Una corriente de aire fresco recorría mi expuesto cuerpo provocándome tiritar de frío, la agradable luz intensa que daba la bienvenida al mañana, molestó mis agradables ojos cerrados. Mis piernas pesaban y dolían al mismo tiempo, traté de levantarme usando mis débiles y tembloroso brazo, pero fue inútil, miré detenidamente las marcas echas por la boca de Cass por todo mi cuerpo, ¡cielos! Me alegro que mi vestido sea largo, los chapoteos y graznidos del lago me hicieron percatarme que no estaba en un lugar privado, los patos parecían feliz chapoteando y nadando sin molestarles nuestra presencia, las imágenes de mi alocada noche de ayer llegaron a mi mente como película, reí avergonzada al recordar cada momento viviente, rápidamente y con temor a que alguien nos viera, me giré para levantar a Cass...sin embargo para mis falsas esperanzas me lleve una triste desilusión, nadie se encontraba a mi lado, solo estaba yo sola...desnuda y totalmente sola...mi príncipe me había abandonado...¿me dejo desnuda a la vista de cualquiera?, ha ¿Qué esperabas Maia?...al menos dejó su capa para cubrir mi frio y expuesto cuerpo. ¿Era mi imaginación o los patos parecían mirarme con lastima?
Me levante usando todas las fuerzas que me quedaban, volviéndome a vestir nuevamente con rapidez antes de que alguien se percatara de mi presencia, así la desencantada Maía se puso en marcha regresando por el camino que me trajo aquí, fui burla de algunas personas que me vieron ayer, murmuraban sobre mi desaliñada ropa y las pequeñas hojas y ramitas en mi cabello, a este punto era imposible e innecesario correr, mi cuerpo se sentía tan cansado que lo único que deseaba era descansar, cuando por fin atravesé la puerta que daba la bienvenida a la capital, las voces de la gente cesaron y mi cabeza descanso, solo que a pesar de ello mi corazón no parecía feliz, se sentía herido y desilusionado, ¿Qué esperabas idiota?, Lo sabía muy bien, es mi culpa por no pararlo cuando pude. Es mi culpa creen en los sueños y fantasías, ¿por qué en otro mundo sería diferente?, las personas como yo siempre seremos extras en cualquier historia. Pero es que...por un momento...me sentí especial...me sentí querida.
- ¿Maia? ... ¡Maia! - Al escuchar esa lejana voz conocida, aceleré mi paso sin mirarlo, corrí aun y con todo mi dolor y al estar más cerca de él, nos fundimos en un triste y amargo abrazo.
-Fui una tonta, lo siento...lo siento mucho. -Susurré con lagrimas en mis ojos.
-Soy yo el que lo siente Maia...mierda ¿no sé cómo ser un mejor hermano mayor?, parece que siempre les fallo. - Apreté a Rigel con mas fuerza hacía mí, despreocupada que mis lagrimas pudieran empaparlo.
-Eres el mejor hermano que nunca he tenido Rigel.- Rigel plantó un beso tranquilizador en mi frente, suavemente acariciaba mi cabello, era su forma de decirme que todo estaba bien. Pero el no lo entendía, no entendía todo lo que estaba sintiendo ahora.
-Maia, Cass dijo que iría a buscarte...después de que te fuiste, salí de la taberna preocupado y me lo encontré, dijo que me ayudaría buscarte, pero nunca regreso. -Me dio un ataque de hipo al escuchar ese comentario, ¿qué se supone que debo decir?, ¿no lo vi.?
- ¡Rigel! ¿encontraste a...? - Una Lucía desesperada y ojerosa se detuvo frente a nosotros, me miró asombrada por unos segundos, su pecho subía y bajaba con rapidez como si hubiera corrido una gran distancia, sus lindos y brillantes ojos fueron haciéndose pequeños hasta ser inundando por lágrimas.
- ¿cómo te atreviste a desaparecer de nuevo así?, estaba tan preocupada por ti que pensé que moriría, a tu lado solo me hago cada vez mas vieja, ¿sabes el miedo que sentí al no saber si te había pasado algo?, ¿por qué eres tan egoísta? -Reclamó Lucía con una profunda tristeza. ¿Qué hice para merecer a personas tan buenas junto a mí?, ¿por qué se preocupan por mí?, no soy su Maia, si descubriera que no soy Maia ¿seguirían tratándome igual?, con tanto cariño y amor. Abracé a mí querida y llorona amiga, al sentir su calor me hacía recordar a mi mejor amiga, mierda realmente quiero volver a verla, y ahora para el pobre de Rigel éramos dos chicas chillando desconsoladamente una frente a la otra, reconfortándonos con una brazo sin explicación...sin palabras. Solo dos corazones entendiéndose mutuamente.

ESTÁS LEYENDO
La extra robo la primera noche del príncipe fantasma
Romance-Cass...yo.-Miré sus penetrantes y bellos ojos aguamarina. -Si querías parar entonces no me hubieras mostrado tu escena tan obscena y lujuriosa, ¿sabes lo que fue para mi solo ver como disfrutabas de ti misma sola...conmigo en tu mente? ... Saber q...