❝ GOJOHIME ; 𝗦𝘂𝗱𝗻𝗼 (Судно) ❞

Песни, которые никогда не были спеты

5 de Enero de 1995
Norilsk, Rusia.

Иногда я хотел бы увидеть твое лицо, я хотел бы встретиться с тобой
папа говорит, что однажды он приведет тебя с нами.  .  .но тогда где ты мама?

[ A veces me gustaría ver tu cara, me gustaría conocerte, papá dice que algún dia el te traerá con nosotros. . .pero entonces ¿Dónde estas mamá? ]

24 de Febrero de 1990
Kioto, Japón.

La joven de orbes como el chocolate dirigió su vista hacia aquella mujer, sintiendo un dolor en su pecho y sintiendo contracciones en su vientre.

Necesitaba levantarse y correr por el bien de aquél ser que reposaba en su cuerpo.

── Mamá. ── La llamo con una voz tan miserable, que Yoshiko sintio que su corazón se detenía. ── No lo hagas. . .no lastimes a mi bebé. ──

Y en el momento en que solto esas palabras simplemente sonrió con agotamiento, como si le hablara desde el fondo de su corazón, como si pudiera abrazarla en el silenció.

Fue ese día. . .el día en el que la mujer del templó Iori lloro.

La lider de las Mikos gritaba en la impotencia, sintiendo una maldita piedra en su espalda, todos esos sentimientos tan pesados que sentía por su pequeña, se estaban reflejando en ese momento.

Las jóvenes aprendices vieron con incredulidad a la mujer del lider derramar un mar de lágrimas mientras abrazaba a su hija.

Yoshiko siempre se caracterizó por tener un semblante que era casi piedra, alguién cuyo temple parecía ser de acero y sin duda una figura que imponían respeto y autoridad en todo sentido.

Y a hora estaba hecha un maldito desastre, sintiendo sus mejillas inundarse en las lágrimas más honestas y el como sus brazos temblaban.

── No, no voy a hacerlo. ──

Se admitió ella en una derrota emocional dedicándole los ojos más amorosos a su hija.

Vincent únicamente estaba en un estado de confusión por aquello, mientras apreciaba la imagen de esas dos mujeres abrazándose en la solidaridad más pura, mientras el otro par de chicas las miraban con la pura sorpresa, sin duda, alguién le debía muchas explicaciones.

Pero en un instante sintió los ojos pesados de quién era su "suegra" mirándolo con una enorme seriedad en esos ojos como el oro y el maquillaje tradicional manchando su cara en la más pura devastación.

Aquél día.

La regla más sagrada de aquel credo divino se habían roto en todo sentido.