-Oye Maia...-susurró una desconocida voz varonil. – Oye Maia...-Volvió a susurrar, oh por dios ¿es que tuve una alocada noche y no recuerdo? - ¡Vamos Maia despierta floja! – Mi cara recibió con fuerza el impacto de la almohada que hasta hace algún segundo esta bajo mi cabeza. -Cielos ¿no puedes esperar?, solo vete ¿acaso buscas que te pague por algo?, cielos hombre no conoces el termino un revolcón y...- sin permitirme seguir hablando de nuevo la almohada fue impactada en mi cabeza.
- ¿De qué hablas mujer loca?, levántate ¿Quién crees que va a limpiar el gallinero?, necesitamos esos huevos para comer, muévete.
- ¿Qué no puedes ir supermercado y...¿huevos?, ¿gallinero?.- Me levante rápidamente recordando que nadie mas puede entrar a mi departamento, y ¿no acaba de caerme hace algunas horas?, al abrir ferozmente los ojos, me di cuenta que tanto la habitación como la persona que estaba delante de mí, eran muy diferentes a lo que conocía como mi hogar, ¿esa vestimenta es...?, ¿por qué viste así?, ¿Quién diablos es él?, que es esta habitación?, ¿Por qué se ve tan vieja y descolorida?, ¿no conocen el color amarillo? No lo mas importante, ¿cómo estoy yo aquí?, miré mis manos nerviosamente mi tez, la textura de mi piel, la figura de mis piernas y manos eran diferentes, e incluso la ropa que llevaba no parecía de hospital ni nada que yo tuviera. Miré al hombre delante mío.
- ¿Quién eres tú?, ¿¡Qué es esta habitación tan fea? - En este momento mi cuerpo había caído de lo que parecía ser una cama vieja, cielos esa almohada es muy dura ¿de qué está hecha?.
- ¿Habitación fea?, si no te gusta deberías trabajar tu misma para obtener dinero y cambiarla, o ¿Por qué no te buscas algún noble que te regale una casa lujosa?, deja de decir estupideces Maia y sal de la cama ahora. - El hombre de cabello rosado y ojos rojizos salió a grandes zancadas de la habitación.
-Esta vez si lo hiciste enojar Maia, ¿por qué estás tan extraña hoy?, oye vamos me toca alimentar a los cerdos, no limpiare también el gallinero así que mueve tu molesto trasero. – Una chica de cabello moca y ojos como el chico, cruzó los brazos frente a su pecho molesta, su vestimenta era tan solo un camisón de un color crema desgastado, espera...es igual al mío.
-Rigel y Anthe tienen razón Maia, si no vas por esos huevos nos quedaremos sin almuerzo hoy, han pasado ya muchas semanas que no sabemos de papá, ni siquiera a mandado dinero para nosotros ¿Dónde se supone que debe estar? - Hablo una chica idéntica a la gruñona anterior, parecían ser gemelas, el chico de antes...
-El chico de antes...su nombre es ¿Rigel? - Las dos chicas se miraron entre si sin entender de que hablaba.-Vayámonos Ofelia los cerdos no se darán de comer solos, ah cierto, Maia llévate contigo a Ariel, dijo que hoy quería ayudarte. – Las dos chicas se acercaron a lo que parecía ser un guarda ropa de madera viejo y desgastado. Olvidándome de ellas me levanté del suelo en un salto y corrí con torpeza frente al espejo que colgaba de la pared, una descarga eléctrica de sensaciones desconocidas invadió cada fibra de mi cuerpo, no si lo conozco es terror y confusión, ¿sorpresa?, pero ¿qué está pasando? Soy...soy - ¡Oh por Dios soy jodidamente hermosa! - grité eufórica revisando al mismo tiempo cada parte de mi cara, una de las chicas la que parecía ser Anthe me lanzo con fuerza un vestido hecho bola.
-Mira eso Ofelia, Maia ahora si se volvió loca, ya sabemos que tu cabello es como el de mamá...demonios ¿era mucho pedir parecernos a mamá? – se quejaba la chica con pucheros mientras quitaba su ropa.
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La extra robo la primera noche del príncipe fantasma
Romantik-Cass...yo.-Miré sus penetrantes y bellos ojos aguamarina. -Si querías parar entonces no me hubieras mostrado tu escena tan obscena y lujuriosa, ¿sabes lo que fue para mi solo ver como disfrutabas de ti misma sola...conmigo en tu mente? ... Saber q...