CAPÍTULO 1

2.7K 257 78
                                    

—¡¿Vamos a ir?! ¡¿Vamos a ir?! ¡¿Vamos a ir?! ¡¿Vamos a ir?! —pregunta con insistencia, sujetándose infantilmente de los hombros de Kento—. ¡Por favor, di que sí, Nanamin! ¡Es el único favor que te pediré el resto de mi vida!

Nanamin, o más bien Nanami, está sin duda irritado y totalmente molesto por la actitud melodramática que ha adoptado su joven ayudante con la noticia que ha recibido hace apenas unos segundos.

Kento se encontraba tranquilamente sentado frente a su escritorio, disfrutando de la lectura de uno de sus libros favoritos durante su hora libre. Sin embargo, el fantasioso silencio que tanto ansiaba atesorar tras su dura jornada laboral se extinguió cuando la puerta de la biblioteca fue irremediablemente azotada por Itadori Yuuji, su joven y risueño aprendiz.

—No gracias, Yuuji —responde Kento, tras quitarse las gafas de lectura y resoplar con disgusto—. No tengo tiempo para asistir a eventos tan anómalos cuyo único fin es cortejar a los invitados. —Se levanta y se dirige a una de las estanterías para colocar ordenadamente el libro que tomó prestado con anterioridad.

Yuuji hace una mueca con la boca y suspira, desganado. Toma asiento en una de las sillas con cojines de algodón y, airado, hace un mohín con las mejillas sonrosadas.

—Sólo por esta vez, Nanamin —pide el muchacho, juntando las manos y entrecerrando los ojos al unísono—. No hace falta que te cortejen ni nada por el estilo, sólo quiero que vengas conmigo. —Baja la cabeza y su tono de voz se vuelve extrañamente circunspecto—. En realidad —insinúa, alzando sus ojos castaños—, no tenía ni idea de que podía ganar la lotería contra nobles que eran claramente expertos en el juego. Estaba tan sorprendido y emocionado que casi me hago pis en sus caras.

Al escuchar semejante acto de temeridad llevado a cabo por un chico relativamente más joven que él, Kento se gira con el ceño fruncido hacia Yuuji mientras lo escruta con una mirada de enfado.

—¿Apostaste? ¿A tu corta edad? ¿Y contra gente insolente? —pregunta, cruzándose de brazos con decepción—. ¿Y lo que obtuviste como recompensa fueron dos invitaciones de mal gusto a ese maldito baile?

Yuuji se sonroja ligeramente y acaba enderezando la espalda, ajustándose la gargantilla de encaje que Kento le regaló por su decimosexto cumpleaños. Mira a Nanami con ojos implorantes y a la vez centelleantes.

—Sé que lo odias, y también sé que nunca te apetece hablar de los nobles o incluso verlos por tanta insistencia de algunos pueblerinos, pero no tengo a nadie más con quien asistir. —Juguetea nerviosamente con sus manos, enlazándolas como un haz a su espalda—. Además, tuve la gran satisfacción de comprobar la pérdida de altivez de esos burgueses al ganarme sus invitaciones al baile de esta noche. —Ríe con tacto y se rasca la nuca antes de continuar—. Dios, tendrías que haber visto sus caras; estaban tan rojas de rabia que parecían uno de esos tomates que los agricultores suelen cultivar en verano.

Kento lo contempla durante unos segundos de forma neutra, pero, tras unos instantes más, acaba suspirando pesadamente, desviando la mirada hacia un lado, resignado y forzadamente apaciguado.

—¿A qué hora?

—¿Eh?

—¿A qué hora debemos estar allí? —repite Kento, haciendo que Yuuji esboce una sonrisa infantil.

Yuuji ensancha los ojos y estira los brazos en señal de triunfo.

—¡A las siete! —suelta, feliz, abalanzándose sobre Kento y apretándole las entrañas como un acordeón.

Madre mía, musita Kento, agitado, antes de poner los ojos en blanco y devolver con apatía la muestra de cariño a su querido aprendiz.

Madre mía, musita Kento, agitado, antes de poner los ojos en blanco y devolver con apatía la muestra de cariño a su querido aprendiz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi Arrogancia Es Tu Recelo (GoNana/NanaGo) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora