➳ Capitulo 24 - Sangre por sangre

228 13 13
                                    

Es increíble como sólo una persona, puede llevarse consigo toda la vida de un hogar. De pronto todo estaba tan vacío. Tan en silencio. De fondo escuchaba el sonido de murmullos, pasando de boca en boca lo que había sucedido. Algunos malinterpretando, y otros coincidiendo en que Sahara había perdido la cabeza.

Anne suspiró con fuerza aún contra el cuello de Marcy, aspirando el mismo aroma corporal que la tenía en calma. Era una mezcla entre arándanos, chocolate, y la frescura del bosque. Como una brisa fresca en un día caluroso: demasiado bueno para ser verdad. Se estremeció por completo cuando sintió la lengua de la chica pasar por su marca, aminorando notablemente el dolor en esta.

Gimió bajo por lo placentero que encontró su cuerpo en esa acción involuntaria, y es que desde que los guardias procedieron a llevarse los cuerpos, Anne estaba sentada en el regazo de su Alpha, llorando contra su pecho, sintiendo las reconfortantes caricias de Marcy, y los susurros a su oído asegurando que todo iría bien.

-No sabes cuánto te extrañé -se lamentó.

Anne notó un tono de culpa en su voz. Marcy cerró los ojos, y una lágrima desendió por su mejilla. Descansó su cabeza contra el hombro de la humana, sintiendo ese alivio que tanto anhelaba
cada noche.

-Yo también te extrañé -admitió la humana.

Y a pesar de que sus ojos estuvieran un poco hinchados, con cabello desordenado y las mejillas sonrosadas: Marcy sabía que no encontraría mujer más hermosa que su Luna.

-Todo es culpa mía -gruñó molesta consigo misma, sobresaltando un poco a su mate que estaba sobre sus piernas, quien la sintió tensarse debajo de ella-. Yo no pudé cuidarte. Soy la peor. No te merezco...

-Esto no es culpa de ninguna de nosotras, Marcy -se apresuró a recalcar, sujetando el rostro de la chica con ambas manos para mantener el contacto visual-. Esto fue planeado por David.
Y ahora él esta muerto.

-Si, pero soy tu Alpha, y...

-Y yo soy tu Luna -sonrió Anne, contagiondo de inmediato a Marcy-. Nos cuidamos mutuamente. Somos un equipo.

Marcy hizo una mueca graciosa, haciendo reír a su
Luna. Definitivamente no fue críada bajo ese concepto, usualmente y aunque suene mal, los estándares eran sobre la fuerza o poder que tenía uno sobre el otro. En cualquier manada se líderaba así, un Alpha con su Luna, sin embargo: está se veía bajo la sombra de su mate. Sin tomar en cuenta el voto.

Incluso esto se puede apreciar con Alejandro y Sinu. Al igual que lo fue con David y Sylvia.

Pero Marcy estaba dispuesta a hacer una excepción en su relación.

-Un equipo -concordó.

-Me alegro tanto de que estés aquí.

Se sorprendió muy gratamente cuando Anne comenzó a desatar miles de besos cortos y repetitivos por todo su rostro. Sin dejar ningún rincón libre de sus labios, hasta atraparlos con los suyos en un beso tierno, mostrando la verdad en sus palabras.

De un momento a otro, Marcy no se contuvo a inhalar con fuerza el exquisito aroma que desprendía aún del cuerpo de Anne. Por lo menos más irresistible para ella. Hizo de ese dulce beso, uno voraz y hambriento. Sus manos se posarón en el trasero de la chica, lo apretó entre sus manos con urgencia, aprovechando el gemido que salió para introducir su lengua en su boca.

-Estas en celo -gruñó entre el beso, comprendiendo la razón de Anne en sentirse tan necesitada de los mimos de su Alpha.

-Eso me dijeron -respondió sin aire, restándole importancia.

Luna | marcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora