos los últimos días, sobre todo porque casi no estuve en casa sino que me ocupaba de mis negocios y de buscar a Marie. Además de que quería darle su espacio y tratar de hacer más fácil la despedida, si me pegaba a él como sanguijuela no lograría nada más que hacer más difícil ese momento.
Lo quería y el hecho de alejarme de él me dolía mucho, no quería hacerlo, más al mismo tiempo pensaba que era lo correcto, había pasado tantas cosas conmigo que tenerlo encerrado en contra de su voluntad era una verdadera locura, debía darle el beneficio de decidir por él mismo lo que quería hacer, era por eso que ahora lo dejaba atrás, sentía un terrible ardor en mi garganta que no me permitió decirle nada más, solo asentí y me fui a toda velocidad de ahí, en el retrovisor solo miré su silueta cada vez más lejos.
Di algunas vueltas más despejándome y, finalmente, tomé un rumbo, llegué a donde estaba ella. Había comprado flores, sus flores favoritas, gardenias y lavanda, con solo oler la lavanda recuerdos venían a mi cabeza, ella siempre olía así, la casa también, las gardenias decoraban casi cada rincón y la lavanda ocupaba el jardín de la casa junto con algunos rosales y uno que otro árbol frutal; a mi madre le gustaban las plantas y prácticamente cualquier cosa verde que creciera en la tierra.
Me senté a un lado de su tumba dejando el ramo en el centro, su hogar estaba limpio y claro, la pintura acababa de ser retocada, así que se miraba más blanca que nunca, una foto de ella descansaba en uno de los lados, perfectamente protegida contra la lluvia, el viento y cualquier cosa que pudiera dañarla. Normalmente no la visitaba más que dos o tres veces al año, pero siempre me preocupaba porque estuviera bien.
- Tal vez se te haga raro que venga a visitarte hoy, en tu aniversario, ambos sabemos que nunca vengo en esta fecha, pero siempre hay una primera vez. - a decir verdad odiaba este día, siempre me traía recuerdos del momento exacto en que falleció, junto a toda esa mierda de tubos pegados a su cuerpo que no la dejaban ni moverse, por eso trato de nunca recordarlo, pero siempre está ahí, en mi cabeza. - ¿Sabes? He encontrado a alguien, supongo que es por eso que se me pegó la gana venir hoy, lo acabo de dejar ir, decidió irse, pero creo que era lo mejor. Es casi justo como tú me dijiste que sería, como me platicabas, ¿recuerdas esos cuentos? Sobre el príncipe que encontraba a una hermosa princesa, llena de amor y paz, que le transmitía una calma infinita y que lo hacía querer ser mejor con solo su mirada, pues... él es así, claro, no es una princesa y mucho menos yo soy un príncipe, pero yo lo siento así, creo que somos muy parecidos a ese cuento. Por eso me arrepiento de todo lo malo que he hecho, que le he hecho. Sé que sabrás que es importante porque he venido a decírtelo, cuando alguien es importante para ti siempre dejarás que tu madre sepa de él. - sonreí - Estoy enamorado de él. No sé qué va a suceder entre nosotros, pero espero algún día llegar a ser feliz junto a él. - me quedé en silencio después de eso, solo acompañando la tumba de mi madre, hasta que finalmente me despedí de ella y me levanté para irme.
Le di una última mirada a su tumba y seguí mi camino, en cuanto llegué al camino más ancho volteé hacia el otro lado, un poco atrás, por allá, entre todos aquellos muertos estaba mi padre, pero solo volví a mirar al frente y seguí caminando.
ESTÁS LEYENDO
El Privilegio De Ser Tuyo | A.W.
أدب المراهقين"Hay otra forma de pagar" Esa fue la frase que comenzó todo, cosas que nunca creí me pasarían en ésta miserable vida pasaron, lo conocí a él, mi mente gritaba que era mío, esos ojos, sus labios, su piel... Todo de él gritaba que me pertenecía. Pero...