Capítulo tres. Ceremonia de marcación.

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(...)

—Buenos días, omma, appa.

Baekhyun se despertó más tarde esa mañana, y nadie había interferido en su sueño, el omega había llegado demasiado tarde la noche anterior, y obligarlo a levantarse temprano solo lo pondría de mal humor y cansado toda la mañana. La casa ya estaba completamente limpia cuando se levantó, y como siempre su familia estaba toda en la cocina. En aquella época era habitual que la cocina fuera la habitación más grande de la casa, también servía como sala de fiestas en cualquier celebración, al tener puerta directa al exterior.

El omega se sentó junto a su hermano mayor, Minseok también era omega, y en esa familia nadie consideraba una maldición tener dos hijos omega, era una bendición, independientemente de cómo lo viera la gente. Minseok y Baekhyun fueron bendiciones, no maldiciones.

—Hyung, ¿cómo te sientes esta mañana?

Oyó el suspiro de Minseok resonando en la cocina, el omega tenía el semblante abatido, sus ojos eran profundos, no había dormido. El hombre mayor dejó de coser a mitad de camino, dejando los paños sobre la mesa, miró a Baekhyun con una pequeña, y el más joven sabía exactamente lo que significaba esa leve sonrisa, así que se quedó en silencio, intentando no perturbar más la pequeña paz que aún tenía Minseok.

Esa era la peor época del año para Minseok, el frío lo atacaba aún más fuerte que a los otros omegas, sus labios tenían tonos morados por la baja temperatura del cuerpo. Minseok se estaba muriendo, esa era la realidad, congelándose más con cada día que pasaba, perdiendo cada vez más la cordura que aún le quedaba. Dicen que para un omega que ha perdido su alfa, ya no hay salvación. Minseok estaba perdido, y encerrado para siempre en esa maldición.

La marca se estaba desvaneciendo en su cuello, desapareciendo más cada día, por otro lado, el dolor solo empeoraba, los sueños se hacían cada vez más reales, era una tortura. El invierno en sí era una tortura, pero esos días, los días en que los alfas salían a cazar eran aún peores, la imagen del cadáver de su alfa era aún más clara en su mente, habían pasado tantos años, pero para él parecía ayer. Quería recuperar a Wonsik, pero era imposible.

—Baekhyun, necesito que compres algunas cosas para la casa.

Su omma también era un omega masculino, y se las arregló para ser aún más pequeño que sus hijos, era muy guapo, ni siquiera el tiempo había podido arrancarle su belleza, era perfecto. Sus ojos eran pequeños y dibujados, como los de Minseok, mientras que la cara de Baekhyun era similar a la de su padre. El omega puso una cesta sobre la mesa, que serviría para traer la comida.

—Puedo ir, Baekhyun no sabe lo que necesitamos —Minseok sujetó el asa de la cesta y la levantó de la mesa.

—Hace frío fuera, es más seguro quedarse en casa, hijo, no quiero que...

—¡No me trates como a un inválido!

Minseok se había enfadado, no era de los que gritaban a su omma, de hecho nunca gritaba a nadie. Pero ser tratado como si estuviera enfermo era humillante para él. Conocía su condición, sabía sus limitaciones y cómo la muerte de su alfa le dejaba vulnerable a todo, sin embargo, se negaba a aceptar su condición. Minseok no quería morir, quería vivir, igual que Wonsik quería que viviera.

Pero no era feliz como quería Wonsik.

Bastaron unos pocos pasos fuera de la casa para arrepentirse profundamente de esa decisión, el frío le cortaba, estar ahí fuera, incluso con tantas capas, era lo mismo que estar desnudo. Le dolía, el frío le dolía, y a cada paso que daba sentía que sus piernas iban a ceder y se iba a caer allí mismo. La venta no estaba lejos de allí, pero el camino hasta allí parecía peor que cruzar el desierto de noche.

ꜥꜤ mordida de alfa ⌁ ֶָ࣪ ˒ kaisoo 𖥔 traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora