➳ Capitulo 2 - Atrapada.

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-Entonces vendrás conmigo -concluyó anne y Maddie asintió nuevamente.

-No quiero arriesgarme a que la distancia corte el vínculo para comunicarnos, así que me quedaré en el pueblo mientras tú...
Haces lo que tengas que hacer -dijo con una gran sonrisa, abrochando su cinturón de seguridad.

Cuando anne tiro sutilmente hacia atrás su cabellera café, Maddie logró distinguir lo que era una larga cicatriz que empezaba de detrás de su oreja, hacia el cuello. Y por la apariencia, debió tener unas cuantas puntadas.

Eso la alarmó un poco, sin embargo intento no darle mucha importancia.

Todos los cazadores tienen cicatrices. ¿No?
cicatrices de batalla.

Aún así, no pudo contener la curiosidad de buscar más, pues la pequeña explicación en su cabeza no la convencía del todo. Encontró un par de lo que parecían ser arañazos en su brazo derecho. Y algunas heridas cicatrizadas en sus muñecas. Profundas heridas.

Si, eran cicatrices de batalla. Una consigo misma.

-¿quieres dejar de verme tanto? -gruñó una anne incómoda, sintiendo la curiosa mirada de la bruja sobre su cuerpo-. Molesta.

-solo quería saber si tenias licencia de conducir.

La pobre excusa de Maddie hizo estallar a anne a carcajadas.

-¿quien necesita una licencia para conducir un coche?

Por lo menos había desviado su atención. Maddie la miro incrédula

-¡Todos!

Anne se encogió de hombros, encendiendo el auto sin prestar mucha atención a la conversación.

-Yo no.

Y arranco, superando el límite de velocidad que la carretera le indicaba.

Lo que era un viaje de aproximadamente un día, se convirtió en algunas horas. El auto de Marcus era especialmente para altas velocidades, y anne no quería perder el tiempo. En todo el transcurso, la pequeña bruja no perdía la oportunidad de intentar conocer más a fondo a su compañera de viaje. Pero anne se limitó a contestar con monosílabos

No. Si. No. No sé.

En el preciso momento en que detuvo el coche frente a un hotel barato, Maddie abrió la puerta y se tiro de rodillas al piso, elevando sus brazos al cielo.

-¡Gracias a Dios! Creí que no llegaría con vida  con esta lunática manejando.

Anne rodo los ojos y comenzó a bajar las maletas.

-no te escuche quejarte en el camino. Apresúrate pequeño duende, debo encontrar  el camino a Darck Moon antes del anochecer.

-¿Que tienen los cazadores con la velocidad? -se quejó indignada-. Parecería que alguna clase de demonio los posee cuando se encuentran frente a un volante.

La humana soltó una carcajada

-asi a los demonios les gusta las carreras de autos, estas en lo cierto -intentó bromear-. Pero tú no te quedas atrás, aún tengo duda sobre si eres mitad elfo y mitad duende

Maddie bajo su maleta del asiento trasero, mirando de reojo a anne con una mueca. Pero hizo un comentario fuera del tema, ignorando el intento de  insulto de la humana

- No eres como ellos anne, percibo algo diferente en ti que en esa bola de ignorantes.

Eso la dejo confundida. Si la pequeña bruja creía que los cazadores eran seres ignorantes e inferiores. ¿Porque aceptar trabajar para ellos? Se preguntó, más prefirió permanecer en silencio.

Luna | marcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora