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–Realmente lamento no haberte dicho. –mis palabras eran honestas en éste momento.  –Estaba centrada en un montón de cosas y no quería decirte aún.

–Yo simplemente no puedo creerlo, Lauren. Pienso que ésto es una broma. –la chica que me acompañaba sólo estaba en un estado de shock que ni se movía y su rostro descifraba lo mismo.

–Te confieso que aún sigo sin creerlo, han sido días complicados. –pasé las manos por mi cara suspirando instantáneamente ya harta de tener aquellos pensamientos tóxicos y pesados en mí mente.

–Me duele que no me hayas dicho recién. Ya me parecía confuso no tener alguna noticia de ella éstas últimas semanas, y yo no le escribí porque creía que tenía mucho trabajo...

–Disculpa, Ally, no sé qué decir. –negué levemente con mi rostro ahora con vergüenza. –Pero hay que darle tiempo a ella, esperar, es complicado que esté rodeada de tantas personas, ella ahora está vulnerable.

–Comprendo, me encantaría verla... Sólo mantenme informada, las quiero, me importan y quiero estar para ambas, Lauren. Lo sabes.

–Lo sé, Ally, gracias por siempre ser buena con nosotras. –le regalé una sonrisa ahora intentando que el ambiente fuera más grato.

Y sí me sentí avergonzada por no haber contactado a Ally ni contarle cuando todo ésto sucedió, ella realmente sí era cercana a ambas y nuestra relación amistosa era sana y me hacía bien. A Camila también le hacía bien. Ally era nuestra mejor amiga, al menos la mía, a pesar de yo misma considerarme solitaria. Ally hacía un papel importante en mi camino de vida. Mayormente por ella yo había conocido a la mujer que era mi alma entera y que ahora me había olvidado completamente.

Ahora sólo recordaba cuando aquella mujer me había alentado y ayudado a acercarme más a Camila...

––

Toqué el timbre de aquella casa esperando a que Ally apareciera detrás de la puerta. Ahora estaba algo ansiosa y sentía entusiasmo por hablar y acercarme a la mujer que me había dejado cautivada. Estaba emocionada por ahora conocer un poco su mente y pensamientos.

La mujer más baja que yo apareció detrás de la puerta interrumpiendo mis pensamientos. Le sonreí y acerqué mi rostro al suyo para dejar un beso en una de sus mejillas.

–Vienes hermosa, Lauren. –dijo con picardía.

–¿Opinas que me arreglé demasiado? –para ésta pregunta me importaba su respuesta. Aunque sabía que mi aspecto era muy neutral, no quise verme tan extravagante. Era una ocasión casual y sólo decidí vestirme  con un pantalón negro, un suéter cuello alto también negro y unos botines, y jamás podía faltar mi abrigo negro, y ciertamente mi cabello suelto. Tenía un poco de maquillaje en mí rostro muy sutil y natural. Me gustaba como me veía en éste momento.

–Para nada, estás perfecta. –respondió de manera confortable. –vayamos a tomar algo, Camila está a mitad de camino.

Ambas nos dirigimos a su cocina que en un costado de ésta tenía un mesón de mármol. Me senté en una de las sillas altas que habían.

–Lauren, no sé si te guste pero sólo tengo vodka. –me mostró la botella con el líquido transparente.

–No hay problema, está bien. –sólo dije.

–Estaba cocinando un pollo al horno, espero le guste a ambas. –habló mientras abría la botella y servía en dos vasos aquel licor.

–Estoy avergonzada, te pregunté qué debí traer y nunca me respondiste...

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