"¿Me amarás incluso sabiendo que no soy humano?"
Jisung, un chico universitario con el corazón herido, en busca de un roommate. Minho, el gato que su vecina le pidió cuidar mientras no estaba en casa, con extraños poderes, que le permitían converti...
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⚠️: Trastornos mentales.
Les recuerdo que es ficción. Soy técnico en enfermería, no soy un profesional en salud mental, sin embargo, hice un esfuerzo en investigar sobre el tema mencionado a continuación para poder escribir este capítulo. Lo siento si no puedo explicar todo con detalle, no soy experta en el tema :(
Les pido que si se identifican con los síntomas del personaje, no se autodiagnostiquen.
Recuerden que ir al psicólogo-psiquiatra, es completamente normal. La definición de salud involucra el bienestar físico, mental y social, así que la salud mental es importante para estar bien 💖
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Jeongin había empezado su terapia con una psicóloga de lo más amable. Si bien le costó un poco abrirse, esta logró crear un ambiente ameno donde el menor se sintiera cómodo de hablar. Fue efectivo ya que después de todo lo explicado por el menor pudo darle un diagnóstico.
Hyunjin sabía que su novio llevaba unos cuantos días acudiendo a sus citas con la psicóloga, pero se había conservado en silencio en cuanto al tema. Consideraba que no debía presionarlo a contarle, pero la preocupación lo consumía.
Yang le repitió un par de veces que todo estaba bien, solo que necesitaba un poco de tiempo para analizar correctamente la información alrededor de su diagnóstico y después le explicaría a detalle. Eso lo calmó por un rato.
Sin embargo, al llegar el fin de semana, tenían planeado ir por un helado a una heladería cerca del parque junto al que vivían. Hyunjin fue a buscar al menor por la tarde como acordaron, pero al tocar la puerta de su departamento, se asustó al ver a Jeongin pálido, sin color.
—Hyunjin ¿crees que podemos ir otro día por el helado?, no me siento bien. —lo miró apenas a los ojos, estaba un tanto mareado.
—Créeme que el helado es lo que menos me importa ahora. —cerró la puerta tras él y se acercó al menor tomando una de sus manos —¿Qué sientes?, ¿Necesitas algún medicamento?, te ves mareado, vamos a tu habitación para que te recuestes. —ni siquiera lo dejó responder cuando ya lo estaba llevando hacia su cama.
