Capítulo cinco. Los alfas se aparean con los omegas.

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(...)

El caballo de Jongin era grande y negro, al igual que su forma lupina, Kyungsoo seguía impresionado por lo mucho que todo lo que rodeaba a Kim parecía encajar perfectamente con él. Kim Jongin era como una gran caja llena de sorpresas, y aunque no fuera a hablar en voz alta, Kyungsoo estaba disfrutando de cada una de ellas. Jongin parecía preocuparse de verdad, y ese era su detalle favorito sobre él. Nada de lo que salía de él parecía falso, el moreno era tan verdadero en sus acciones, siendo considerado y paciente.

Agradecería a los dioses esa suerte.

—¡Hola!

Giró la cara inmediatamente buscando al dueño de la voz, era común asustarse con cualquier voz desconocida, su madre era la culpable de dejarlo así, siempre le decía que no hablara con extraños y que no estuviera a solas con gente que no conocía. Sin embargo, la imagen de aquel omega sonriente no transmitía ningún peligro, era tan pequeño como el propio Kyungsoo, y su mirada tranquila hacía que su figura fuera muy sencilla, hasta el punto de transmitir una confianza instantánea.

—Hola —respondió Kyungsoo mientras terminaba de atar al caballo en el lugar correcto, acababa de alimentarlo y le estaba cepillando el pelaje. Era divertido detenerse a analizar las ganas que tenía de complacer a Jongin de todas las maneras posibles.

—Soy Junmyeon, tu vecino, he visto que te acabas de mudar aquí y he venido a darte la bienvenida.

Su voz era dulce y tranquila, de pie junto a la valla que separaba los dos patios traseros, el omega, ahora Kim, no conocía muy bien a la gente que vivía por ese lado de la manada, nunca había sido muy de salir de casa para explorar y conocer el pueblo, y para ser sinceros, no tenía muchos amigos. Quería conocer gente nueva, tener nuevos amigos, y Junmyeon parecía ser un fuerte candidato para ello.

—Pasa, hablemos.

—Voy por ahí.

Kyungsoo volvió a entrar en la cabaña, y no tardó en aparecer Junmyeon en la puerta de la cocina, un poco tímido. No hacía falta mirar dos veces para darse cuenta de que estaba embarazada, su vientre, bastante abultado, parecía acercarse al final de su gestación, y el omega caminaba con cierta dificultad. Kyungsoo señaló los taburetes de la mesa pidiéndole que se sentara, cosa que el visitante hizo.

—¿Te importa si corto la carne mientras hablamos? —preguntó mientras ponía el enorme cuenco sobre la mesa, junto con la tabla y el cuchillo.

—No, no hay problema.

Por mucho que estuviera siempre sonriendo, se podía notar que había algo que no funcionaba, sus ojos transmitían algo más, algún problema a medio resolver. Kyungsoo quería ser amable con su vecino, y tal vez los dos podrían convertirse en grandes amigos algún día, sería realmente agradable tener un amigo viviendo tan cerca. Echaba de menos a Baekhyun todo el tiempo, podía ayudarle con muchas preguntas. Tal vez Junmyeon pudiera ayudarle también, después de todo, el omega parecía ser un poco mayor que él, y en consecuencia más experimentado con las cosas de la vida.

—Enhorabuena por el bebé, tú y tu alfa deben ser muy felices. —Se mostró feliz por su vecino, un niño era sinónimo de felicidad en todas las cabañas de aquel pueblo.

Pero la sonrisa de Junmyeon se desvaneció por completo, el omega bajó la mirada incómodo y se alisó el vientre, deteniéndose a mirarlo unos segundos en silencio. Kyungsoo sabía que había dicho algo que le hacía sentir así, y empezó a sentirse culpable, por mucho que no entendiera bien lo que estaba pasando.

—Sí, estoy muy contento —respondió, aunque no lo parecía.

Lo miró una vez más, deteniéndose en que la capa dejaba su cuello desprotegido. Fue entonces cuando se dio cuenta de su error, Junmyeon no tenía ninguna marca, lo que en consecuencia significaba que no estaba casado.

ꜥꜤ mordida de alfa ⌁ ֶָ࣪ ˒ kaisoo 𖥔 traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora