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Minho estaba confuso, en un conflicto interior, jamás se había sentido de aquella manera, era la primera vez que esa mezcla de emociones se apoderaba incluso de su energía.

Anhelaba ver a Jisung cruzar por esa puerta, sin embargo, a su vez, no quería verlo. Sentiría su corazón ser aplastado por una piedra, al encontrarse con esa sonrisa, y esos ojos que brillaban al estar juntos. Ahora sabía que no era merecedor de aquello.

No tenía ánimos para volverse humano, incluso si Jisung llegara buscándolo entre ese pequeño departamento, seguiría ahí en la misma posición, tirado en la esquina de la habitación, siendo un felino.

Esas cuatro paredes, dejaron de ser un ambiente acogedor, las maletas de Yongbok en una esquina eran el recuerdo constante de que su fantasía pronto terminaría, y por más que doliera, es lo que estaba destinado a suceder. Algo que nunca debió ocurrir, no tenía predestinado un final feliz.

Quizá Seungmin tenga razón, incluso si sus palabras apuñalaron su pecho y desgarraron su corazón, esa pequeña pizca de verdad en su oración dolía más. Jisung merecía a alguien cuya existencia humana no fuera efímera, que pueda asegurar que estará a su lado hasta su último aliento, no alguien quien no sabía si quiera el límite de su poder, que como tan repentinamente apareció, podría desvanecerse.

Horas pasaron, el único sonido presente era el de su propia respiración. No hubo el característico sonido de la clave de la puerta siendo tecleada, esta siendo abierta, los pasos de Jisung o su melodiosa voz. Solo silencio.

Desconocía su paradero, deseaba que estuviera bien. Después de lo sucedido en aquella calle, temía por su bienestar. El quería estar sólo, así que respetaría su decisión, solo esperaba que tarde que temprano, decidiera buscar el techo de alguno de sus amigos, incluso si no era él, saber que alguien de confianza estaba a su lado, lo tranquilizaría.

Y así fue, Jisung después de todo le notificó que estaba junto a Jeongin esa noche, este mismo buscaba no preocuparlo, pero su sorpresa fue ver que el mensaje ni siquiera fue entregado al pelinaranja, aquel aviso se perdió en el celular sin batería tumbado en la sala del departamento, el cuál Minho había olvidado.

Amaneció, y lo supo cuando un poco de luz se coló por el pequeño espacio entre la puerta y el suelo. No pudo dormir como de costumbre, eso significaba que su energía estaba débil, dudaba si podía mantenerse de pie una vez tomara forma humana.

Tomó el cerrojo de esa puerta con su mano, y observó el amanecer por la ventana de la sala. Se sentía cansado, pero, la calidez de los rayos del sol en su mejilla, fue la única sensación que le recordó que estaba vivo, porque por dentro, se sentía vacío, simplemente un cascarón que además estaba a punto de romperse. Le era identificar sensaciones humanas aún, conocía la tristeza, pero aseguraba que lo que sentía era más que ello, era frustrante no poder identificar sus emociones, sólo podía describir lo que experimentaba, como sentir que caes al vacío, sin saber en que momento tocarás el suelo, sólo seguir cayendo y cayendo.

Se dirigió a la cocina, buscando algo de alimento, quizá así se llenaría un mínimo espacio del vacío en su interior. Aunque la falta de sueño, y su debilidad era un obstáculo, levantar un vaso de agua era imposible con sus manos temblando, su fuerza era nula, partir una fruta era complicado. Se sentía inútil.

Soltó un suspiro cansado, ¿debería rendirse y tomar una lata de atún de la alacena?

Entonces, cuando su mano sostuvo la manija de aquel mueble, un ruido en la entrada le hizo voltear en esa dirección. Jisung abría la puerta con una enorme sonrisa, sostenía una bolsa en su mano, y por sus acciones, pudo ver lo contento que estaba. Actitud que contrarrestaba con la de la noche anterior.

❛ Meow! ❜ ─MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora